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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Aventuras. Drama Karamakate fue en su día un poderoso chamán del Amazonas; es el último superviviente de su pueblo y vive en lo más profundo de la selva. Lleva años en total soledad, que lo han convertido en "chullachaqui", una cáscara vacía de hombre, privado de emociones y recuerdos. Pero su solitaria vida da un vuelco el día en que a su remota guarida llega Evan, un etnobotánico norteamericano en busca de la yakruna, una poderosa planta oculta, capaz ... [+]
27 de febrero de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luego de haber apreciado, concienzudamente, los tres largometrajes que ha realizado hasta la fecha (“La sombra del caminante”, “Los viajes del viento” y “EL ABRAZO DE LA SERPIENTE”), puedo decirlo con claridad: Ciro Guerra es un Artista. Conformando una suerte de trilogía que yo llamaría “Travesías en busca de sí mismo”, pues, en la primera, es un par de marginados el que se junta para ir de un lugar a otro con la esperanza de redimirse. En “Los viajes del viento”, un hostil acordeonista recorre un largo camino junto a un muchacho en busca de un maestro que espera le quite lo que él considera una maldición. Y en “EL ABRAZO DE LA SERPIENTE”, un etnólogo y un etnobotánico, uno en el pasado (comienzos del siglo XX) y el otro en los años 1940, buscan adquirir los conocimientos culturales y medicinales de las tribus que habitaban en el territorio amazónico, teniendo ambos una fuerte y aleccionadora relación con un indígena de particular sabiduría.

En cada película, el director escudriña en el alma de los hombres, los relaciona estrechamente con el mundo y con sus próximos, y lo que, en principio, resulta hostil e incompatible, va cediendo a una luz (de identificación y de trascendental encuentro) que pugna por hacer su entrada a través del menor resquicio. En este nivel, los tres filmes son espirituales, profundos y consiguen ir muchos metros adentro de la superficie.

Dos científicos, el alemán Theodor Koch-Grünberg (1872-1924) y el estadounidense Richard Evans Schultes (1915-2001) uno de los primeros que denunciara ante el mundo el irresponsable arrasamiento de la selva amazónica y el exterminio de las culturas aborígenes, son la fuente de libre inspiración que asumió Guerra para el guión que él mismo escribiera junto a Jacques Toulemonde.

Como en “Seminole”, “The outlaw Josey Wales”, “Dances with wolves” y otros filmes dignos de recordar, también en “EL ABRAZO DE LA SERPIENTE” será un nativo, Karamakate, quien se convertirá para el hombre blanco en un preclaro ejemplo de respeto por la naturaleza, de compromiso con la vida y entendimiento espiritual. Y el filme, en pleno, funcionará como un sólido alegato contra los hechos de ayer ¡y de hoy!, en los que el hombre enfermo de egoísmo y ambición, destruye la naturaleza, abusa de los aborígenes y contribuye a su exterminio. Particular hincapié, el que se hace contra la nefasta labor que han cumplido ciertas misiones religiosas entre las comunidades indígenas.

No obstante ser un filme rodado en los selváticos y montañosos territorios del Vaupés, de estar hablada en muy variados idiomas y dialectos (español, inglés, alemán, ticuna, cubeo) y tener además una fotografía en blanco y negro que pretende rescatar el carácter ‘documental’ de la historia, la película resulta particularmente entretenida, pues posee muy particulares toques de humor gracias a la rica pluralidad del carácter de Karamakate, estupendamente representado por Nilvio Torres (uno de los escasos sobrevivientes de la etnia Ocaina Uitoto) en su etapa juvenil. Pero también en su senilidad, Antonio Bolívar (coterráneo de Torres) será un Karamakate profundamente sensible, sabio y espontáneo, cuyas actitudes van a dejarnos más de una necesaria reflexión.

Quedo plenamente convencido de que, el cine colombiano, se enaltece con una obra cinematográfica que está hecha para trascender.
Luis Guillermo Cardona
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