Después del fracaso de "Panorama para matar", en la que Moore estaba más preocupado de que no se le vieran sus arrugas a que su Bond se pareciera mínimamente al Bond de Connnery, los productores decidieron que era el momento de volver a los orígenes del personaje, con un 007 más duro pero, a la vez, más humano y creíble. Un Bond que combinase a la perfección la dureza de Connery con el glamour y la ironía de Moore. En definitiva, un mejor actor para el personaje. Para ello, contrataron al actor de teatro galés Timothy Dalton, el cual estuvo soberbio en la primera "007 alta tensión", pero muy tibio en la segunda y última "Licencia para matar" (de la que lo más reseñable es la presencia de la ex de Richard Gere , la ligeramente estrábica Carey Lowell). Después del breve paréntesis de Dalton, los productores pudieron recuperar un viejo sueño: contratar nada más y nada menos que a Pierce Brosnan, a quien ya habían querido para el papel tiempo antes, pero que no habían podido contar con él por tener entonces contrato en la serie "Remington Steele".

La primera de Brosnan ("Goldeneye") fue un acierto, en todos los sentidos. La segunda ("El mañana nunca muere") supuso, a pesar de aciertos puntuales, una pequeña decepción a juicio de este crítico. A continuación expongo los motivos:

- La película debía haberse llamado "El mañana nunca miente", en clara referencia al argumento del film, en el que el diario "Tomorrow" se inventa y crea conflictos entre países para provocar guerras y así vender sus noticias en exclusiva. Pero tras un error de escritura, cambiaron miente ("lies", en inglés) por muere ("dies"). Esto convenció a los productores para cambiar el título, ya que, según ellos, tenía una carga más dramática y evocadora. En cambio, a mi juicio, al cambiar el "miente" por "muere", el título de la película deja de tener sentido alguno y deja de relacionarse con la trama.

- La escena precréditos del mercado negro de misiles y armas en plena montaña de Siberia (en realidad se rodó en los Pirineos) es muy floja, y bastante menos espectacular que la de la anterior "Goldeneye". Otro punto negativo.

- Brosnan está muy bien: ha cogido los ademanes al personaje y se muestra elegante, simpático, caradura y sofisticado. Sin duda, es la mejor noticia del film. Teri Hatcher (que estaba embarazada cuando se rodó el film), no es mala actriz, pero sus medidas y su belleza están muy lejos de las anteriores Isabella Scorupco y Famke Janssen. Jonathan Pryce le da clase y cierta locura al personaje de dueño de periódico megalómano (¿no os recuerda a alguien?). Gotz Otto es también otro acierto: su presencia es amenazante en todo momento y, sin duda, es el lugarteniente perfecto para el malo (recuerda mucho al guardaespaldas de Kamal Kan en "Octopussy"). La que no me pareció un acierto como chica Bond es Michelle Yeoh, pues aunque nadie duda de sus capacidades atléticas y su estado de forma, no alcanza los niveles mínimos de belleza que debería tener toda chica Bond.

- La película abusa, a mi juicio, de las escenas de acción, en demérito del guión, que no es malo del todo.

- Los diálogos sí son ingeniosos: "Estoy en Oxford, practicando lenguas, dándole un repaso a la danesa" (Bond en la cama con una profesora danesa). "Aún duermes con la pistola bajo la almohada?" (frase con doble sentido en el primer encuentro entre Hatcher y Brosnan) .

- Algunos gadgets están bien: el misil taladro, el Bmw conducido con mando a distancia, el teléfono móvil un Ericsson R380 multiusos, con una gran cantidad de herramientas. Sirve, por ejemplo, como lector de huellas digitales, como sistema de seguridad de 20 mil voltios o como control remoto de un BMW 73.

Lo mejor: Brosnan en el papel de 007. La escena de amor entre Brosnan y Hatcher en el hotel de Hamburgo, y el plano en lencería mostrando la espalda de la Hatcher. La persecución en moto por las calles y tejados del pueblo chino. El salto desde el rascacielos de Brosnan y Yeoh.
Lo peor: Bond ha dejado el Aston Martin y se ha pasado a BMW (coche y moto).

Le doy un 6 porque la película entretiene y sólo aburre a ratos.