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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Romance. Drama Viena, 1900. Stefan Brand, un famoso pianista, recibe una carta de una mujer con la que mantuvo, en el pasado, una relación amorosa que ya no recuerda. Lisa es para él una desconocida, alguien que ha pasado por su vida sin dejar huella. Y, sin embargo, ella sigue apasionadamente enamorada de aquel joven músico que conoció cuando era todavía una adolescente. (FILMAFFINITY)
22 de abril de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viajero incansable, romántico empedernido, antibelicista, antigermánico y prolífico escritor de ensayos periodísticos, cuentos, teatro, biografías… y numerosas novelas, el austriaco Stefan Zweig (1881-1942), fue uno de los autores que me gustaba leer durante aquellos años en que fui un consagrado lector de biblioteca. Entre lo que recuerdo, “24 horas en la vida de una mujer” y “Carta de una desconocida”, fueron de esas novelas que me absorbían por completo, pues, me provocaban leerlas de un solo tirón; primero, porque me compenetré hondamente con el drama de Madame Henriette, la mujer que pone en juego su honra en su afán de salvar a un joven jugador a quien encuentra al borde del suicidio; y después es, Lisa Berndle, la muchacha que me conmueve y me fascina con su denodada lucha por merecer un amor que el destino se empeña en denegarle.

Encontrar de nuevo una película que, ya en otros años me había fascinado tanto como la novela, fue un placer irrenunciable puesto que, <<CARTA DE UNA DESCONOCIDA>>, es una de la obras más auténticas y profundamente románticas, que nos haya podido legar el arte cinematográfico. El director, Max Ophüls, no había estado nunca tan inspirado; su corazón no parece haber vibrado en otro momento con tanta emoción; y su talento parece haber alcanzado esa mágica y escasa fluidez que, solo en raras ocasiones, consigue producirse entre quien escribe y quien interpreta.

Todo se conjuga en esta película para darnos una obra absorbente, conmovedora y tierna, que lleva nuestra sensibilidad a los puntos más altos, al tiempo que nos permite corroborar el altísimo valor de la mujer. El guión de, Howard Koch, es intachable, logrando escenas precisas, con alto relieve emocional y logrando autenticidad sin descuidar en nada la esencia del autor. La cuidada fotografía, en blanco y negro, de Franz Planer, consigue extraer en magníficos primeros planos, todo el sentir del lindo rostro de, Joan Fontaine, mientras se fascina con el hombre amado o mientras ansía su presencia. Los ambientes logran precisos significados con sus brillos y sus sombras, y todo el entorno se borda de un tono romántico que te envuelve irremisiblemente.

La música de Daniele Amfitheatrof, consigue otro punto bien alto, logrando intensificar cada momento con unas notas suaves y melancólicas que quizás te ericen la piel; y las actuaciones de la pareja protagonista, Joan Fontaine y Louis Jourdan, hacen ya parte de sus mejores logros fílmicos, con un definitivo sello de eterna permanencia.

Todavía recuerdo una frase de aquella carta que releí varias veces:

“No hay nada equiparable en el mundo al secreto amor de una niña que permanece en la penumbra con muy pocas esperanzas”.
Luis Guillermo Cardona
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