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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Comedia. Romance Katie O'Hara, una ex bailarina de cabaret norteamericana, después de casarse con el barón Von Luber, va a pasar su luna de miel en Europa. Con ellos viaja Pat O'Toole, un locutor de radio que colabora con los servicios secretos americanos, y que intenta convencer a Katie de que su marido es un nazi muy importante: cada país que visitan los recién casados (Checoslovaquia, Polonia, Francia) es inmediatamente invadido por las tropas alemanas. (FILMAFFINITY) [+]
25 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo hacía parecer que un bien pensante como Leo McCarey, con un alto sentido moral y con serias objeciones de conciencia frente a la guerra, estaría excluído de participar en el cine de propaganda que, por compromiso patriótico, debieron asumir los mejores directores hollywoodenses durante la 2ª Guerra Mundial… pero no se libró de esto y, en 1942, hizo esta película que, no obstante que venía pisando firme en su carrera con títulos como “Dejad paso al mañana”, “La pícara puritana” y “Tú y Yo”, da la impresión de que se le ha caído el sombrero, pues está hecha con un innegable desgano que comienza a notarse cuando el cuento de Hitler… y la guerra… y el Barón austríaco-nazi engañando a la buena chica americana, mientras trafica con armas y se codea con la plana mayor, entran en el juego.

La historia de Sheridan Givney está cargada con las debidas cuotas de compromiso, riesgo, tesón, espionaje (esta vez al estilo Mata-O’Hara), sacrificio por la patria a costa de la propia felicidad… y por supuesto, las comunes señales de la crueldad, ambición y falsedad nazi. Los toques de color y de atractiva comedia, los añadió McCarey tratando de mantener el tono habitual de su obra y se nota claramente que es ahí donde se conserva a gusto porque el resto suena frío, desmotivado, sin empeño alguno en meternos el cuento de los buenos y los malos, cuando bien sabemos todos que, en la guerra, hasta los buenos son bastante malos.

Guiado por esa grandiosa conciencia que le reclama respeto por todos los hombres y no sólo por los de su lado, McCarey se esfuerza por distanciar los hechos violentos y se ahorra cualquier plano que pueda sembrar odio por personaje alguno. En este sentido, nos da una lección de cine moral que muchos deberían tomar en cuenta. Y, lo que queda al final, es un drama con escasos toques de comedia, que sirve a la campaña pro-EEUU, pero que no aporta gran cosa al arte cinematográfico.

Cary Grant, Ginger Rogers y Walter Slezak hacen correctamente lo suyo, pero, sólo Slezak luce bastante a gusto con su personaje. Una lástima, porque, cuando arranca la película y se ve ese atinado reloj con la svástica ocupando el lugar de las agujas para indicar que estamos en el tiempo de auge y expansión del oscuro nazismo, y cuando se da ese primer avisado encuentro telefónico entre el periodista radial Patrick O´Toole y el barón von Luber, llegamos a sentir que estábamos ante una comedia dramática de primera línea… pero, cuando no hay pasión por lo que uno hace, no puede haber milagros, porque, en definitiva, los milagros son sólo consecuencia del calor y el empeño que pones en lo que deseas.
Luis Guillermo Cardona
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