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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia Allan Felix (Woody Allen) es un cinéfilo que sufre una extraña y recurrente alucinación: Humphrey Bogart le da consejos sobre cómo seducir a las mujeres. Dick y Linda (Roberts y Keaton), un matrimonio amigo suyo, le presentan a varias chicas, pero Allan tiene tan poca confianza en sí mismo que todas sus citas resultan un fracaso. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día cualquiera, Allan Felix, se encuentra en una sala de cine viendo, quizás por enésima vez, la película “Casablanca”. Esto es fácil deducirlo cuando luego entramos en su apartamento, al que vemos como un altar cinematográfico, donde el cartel del filme y las imágenes de, Humphrey Bogart, el protagonista, resaltan en las paredes.

Felix, se siente muy lejos del potencial seductor de aquel héroe de celuloide, y no sabe si amarlo, envidiarlo… u odiarlo, precisamente por eso. Pero, contra todo, lo admira, y pronto, cuando Nancy, su esposa, lo abandona deseosa de experimentar el contacto con los demás y sintiéndose aislada por un hombre al que ella ve como un mero observador de la vida, el fantasma de Bogart se convierte en el guía que habrá de inspirarlo en su relación con las nuevas mujeres a las que, Felix, felizmente pretende seducir.

Linda y Dick, una pareja de casados que son sus mejores amigos, también se disponen a ayudar al deprimido y neurótico intelectual, quien hace críticas y ensayos sobre cine, pero que, ahora, piensa en el amor de una mujer como la forma de llenar el cruel vacío que le ha dejado su preciosa, Nancy. Linda es una mujer bella, comprensiva y empatiza con Felix sin dificultad alguna. Dick, por su parte, es un hombre de finanzas cuya mayor preocupación es sentirse localizable en cualquier lugar a donde se mueva. Situación que, además, resulta bastante divertida. Esta pareja, buscará entre sus amigas con serias dificultades, a alguien que ligue con el aspecto… bueno, ¡describirlo objetivamente podría resultar ofensivo!... y que además compagine con el, ¡ese sí, elevado cociente intelectual! del obsesivo iconólatra.

Siguiendo su propia obra teatral, y con una calificada dirección de Herbert Ross, Woody Allen recrea unas divertidísimas e inolvidables escenas, mostrándonos a, Allan Felix, en plan de conquista con sensuales chicas que están muy, pero muy lejos, de conectar con su tipo.

El entendimiento es Ver, finalmente, lo que siempre se ha estado mirando sin conseguir verlo, y esa podría ser también la iluminación. Pero, quedándonos en la primera instancia, Allan ve por fin que el amor está muy cerca de él y entonces se inicia un conflicto donde la amistad, los sentimientos desleales, la presión de Bogart y de Nancy (también fantasmal), y el lío gordo de expresar lo que está sintiendo, genera un serial de situaciones llenas de encanto, mucha gracia y el más fino humor.

Woody Allen, en uno de sus mejores momentos, conecta, muy especialmente, con quienes como nosotros somos cinéfilos empedernidos, y la película nos acaricia -y nos palmotea - de principio a fin, con situaciones soberbiamente escogidas que dan cuenta del mundo de ensueño que a ratos padecemos… pero también disfrutamos poderosamente.

Sugerimos, a quienes no la hayan visto o no la tengan fresca, ver previamente, “Casablanca”, para poder adentrarse en la precisa y divertida asociación que va a darse a lo largo de, <<SUEÑOS DE UN SEDUCTOR>>.
La pasarán de lo lindo en ambas ocasiones.

Título para Latinoamérica: SUEÑOS DE SEDUCTOR
Luis Guillermo Cardona
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