Año 2010, se estrena "Matar a un Ruiseñor" con uno de los grandes actores del momento, Gregory Peck. Asisto a la sala y me dispongo a ver la película. Después de algunos anuncios comerciales al fin comienza la cinta en cuestión. Pasan 2 horas. Veredicto, ni mala ni buena. Salgo del cine y tiro en el bote de basura la bolsa de palomitas que devoré durante la proyección. Mientras voy a los sanitarios pienso, "me quedo con la actuación de Peck y también con la de los niños pero", mastico más la idea, "no me merece en sí mayor trascendencia el filme". Más adelante me entero de que la película sólo permaneció en cartelera una semana.

Lo que quiero decir con el párrafo anterior, si lo captaron, es que esta película de 1962 no sería nada en 2010. Definitivamente sobrevalorada.