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Voto de Chris Jiménez:
8
7,4
34.709
Drama. Intriga
Texas, año 1963. Butch Haynes (Kevin Costner) es un peligroso e inteligente asesino que se ha escapado de la cárcel en compañía de otro preso. Durante la huida ambos se ven obligados a tomar como rehén al joven Philip (T.J. Lowther), un niño de ocho años que vive con su devota madre, Testigo de Jehová, y sus dos hermanas. El Ranger Red Garnett (Clint Eastwood) y una criminóloga (Laura Dern) irán sobre la pista de los fugados, al tiempo ... [+]
26 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el mundo que Robert y Philip intentan alcanzar durante todo el viaje. Uno, un inteligente criminal con rumbo a Alaska en busca de la tierra prometida; el otro, un niño que aún no comprende bien la vida y que sólo desea tener una existencia mejor.
Ambos protagonistas de uno de los más notables dramas de los años '90, llevado con mano maestra por Clint Eastwood.
En 1.992, el director, que iba camino de convertirse en los más grandes cineastas de su generación, logró insuflar vida con "Sin Perdón" a uno de los géneros más olvidados del celuloide, el "western", género con el que él mismo empezó a convertirse en estrella; el caso es que la película, la cual hoy permanece como una de las joyas del cine del Oeste, fue un bombazo, llevándose el aplauso tanto de público como de crítica y siendo galardonada en los Oscar.
Después de eso decidió tomarse un descanso y ponerse a las órdenes del teutón Wolfgang Petersen en otro gran "thriller" que resultó un éxito de taquilla, "En la Línea de Fuego"; fue entonces, en mitad de aquel proyecto, cuando le llegó el guión de John Lee Hancock, un guión que le fascinó y donde vio la oportunidad de poder dirigir tranquilamente sin tener que actuar. Aunque al final Kevin Costner, cuya carrera estaba cada vez más en alza en aquel momento (y es que aún no le había dado al hombre por las aventuras de corte post-apocalíptico...), sugirió que Eastwood quedaría de miedo haciendo del ranger Garnett.
Este viaje a través de las carreteras solitarias del Estado de Texas se inicia en 1.963, cuando Robert Haynes y Terry Pugh consiguen fugarse hábilmente de la prisión de Huntsville; el plan es que cada uno se vaya por su lado, pero esa huida se complica inesperadamente cuando Pugh asalta el hogar de una devota de Jehová, obligando a Robert a llevarse al hijo de ocho años de ésta, Philip, como rehén para poder escapar. El encargado de detenerlos será el rudo ranger Red Garnett, quien ya cruzó sus caminos con Haynes tiempo atrás, junto a la atractiva y sagaz criminóloga Sally Gerber y un agente del F.B.I. no demasiado simpático.
Tras tener que librarse de Pugh, el compañero de éste y el pequeño Philip prosiguen la marcha, y en el camino estrecharán lazos hasta nacer entre ellos lo más parecido a una gran amistad, ya que los dos tampoco son tan diferentes, como cree Robert. Justos emprenderán no sólo una huida al margen de la ley, sino una peripecia de descubrimiento vital con una idea muy clara en mente: experimentar esa sensación de libertad que ambos desean con tanto anhelo, a pesar de lo despiadado y cínico del mundo en el que viven.
Tirando de una premisa la mar de sencilla y bastante similar a la de otros dramas dirigidos por él, como "Bronco Billy" o "El Aventurero de Medianoche", las cuales presentaban a personajes que, a través de un viaje, van descubriéndose a sí mismos y alcanzando una especie de redención, Clint Eastwood vuelve a demostrar que en los terrenos del drama se mueve como pez en el agua. Humana e intimista, "Un Mundo Perfecto" empieza casi como un "thriller" policíaco y sigue como tal hasta que vemos que lo importante no es la cacería del ranger y los suyos, sino la relación que se establece entre el secuestrador y el rehén, una relación basada, pese al trágico hecho, en una profunda comprensión y confidencialidad que estos dos seres humanos nunca encontraron en sus respectivas vidas.
Quizás el largo metraje provoca que el ritmo descienda en ocasiones, volviéndose irregular cuando se dan esos breves momentos dentro de la caravana (aunque luego sabemos que algo de importancia tienen), no obstante el film coge la suficiente fuerza en los últimos 38 minutos para que suspiremos aliviados, porque el viaje ha merecido, efectivamente, la pena. 38 minutos magistrales que empiezan en la casa de Mack cuando el lado oscuro de Haynes se libera, tornándose la atmósfera lo más tenebrosa posible; un giro, desde luego, impecable y, a todos los efectos, necesario.
El sr. Costner vuelve a interpretar al tipo de personaje que tanto le gusta: a pesar de ser un criminal y un asesino, acaba cayéndonos en gracia y sabemos que le vamos a echar de menos cuando se vaya; hay que decir que aquí el buen hombre logra una de sus mejores actuaciones. Le sigue el pequeño T.J. Lowther, buenísimo en su debut cinematográfico, una correcta Laura Dern que no abandona sus papeles de mujer fuerte y un Eastwood impagable repitiendo por enésima vez su papel de tipo duro respetuoso con la ley.
Emocionante y siniestra "road movie", violenta y divertida, desgarradora y llena de esperanza y con un final inolvidable. No estará entre mis favoritas del director, pero por méritos propios merece figurar entre sus más logrados trabajos.
Ambos protagonistas de uno de los más notables dramas de los años '90, llevado con mano maestra por Clint Eastwood.
En 1.992, el director, que iba camino de convertirse en los más grandes cineastas de su generación, logró insuflar vida con "Sin Perdón" a uno de los géneros más olvidados del celuloide, el "western", género con el que él mismo empezó a convertirse en estrella; el caso es que la película, la cual hoy permanece como una de las joyas del cine del Oeste, fue un bombazo, llevándose el aplauso tanto de público como de crítica y siendo galardonada en los Oscar.
Después de eso decidió tomarse un descanso y ponerse a las órdenes del teutón Wolfgang Petersen en otro gran "thriller" que resultó un éxito de taquilla, "En la Línea de Fuego"; fue entonces, en mitad de aquel proyecto, cuando le llegó el guión de John Lee Hancock, un guión que le fascinó y donde vio la oportunidad de poder dirigir tranquilamente sin tener que actuar. Aunque al final Kevin Costner, cuya carrera estaba cada vez más en alza en aquel momento (y es que aún no le había dado al hombre por las aventuras de corte post-apocalíptico...), sugirió que Eastwood quedaría de miedo haciendo del ranger Garnett.
Este viaje a través de las carreteras solitarias del Estado de Texas se inicia en 1.963, cuando Robert Haynes y Terry Pugh consiguen fugarse hábilmente de la prisión de Huntsville; el plan es que cada uno se vaya por su lado, pero esa huida se complica inesperadamente cuando Pugh asalta el hogar de una devota de Jehová, obligando a Robert a llevarse al hijo de ocho años de ésta, Philip, como rehén para poder escapar. El encargado de detenerlos será el rudo ranger Red Garnett, quien ya cruzó sus caminos con Haynes tiempo atrás, junto a la atractiva y sagaz criminóloga Sally Gerber y un agente del F.B.I. no demasiado simpático.
Tras tener que librarse de Pugh, el compañero de éste y el pequeño Philip prosiguen la marcha, y en el camino estrecharán lazos hasta nacer entre ellos lo más parecido a una gran amistad, ya que los dos tampoco son tan diferentes, como cree Robert. Justos emprenderán no sólo una huida al margen de la ley, sino una peripecia de descubrimiento vital con una idea muy clara en mente: experimentar esa sensación de libertad que ambos desean con tanto anhelo, a pesar de lo despiadado y cínico del mundo en el que viven.
Tirando de una premisa la mar de sencilla y bastante similar a la de otros dramas dirigidos por él, como "Bronco Billy" o "El Aventurero de Medianoche", las cuales presentaban a personajes que, a través de un viaje, van descubriéndose a sí mismos y alcanzando una especie de redención, Clint Eastwood vuelve a demostrar que en los terrenos del drama se mueve como pez en el agua. Humana e intimista, "Un Mundo Perfecto" empieza casi como un "thriller" policíaco y sigue como tal hasta que vemos que lo importante no es la cacería del ranger y los suyos, sino la relación que se establece entre el secuestrador y el rehén, una relación basada, pese al trágico hecho, en una profunda comprensión y confidencialidad que estos dos seres humanos nunca encontraron en sus respectivas vidas.
Quizás el largo metraje provoca que el ritmo descienda en ocasiones, volviéndose irregular cuando se dan esos breves momentos dentro de la caravana (aunque luego sabemos que algo de importancia tienen), no obstante el film coge la suficiente fuerza en los últimos 38 minutos para que suspiremos aliviados, porque el viaje ha merecido, efectivamente, la pena. 38 minutos magistrales que empiezan en la casa de Mack cuando el lado oscuro de Haynes se libera, tornándose la atmósfera lo más tenebrosa posible; un giro, desde luego, impecable y, a todos los efectos, necesario.
El sr. Costner vuelve a interpretar al tipo de personaje que tanto le gusta: a pesar de ser un criminal y un asesino, acaba cayéndonos en gracia y sabemos que le vamos a echar de menos cuando se vaya; hay que decir que aquí el buen hombre logra una de sus mejores actuaciones. Le sigue el pequeño T.J. Lowther, buenísimo en su debut cinematográfico, una correcta Laura Dern que no abandona sus papeles de mujer fuerte y un Eastwood impagable repitiendo por enésima vez su papel de tipo duro respetuoso con la ley.
Emocionante y siniestra "road movie", violenta y divertida, desgarradora y llena de esperanza y con un final inolvidable. No estará entre mis favoritas del director, pero por méritos propios merece figurar entre sus más logrados trabajos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tras escapar de la cárcel, Butch y Terry llegan a una pequeña ciudad que aún duerme; el segundo entra en la única casa iluminada, empuja a una mujer y golpea a su hijo pequeño Phillip.
Butch reaparece y golpea, a su vez, a su compañero, que suelta la pistola. Entonces se gira hacia el niño y justo ahí se abre un breve paréntesis en el corazón de la secuencia; estamos ante el verdadero comienzo de "Un Mundo Perfecto":
El hombre se agacha poniéndose a la altura del chico y le pide que recoja el arma por él; la puesta en escena aísla al hombre y al niño, unidos por el espacio del pasillo y su "línea de fuga", separados de la madre y de Terry y mantenidos a distancia en contracampos separados. De entrada Butch anula el traumatismo de la intrusión al repetirla en su forma "lúdica", y al proponer a Phillip que coja el revólver y le apunte diciendo "¡Arriba las manos!", da al niño la ocasión de vengarse, de hacer de hombre de esa casa sin padre; el arma se transforma de repente en juguete y el momento presente en un juego de niños.
La música de Niehaus y el encuadre de Eastwood acompañan el hermoso movimiento naciente; un dibujo aparece en la pared, detrás de Phillip, indicando el "deslizamiento" hacia otro mundo. Así, Butch trata de cubrir y borrar el shock del niño convirtiendo el revólver en pistola de juguete; un espacio restaurado y el mundo de la infancia recreado por un padre caído del Cielo. Cuando Phillip murmura "Arriba las manos" la cara del otro se ilumina por este logro mientras, en el contracampo, el niño esboza una tímida sonrisa de orgullo recobrado. De repente...un mundo perfecto.
Butch, pues es su belleza y locura, sólo sueña con reparar infancias, la del niño y la suya por procuración y contagio; reparar pasados dolorosos, cerrar las heridas abiertas por la violencia de los hombres, la cual conoce demasiado bien, una violencia que le viene de la infancia y la tiene en la sangre. Mitad padre ideal, mitad monstruo enigmático, Phillip recibirá a partes iguales el Bien y el Mal de este hombre providencial.
Pero...¿qué es lo que en realidad se pone en juego? El juego del revólver, si tiene la virtud de "desarmar" la violencia inaugural, también tiene la fuerza de una increíble premeditación o repetición que le viene a Butch de un saber inconsciente sobre la violencia realmente interminable, eternamente transmisible. Juego de roles en que Phillip ocupará al final el lugar del otro matando a su nuevo padre, quien, con su misma edad, también había asesinado a un hombre...
Comprendemos de este modo la estructura en bucle de la película, empezando por el final y terminando por el principio.
No hay nada que hacer, la repetición ahoga la huida, del mismo modo en que no hay mundo perfecto que dure porque la violencia reina, y de modo implacable.
Butch reaparece y golpea, a su vez, a su compañero, que suelta la pistola. Entonces se gira hacia el niño y justo ahí se abre un breve paréntesis en el corazón de la secuencia; estamos ante el verdadero comienzo de "Un Mundo Perfecto":
El hombre se agacha poniéndose a la altura del chico y le pide que recoja el arma por él; la puesta en escena aísla al hombre y al niño, unidos por el espacio del pasillo y su "línea de fuga", separados de la madre y de Terry y mantenidos a distancia en contracampos separados. De entrada Butch anula el traumatismo de la intrusión al repetirla en su forma "lúdica", y al proponer a Phillip que coja el revólver y le apunte diciendo "¡Arriba las manos!", da al niño la ocasión de vengarse, de hacer de hombre de esa casa sin padre; el arma se transforma de repente en juguete y el momento presente en un juego de niños.
La música de Niehaus y el encuadre de Eastwood acompañan el hermoso movimiento naciente; un dibujo aparece en la pared, detrás de Phillip, indicando el "deslizamiento" hacia otro mundo. Así, Butch trata de cubrir y borrar el shock del niño convirtiendo el revólver en pistola de juguete; un espacio restaurado y el mundo de la infancia recreado por un padre caído del Cielo. Cuando Phillip murmura "Arriba las manos" la cara del otro se ilumina por este logro mientras, en el contracampo, el niño esboza una tímida sonrisa de orgullo recobrado. De repente...un mundo perfecto.
Butch, pues es su belleza y locura, sólo sueña con reparar infancias, la del niño y la suya por procuración y contagio; reparar pasados dolorosos, cerrar las heridas abiertas por la violencia de los hombres, la cual conoce demasiado bien, una violencia que le viene de la infancia y la tiene en la sangre. Mitad padre ideal, mitad monstruo enigmático, Phillip recibirá a partes iguales el Bien y el Mal de este hombre providencial.
Pero...¿qué es lo que en realidad se pone en juego? El juego del revólver, si tiene la virtud de "desarmar" la violencia inaugural, también tiene la fuerza de una increíble premeditación o repetición que le viene a Butch de un saber inconsciente sobre la violencia realmente interminable, eternamente transmisible. Juego de roles en que Phillip ocupará al final el lugar del otro matando a su nuevo padre, quien, con su misma edad, también había asesinado a un hombre...
Comprendemos de este modo la estructura en bucle de la película, empezando por el final y terminando por el principio.
No hay nada que hacer, la repetición ahoga la huida, del mismo modo en que no hay mundo perfecto que dure porque la violencia reina, y de modo implacable.