“Miami Vice” fue una exitosa serie de televisión creada por Anthony Yerkovich, sobre dos detectives encubiertos, que trabajaban en contra de las mafias del narcotráfico asentadas en aquella ciudad del sureste de los EEUU, desde donde controlaban la cocaína que se consumía en el país, al tiempo que la distribuían hacia diversos lugares del mundo. La serie se emitió entre 1984 y 1989 en los EEUU, y fue también retransmitida en numerosos países de América y Europa, donde siempre obtuvo un alto rating de sintonía. Su productor ejecutivo, Michael Mann, convertido luego en un brillante y sorprendente realizador, con títulos como “El último mohicano”, “Heat” y “Collateral”, ha tenido a su cargo la dirección de la versión cinematográfica de esta popular serie, en la que los personajes de Sonny Crockett y Ricardo Tubbs -interpretados ahora por Colin Farrell y Jamie Foxx respectivamente-, tienen que vérselas con la temible y sofisticada organización que ha asesinado a dos policías federales y ha masacrado a toda una familia.

Infiltrándose en la organización que comanda un capo latinoamericano (identificado como colombiano, pero con acento cubano), los dos detectives la verán complicada para acabar con los oscuros traficantes, al tiempo que Sonny la pasa de lo lindo con Isabella, la jefe de finanzas a la que ha conseguido seducir.

Si hubiese podido prescindir de esa presencia siempre grata y muy sobria de Gong Li -la musa del excelente director chino Zhang Yimou-, creo que “CORRUPCIÓN EN MIAMI” hubiera terminado para mi poco antes de la primera hora. La historia se me hizo cargante, monótona, llena de elementos comunes… y la presencia de Michael Mann, apenas se adivina en la escena de acción del puerto donde puede notarse una eficiente composición, y en ese encuentro donde el romance descorre su velo y toma el rumbo que le corresponde.

Lo que convirtió en verdaderas joyas del séptimo arte a “Heat” y a “Collateral”, fue esa capacidad de Mann, de esculpir personajes que, en escena, cobraban vida plena con sus contradicciones, sus profundas emociones, y su capacidad de conectarnos con ellos de manera indisoluble. En aquellos filmes, había un poderoso aliento dramático, el arte y la poesía se metían por cualquier resquicio, y una carga de magníficos sentimientos nos hacía sentir orgullo de ser humanos.

Pero nada de esto es posible encontrarlo en “CORRUPCIÓN EN MIAMI”, y lo único que puedo rescatar a nivel argumental, es que deja bien recreado el terrible, y triste ambiente, en que se mueve tantísima gente. Un estilo de vida absolutamente indeseable.

Título para Latinoamérica: “MIAMI VICE”