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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Rusia, siglo XVI. Segunda parte: Iván el Terrible vuelve a Moscú, donde los boyardos (nobles terratenientes rusos) siguen conspirando contra él y consiguen incluso el apoyo de la tía del Zar, que quiere ver a su hijo (un incapacitado mental) sentado en el trono y convertido en cabeza de la Iglesia rusa, la cual, mientras tanto, acusa a Iván de herejía. Pero el Zar se adelanta al complot urdido contra él y elimina a sus enemigos con ... [+]
7 de noviembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De cuando era niño, Iván IV Vasilievich, guardaba muy duros recuerdos que lo dejarían marcado para siempre con un profundo odio hacia los boyardos (nobles y terratenientes que No pagaban tributo al Estado y vivían con la mayor autonomía): Se apoderaban de las tierras, de las viviendas… y esto incluyó las propiedades de un tío suyo. Asesinaron a los amigos de su padre; envenenaron a su madre, y a su familia la pusieron a vivir como pordioseros haciéndoles pasar frío y hambre.

Cuando ya era Zar de todas las Rusias, los boyardos le hicieron la guerra a Iván, dispuestos a arrebatarle el poder; envenenaron también a su esposa Anastasia en su empeño de separarlos… y se sirvieron de su perversa y ambiciosa tía, Efrosinia, para conspirar contra él.

Esta sería la explicación concreta para el ataque frontal que, Iván “el temido” (o el terrible), emprendería contra “la nobleza”, y los resultados vamos a verlos debidamente ilustrarlos en “IVÁN EL TERRIBLE Parte 2: La Conjura de los Boyardos”.

Esta vez, por razones que surgen de los teatrinos en que suelen convertirse las más perversas toldas políticas (en este caso la de los boyardos), el director va a agudizar la caricaturesca teatralidad que ya había sugerido en algunos momentos de la primera parte, y recreará, también, un ambiente lleno de sombras donde el mal cunde por todas las paredes del ahora convertido en un tétrico palacio, más, cuando el zar se anima a instituir la Opríchnina (Опри́чнина), una guardia personal de su absoluta confianza y de rotunda obediencia, con la cual planeará darle jaque mate a la conspiración boyarda.

Cuando, Sergei Eisenstein, terminó la película y la entregó, luego de editarla, a comienzos de 1946, durante la celebración de tal evento, y debido quizás al agotamiento que le causara el rodaje, sufrió un paro cardíaco que lo tuvo hospitalizado durante varios días. Ocurrió, entonces, que se organizó una exhibición privada para el líder soviético Iósif Stalin… y éste salió, luego, airado de la sala, quizás porque comprendió, enseguida, que la historia de la película muchos la asociarían con la tajante eliminación que él mismo había promovido contra los considerados traidores al régimen.

Sin embargo, el Comité Central del Partido Comunista Soviético, emitió un comunicado con el que la película quedaba prohibida para su exhibición, y en un aparte, decía cosas como éstas: “Se muestra a la guardia del zar Iván como una banda de degenerados al estilo del Ku Klux Klan, y al propio Iván, quien fuera fuerte y de recio carácter, se le hace lucir débil e indeciso como Hamlet”.

Extrañamente, tras un encuentro secreto con el propio Stalin, a Eisenstein le fue autorizada la filmación de la parte 3 de “IVÁN EL TERRIBLE” y seguramente se llegó a algún acuerdo para suavizar la segunda -hecho que puede explicarse en su corta duración-, pero, alguien objetó definitivamente su exhibición… y la película permaneció embodegada hasta 1958, cuando Nikita Jrushchov sellaría su autorización.

No obstante, tras el infarto que sufriera Eisenstein, su salud siguió bastante deteriorada y aunque a veces se hablaba de proseguir el proyecto, éste se posponía una y otra vez… y el genial director tuvo que dedicarse a enseñar y a escribir ensayos teóricos sobre el montaje y otros temas cinematográficos… hasta que, en la mañana del 11 de febrero de 1948, un nuevo infarto terminaría con su vida mientras se hallaba en el escritorio de su biblioteca.

“IVÁN EL TERRIBLE Parte 2”, no resultó tan eficaz como la primera parte. Los insertos procesados con Agfa color, no favorecen para nada al filme, y la teatralidad tiene su momento en que resulta empalagosa. Sin embargo, hay situaciones de una gran vitalidad narrativa (la escena de Iván adolescente con el decano de los boyardos o la del atentado que asume Volynets, resultan de un alto impacto); algunas composiciones de imágenes son arte puro; y las actuaciones de Nikolai Cherkasov (Iván), Andrei Abrikosov (Kolychev, el príncipe de la iglesia)… y sobre todo, la de Serafima Birman como la siniestra Efrosinia Staristkaya, son para la eterna memoria.

Respecto a la pregunta que se hace el manipulado Vladimir: “¿Qué tiene de placentero ser zar?”, la respuesta es fácil: Muchas cosas, siempre que se disponga del poder para elevar la calidad de vida y dignificar la existencia de los que nada tienen.

Título para Latinoamérica: IVÁN EL TERRIBLE 2: La Conspiración de los Boyardos
Luis Guillermo Cardona
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