Mal que me pese, otra película española que no es creíble. Creo que nos confundimos al querer hacer lo que se hace en el cine de los países influyentes y que otras formas de hacerlo (otros países, otras culturas) tienen un hueco residual, por no hablar de que consumimos mayoritariamente cine doblado. Es decir, en lugar de representar nuestro carácter y forma de ser y hablar, queremos llegar a determinados altos comportamientos e impactos y el resultado es, con todos los respetos, una flipadura.

Creo que se puede hacer muchas clases de cine, cosas inverosímiles, exageradas, desacertadas,...pero lo principal es que sea creíble y esa es una de las principales asignaturas pendientes de nuestro cine. La otra y exceptuando algunos casos, la interpretación y es que da la impresión que los actores y actrices salen de un mismo molde en el que no se trabajan los matices y sí la exageración y la hiperactuación.Por último no suele haber un fondo, una reflexión y mucho menos se exponen temas incómodos, atrevidos o politicamente incorrectos. Una pena!!

En celda 211 se pretenden mostrar las injusticias que pasan los presos, pero no hay ninguna reflexión de peso (bueno si, hay un trasfondo, pero bastante de derechas digamos), ni un dibujo mínimamente fehaciente de las cárceles españolas, todo se apuesta a la acción, el lucimiento o el impacto. Se representa la corrupción de una forma muy plana. Se cuelan chorradas y situaciones vergonzosas son demasiado seguidas. Quizas, si todo esto fuese creíble podría haber sido una pelicula con la que disfrutase, con los gallegos Tosar y Zahera haciendo buenos papeles, pero todo lo demás es tan pobre (llevándose la palma el protagonista) que personalmente y sin querer faltar como en mi anterior crítica, hacen de ésta una película que no transmite nada, muy poco útil.

Algunos ejemplos que no desvelan nada importante de la trama: