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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama Colette Hughes, abogada de los derechos de los pacientes, va a defender a nueva cliente, Eleanor Riese, una paciente de la unidad psiquiátrica de un hospital de San Francisco. Hughes, una adicta al trabajo, no se imagina que, además de emprender una batalla legal para mejorar el tratamiento de los enfermos mentales en los hospitales, transformará su vida. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en algo puedo parecerme a Bille August, es en que, además de que a ambos nos gusta profundamente el cine, nos encantan las personas que se enfrentan a las “causas perdidas”, porque son éstas las que proporcionan los mayores e imperecederos triunfos, al dar ocasión de salvar la vida de un inocente al que nada parecía salvarlo; también porque se logra condenar a algún corrupto o bandido que parecía intocable… o de pronto, ganar una causa justa que, a futuro, puede favorecer a muchísimas personas.

En, “Smilla, Sense of Snow” (1997), ya el director danés, había mostrado su interés por las “causas perdidas”, al contarnos la historia de una científica que, al ver la ligereza con que las autoridades sentencian que la muerte de un niño fue por causas accidentales, ella decide investigar y pronto tendrá que enfrentarse a complejas situaciones y a un “poderoso” personaje. Después, August seguiría con, “Return to Sender” (2004), y será aquí un abogado el que, queriendo demostrar lo viciada y prejuiciosa que es la jurisprudencia estadounidense, se propone demostrar que, por esto mismo, también los errores se producen con los propios connacionales… y entonces decide defender a una mujer condenada por el secuestro y posterior asesinato de una niña.

Con, <<55 PASOS>>, se completa la que podríamos llamar, su 'trilogía de las causas perdidas', y ésta vez la historia está basada en la vida de Eleanor Riese, una muchacha que, a sus 25 años, es diagnosticada con esquizofrenia paranoide crónica y retraso mental, siendo recluida en el Hospital St. Mary de San Francisco, donde los médicos optan por aplicarle drogas que ella comienza a sentir le hacen más daño que bien. Pasada más de una década y al comprender que nunca se la toma en cuenta al momento de darle a tomar o aplicarle cualquier tipo de medicamento, Eleanor -que sigue conservando intacto su sentido crítico-, comienza a revelarse al ver que pasan por encima de su voluntad para medicarla. Es, entonces, que la señorita Riese se hace asistir por la abogada, Colette Hughes -quien, para su suerte, fue enfermera antes de decidirse a estudiar Derecho-… y lo que se derivará es una demanda -también con aroma a “causa perdida”-, pero que tendrá en la Dra. Hughes y en su asistente, Mort Cohen, a un par de aguerridos defensores de una causa que saben es justa y que podría beneficiar no sólo a su cliente sino a un buen número de personas.

Esperábamos más de este caso en los estrados, pero, comprendemos que, August, pudo prescindir de ello por el argot técnico que suelen usar los médicos, el cual resultaría incomprensible y pesado para el común de los espectadores. Así las cosas, el juicio se limita a unos pocos argumentos en un par de sesiones, y el resto de la película se centra en la relación profesional, y sobre todo, de especial amistad que se produce entre clienta y abogada.

El carácter de, Eleanor, es sorprendente, y ondea entre la irritabilidad cuando se siente maltratada, y el buen humor y la picardía cuando se sabe comprendida. Helena Bonham Carter, se mete prácticamente en la piel de su personaje y logra darle vida plena con variados matices que pueden sorprendernos. En cierta forma, uno se enamora de ese frágil ser, y lo mismo disfruta con sus logros, y sufre con las penurias que el entorno suele causarle. El rol de la enfermera-abogada se le encargó a, Hilary Swank, y ella consigue irradiar dulzura y empatía, aunque en la parte judicial su participación es de poca relevancia y todo el tiempo luce más como enfermera que como abogada.

En la vida real, el juicio se llevó a cabo en 1989, cuando Eleanor Riese tenía 47 años… y ella fallecería el 6 de abril de 1991… a causa de los efectos colaterales de los fármacos.

Queda como reforma laboral, el derecho de los pacientes (incluso con enfermedades mentales) a empoderarse de la suerte de tratamientos que se les aplican. Un derecho que debería ser de orden mundial.
Luis Guillermo Cardona
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