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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama. Romance. Fantástico. Comedia El aviador británico Peter Carter, en su avión en llamas y a punto de estrellarse se enamora de la voz femenina que contesta a su mensaje de socorro. Parece que se ha salvado milagrosamente y encuentra a su interlocutora. Pero un enviado del más allá le notifica que está entre la vida y la muerte y que si quiere sobrevivir, tendrá que defender su caso ante un tribunal celestial. Simultaneamente a esta situación sobrenatural, un equipo ... [+]
19 de noviembre de 2017
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya lo hicieran en “Vida y Muerte del Coronel Blimp”, en esta quinta película a dúo, Michael Powell y Emeric Pressburger, vuelven a plantar un eficaz y positivo alegato en favor de la integración y del respeto por la diferencia, y la pluralidad cultural lucirá, en todo momento, como lo que es: una oportunidad favorable al crecimiento humano, intelectual y material de cualquier sociedad.

Los directores dan la grata impresión de saber ya acerca de la Unicidad, y a riesgo de ser tildados de mojigatos, moralistas o cualquier otra detracción que pueda escapar de boca de los más escépticos intelectuales, se disponen a arriesgar su fama de personas serias con los pies puestos en tierra (¿?), sirviéndose además de una preciosa y exigente puesta en escena que, en su momento, dejó boquiabiertos a más de uno.

La trama, se me antoja que surge como una suerte de contrapartida de “A Guy Named Joe” (Victor Fleming,1943) película en la que, otro piloto, tras padecer un accidente se convertirá en una suerte de ángel para la chica que ama, y la contrapartida surge cuando, en vez de poner a Dios al servicio de la guerra y de los estadounidenses como ocurre en la película de Fleming, aquí la Corte Celestial, estará del lado del amor incondicional que es lo que, debería, gobernar en la tierra, mientras las leyes gobiernan en el universo.

Desde la entrada de los EEUU en la II Guerra Mundial – aunque ya venía desde la Guerra Civil Estadounidense- se agudizó una piquiña entre ingleses y americanos que no convenía para nada a la labor aliada, y alimentarla, también iba -a futuro- a empantanar las relaciones comerciales y colonialistas de las dos naciones. Así que, sirviendo a este propósito unificador, el filme se juega su propósito edificante dejando que sea un piloto inglés el que se enamore de una joven estadounidense… un romance que acaso se sostenga con los mayores sacrificios.

De nuevo, los toques de comedia estarán bien horneados; la recreación del cielo será demasiado terrenal porque muchos creemos que, el paraíso está aquí y sólo hay que re-descubrirlo; y un buen puñado de efectos visuales y especiales, darán cuenta de los singulares artilugios que pueden efectuar los seres de otras dimensiones… ¡Ah, y miren la manera como, en 1946, los directores-guionistas demuestran que el cielo no está vedado para la comunidad LGBT!

El reparto lo encabeza el siempre simpático David Niven, como el comandante que, tras un último vuelo en tiempos de guerra, ahora es esperado con preocupación en el cielo, porque, insólitamente, lleva ya 20 horas de retraso. Kim Hunter (June), es la chica de la que, el piloto Peter Carter, queda prendado… y es ella la causa del retraso porque, el nuevo pasajero, no quiere dejarla ¡ni por el p….araíso!

Junto a ellos, Roger Livesey -el memorable Clive Candy de “Vida y muerte del coronel Blimp”-, es ahora el Dr. Frank Reeves, el punto de apoyo para que, Peter y June, logren salirse con la suya.
Precioso ese plano de la rosa que toma la lágrima como símbolos del amor, y muy significativo durante el juicio, esa variedad de hombres de diferentes culturas que ahora se identifican con orgullo como ciudadanos estadounidenses.

¡Que alguien, por favor, le haga llegar esta bonita película al irrepetible e insólito presidente que ahora padece esa inmensa nación llamada Los Estados Unidos de Norteamérica!

Título para Latinoamérica: ESCALERA AL CIELO
Luis Guillermo Cardona
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