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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Un condecorado y reverenciado héroe de guerra disfruta de la compañía de su familia en un tranquilo día estival, cuando de pronto recibe la visita inesperada de un hombre al que no veía desde hacía años. Conforme transcurre el día y se acerca la noche, el coronel descubrirá el verdadero motivo de la visita. Lúcida denuncia de las purgas stalinistas. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En horas de la madrugada, un hombre llega en un auto a una de las sedes del partido comunista en Moscú. Al dirigirse en francés al velador que lo recibe -un anciano al que su padre llevó como voluntario muchos años atrás para que lo instruyera en el idioma galo-, éste le pide que hable en ruso, quizás porque ya se siente parte de aquella nación que lo ha acogido, y mientras le lee las noticias de la prensa, es el joven el que corrige su ruso, pues, el anciano luce bastante rezagado. Entre su cita del periódico, se menciona el caso de “unas bolas de fuego” relacionadas con unos “huéspedes indeseables que desaparecen tan pronto como aparecen” … y entonces, vemos al joven jugando a la ruleta rusa, en un claro intento de suicidarse.

Esta escena no puede perderse de vista, porque, cada detalle de lo que aquí sucede, va a estar clara y gradualmente explicado, a medida que se nos cuenten los hechos que la antecedieron.

“QUEMADO POR EL SOL”, es la clase de historia de la que no puedes perderte ni un solo detalle, porque cada plano está pensado para significar, pues, el director Nikita Mikhalkov, luce en estado de gracia y con la inspiración al 100%, para darnos un filme -nada fácil- que compromete nuestro intelecto y nuestra capacidad de retentiva y observación, al tiempo que nos va dando elementos que nos permiten comprender a los personajes más allá de lo que logran comprenderse entre ellos mismos.

La historia está trazada con tres lineamientos: El primero, es el de una familia feliz en la Rusia comunista, con cierta añoranza del pasado por parte de las abuelas, pero, sin que sea obstáculo para que, ahora, todos se sientan cómodos y alegres entre los suyos. El jefe de hogar, es el coronel del ejército rojo, Sergei Petrovitch Kotov, un hombre tan enamorado de su país y de la revolución, como lo está de su esposa y de su hija. A este hecho, se dedicará buena parte de la historia, incluso cuando entra en escena Mitia, un antiguo allegado que, sabremos luego, tuvo gran cercanía con la esposa de Kotov, lo que dará lugar al segundo y más relevante lineamiento: El triángulo amoroso.

Los detalles que siguen –necesario incluir aquí al camionero que “busca una dirección”-, son como para no parpadear, porque, desde este momento, va a comenzar a develarse un impactante complot político (tercer lineamiento), que tiene lugar en tiempos de las llamadas ‘purgas de Stalin’ (1936), lo cual es aprovechado para cobrar una cruel venganza, con el supuesto muchas veces ejercido de, “lo que yo haga se lo cargarán al gobierno”. Cosas que, ciertos medios y los detractores de turno, también aprovecharán para afirmar que Mikhalkov está denunciando la era stalinista, cuando lo que está haciendo es el reconocimiento de un valioso revolucionario que fue víctima de una atroz venganza y que, a título póstumo, fue rehabilitado.

Durante la última media hora, resulta magistral la manera como el director va hilvanando una tensionante situación de entrega, en la que la ambigüedad nos mantiene en ascuas; los señalamientos se cruzan en ambas direcciones; la presencia gentil y comedida de los miembros de la familia, incluida la pequeña hija de Kotov, en un entorno hostil, nos hace presentir una gran tragedia; y cada gesto y movimiento de los protagonistas del hecho, se convierte en una bomba de tiempo que, jamás imaginamos cómo ni cuándo va a estallar.

Impecables actuaciones de Oleg Menshikov (‘Mitia’), el hombre que decide retomar su pasado en casa de los Kotov; Nikita Mikhalkov, el coronel que sigue construyendo la revolución para que “los hombres puedan, ahora, correr sin huir”; Ingeborga Dapkunaite, la Marussia que se debate entre sus dos grandes amores… y, entre otros, Nadezhda Mikhalkova, la pequeña Nadia que jamás verá mal en nadie. Sumada una redonda fotografía y una banda sonora de ese Eduard Artemev que siempre me llega al alma, Nikita Mikhalkov vuelve a demostrar que, hace muchísimo más con una realización austera que cuando se involucra en coproducciones ampulosas.

Título para Latinoamérica: SOL ARDIENTE
Luis Guillermo Cardona
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