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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Thriller. Drama. Intriga Basada en hechos reales. Tras el asesinato de varios atletas israelíes por el grupo terrorista palestino "Septiembre Negro" durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, un agente especial del Mossad tuvo que ejecutar una misión altamente secreta: asesinar a los responsables. (FILMAFFINITY)
20 de septiembre de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con gran euforia y muchas esperanzas puestas en obtener una medalla por sus esfuerzos, los deportistas que representaban a decenas de países, habían dado comienzo a su participación en los Juegos Olímpicos de Münich, en el año 1972. Entre tanto, el grupo Septiembre Negro, pensando que era, ésta, la ocasión perfecta para hacerse con unos rehenes que pudieran intercambiar por 234 presos palestinos y por los líderes de otras facciones aliadas también recluidos en Israel, decidieron secuestrar a los atletas de este país que se hallaban en las residencias deportivas. Al final de la cruenta y frustrada operación, 11 representantes del deporte israelí -entre atletas y entrenadores- fueron masacrados; cinco de los ochos miembros de Septiembre Negro fueron dados de baja, y los tres restantes, detenidos, fueron liberados un par de meses después, canjeados por un avión de Lufhtansa que otros miembros de Septiembre Negro secuestraron en pleno vuelo.

La primera ministra de Israel, Golda Meir -con su imagen bastante empañada por no haber querido negociar con los secuestradores y haber permitido la masacre, razón por la que no asistió al funeral de los atletas- puso entonces en marcha un par de operaciones, identificadas como Primavera de Juventud y Cólera de Dios (¡Que atrevimiento!), mediante las cuales se cobraría venganza contra todos aquellos miembros de la organización palestina que algo tuvieron que ver en la masacre de los deportistas.

“El mundo debe saber -diría la ministra- que matar a judíos va a ser, desde ahora, una empresa muy cara”.

Lo ocurrido durante la Operación Cólera de Dios, fue investigado por el periodista y escritor húngaro, George Jonas, quien siguió las huellas de Yuval Aviv (nacido Aviof), el miembro de la Agencia Nacional de Inteligencia de Israel (Mossad), quien condujo la operación que, al final, Jonas describiría como una cruel Vengeance (Venganza), y así titularía el libro que publicara en 1984.

Libremente adaptado (por Tony Kushner y Eric Roth) y queriendo demostrar que, es muy poca la diferencia que suele darse entre el terrorismo y el contra-terrorismo, el director Steven Spielberg, logra otra sensible y eficaz película que recrea una palpable y penosa realidad. La narrativa está muy bien dosificada con drama, suspenso e intriga, y cada ejecución se plasma con lujo de detalles, pero Spielberg logra, muy efectivamente, que esos actos no dejen en el espectador -ni en sus ejecutores- satisfacción alguna, porque no hubo en ellos el más mínimo deseo de justicia, ya que a todos los ajusticiados se les denegó el derecho a ser detenidos y a tener un debido proceso.

Pese a su excelente realización, “MUNICH”, es la suerte de filme que no pretende traernos complacencia alguna – diferente a la puramente estética- y su intención es sacudirnos dejando sentado que, la venganza, sea la que sea, muy pocas veces deja la sensación de que se hizo justicia. Más fácil es que, el ejecutor, quede marcado para siempre porque, al final, quizás sienta que actuó igual… o quizás peor que los condenados.

Sensibles actuaciones de Eric Bana (Avner), Marie-Josée Croze (La chica del bar), Hanns Zischler (Hans) y Geoffrey Rush (Ephraim), entre otros.
Luis Guillermo Cardona
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