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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Bélico. Drama Irlanda, 1920. Dos hermanos se alistan en la guerrilla para combatir contra las tropas británicas que intentan impedir la independencia de Irlanda. El amor por su país hace que Damien (Cillian Murphy) abandone su prometedora carrera de médico y se una a su hermano Teddy (Pádraic Delaney) en la lucha por la libertad. Tras sufrir varias derrotas y un escalofriante número de bajas, el Gobierno Británico decide pactar con los rebeldes. Pero ... [+]
22 de julio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras transcurría la I Guerra Mundial, en 1916 los diversos grupos republicanos de Irlanda iniciaron un levantamiento contra el Reino Unido, al que se conoció como, El Alzamiento de Pascua, el cual fue algo así como el primer atizador que agitó los vientos de la independencia. Luego, el amplio triunfo del Sinn Fein (partido republicano de izquierda) durante las elecciones generales de 1918 (donde lograron el 63% de los escaños), les permitió realizar una asamblea plena donde declararon la independencia de Irlanda, hecho que, de inmediato, fue rechazado por Inglaterra y declarado ilegal. Uno de los grupos republicanos (Los Voluntarios Irlandeses) se transforma entonces en el IRA... y al año siguiente, comenzará la cruenta guerra anglo-irlandesa, en la que el ejército inglés con sus bárbaros, “black and tans” (así llamados por sus uniformes negro y caqui), demostró la brutalidad y sevicia de que son capaces los imperios.

Éstos hechos los ilustra, con gran rigor y vehemencia, el director Ken Loach, en su relevante filme, <<EL VIENTO QUE AGITA LA CEBADA>> (título tomado de una balada irlandesa de, Robert Dwyer Joyce, escrita en el siglo XIX), al cual, por decisión unánime del jurado del Festival de Cannes, que lo consideró, “un excelente reflejo de la compasión, la esperanza, los lazos afectivos y la solidaridad”, le fue concedida la Palma de oro.

Con soberbias imágenes del habitual colaborador de Loach, el cinematografista Barry Ackroyd, quien aquí se supera apreciablemente, Loach consigue un impactante filme político y un drama de primera línea, en el que, dos hermanos irlandeses, Damian y Teddy O’Donovan, siguiendo el camino de la lucha por la libertad de Irlanda, compartirán sufrimientos, torturas, abusos, pérdida de amigos y seres queridos... hasta que quizás llegue el día en que cada uno verá las cosas de manera diferente.

Buscando la mayor objetividad posible, Loach se empeña en que los personajes centrales no luzcan idealizados, y entonces los muestra con contradicciones, obstinaciones, tomando decisiones no siempre acertadas… e incluso queriendo jugar a la ley del ojo por ojo, igualándose casi con sus enemigos. El guion de Paul Laverty (8° que consecutivamente escribe para Loach), aunque quizás se excede un poco en las acciones físicas, logra contener excelentes momentos donde las relaciones interpersonales entre camaradas, amigos y familiares, se convierten en algo más relevante que los infames hechos de guerra.

Siempre lucirá justa la lucha por la independencia de cualquier país invadido, pues, por bien que lo hagan los colonizadores para elevar el nivel de vida de los nativos (apreciable, en los mejores casos históricos, en capacidad adquisitiva), la tendencia es a privilegiar a los suyos, queriendo aprovecharse, siempre y abusivamente, de la inferioridad de poder de los colonizados. La historia lo ha demostrado: los invasores jamás son gente digna.

Bien por Ken Loach, pues, atreverse a contar la cruel verdad, así le toque lucir como apátrida o disidente para los sectores más reaccionarios de su país, es de valientes; pero quienes así lo juzgan no comprenden que, denunciar los errores del pasado, alienta el deseo de prevenir que vuelvan a repetirse en el presente… porque, por genética y formación, las nuevas generaciones suelen heredar algunos vicios del pasado, y es obligación de toda sociedad progresista, hacer lo posible para que la barbarie no vuelva a tener lugar en ningún territorio del mundo.

¡Por qué es tan difícil ver al otro como un hermano si, únicamente con tratarle bien, hallarás paz en tu corazón!

Título para Latinoamérica: EL VIENTO QUE ACARICIA EL PRADO
Luis Guillermo Cardona
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