Esta cinta que mezcla live action con animación supuso el canto del cisne de la compañía Warner Bros. Feature Animation tras los fracasos financieros de Quest for Camelot, The Iron Giant y Osmosis Jones, y de paso vino a confirmar que la animación 2D no estaba pasando por su mejor momento con la presencia del CGI: de los 80 millones de dolares que costó, apenas recuperó 68 millones de estos, y llegó a poner en duda la continuidad de los Looney Tunes en el medio audiovisual. Curiosamente con el tiempo, pese a no ponerla como una gran película, muchos fans de los Looney opinan que es mucho mejor que Space Jam, y en cierto modo, supuso un digno intento de volver a la esencia de los cortos originales por parte de Joe Dante.

Lo malo es que eso no fue suficiente para que esté a la altura de las expectativas. No es mala, pero me resulta difícil pillarle el punto a su absurdo argumento, y tanto los actores reales como sus gracietas no me han gustado.

Así que en resulta algo decepcionante, sobre todo teniendo en cuenta que ese mismo año salió la maravillosa serie animada de Duck Dodgers, que sabía respetar de forma concisa y eficaz la esencia de los Looney originales mucho mejor que esta. Pero el ritmo sin descanso, la animación de los personajes y el humor de estos la hacen entretenida.