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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Terror Sentado en un banco de un parque, Francis anima a su compañero Alan para que vayan a Holstenwall, una ciudad del norte de Alemania, a ver el espectáculo ambulante del doctor Caligari. Un empleado municipal que le niega al doctor el permiso para actuar, aparece asesinado al día siguiente. Francis y Alan acuden a ver al doctor Caligari y a Cesare, su ayudante sonámbulo, que le anuncia a Alan su porvenir: vivirá hasta el amanecer. (FILMAFFINITY) [+]
19 de abril de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el segundo o tercer visionado de “EL GABINETE DEL DR. CALIGARI”, tuve la sensación de que, de su historia, podían extraerse dos películas muy distintas que podrían diferenciarse con solo cortar las escenas del principio y el final. En la primera -con la película completa-, vemos una reivindicación de la institución médica, con un giro argumental de calculada eficacia que tira por la borda lo que parecía fácilmente predecible. En la segunda –hechos los cortes mencionados- hay una franca denuncia de la corrupción que anida en aquellas instituciones… pero esto complacía, sin reservas, las predicciones de los espectadores que harto han padecido de tales cosas. En razón de las investigaciones que me exigían los talleres y seminarios de cine que orienté durante varios años (en los que esta película era de obligado visionado para poder ahondar en la técnica cinematográfica), cierto día me encontré un dato en uno de los librillos que publicaba el Instituto Goethe, el cual confirmaba que mi apreciación no andaba mal encaminada.

Resulta que, en principio, el productor Erich Pommer, había encargado la dirección de “EL GABINETE DEL DR. CALIGARI”, nada menos que a Fritz Lang y éste, al leer el guion que escribieran Carl Mayer y Hans Janowitz, de inmediato sintió que el cuento “asustaría al público” y entonces se le ocurrió la idea de las dos escenas realistas, en las que se enmarcaría la historia de Mayer y Janowitz como una suerte de visión pesadillesca donde cabría la propuesta expresionista por ellos planteada. Aunque, Lang, rescindió luego su contrato por atender a otro compromiso y la película pasó a manos de Robert Wiene, su idea fue tomada en cuenta y el filme ganó mucho estructuralmente… aunque se perdió el alegato socio-político que pretendían sus autores.

En rigor, el Expresionismo fue una escuela de efímera aparición, que se caracterizó por tres elementos básicos: 1. Escenografía teatral con rompimiento de las formas convencionales para transmitir un particular estado emocional. 2. Iluminación con claroscuros para sugerir un ambiente lúgubre, intimidante… o simplemente íntimo. Y 3. Maquillaje exagerado para aumentar las expresiones. Con estas tres características, ni siquiera una decena de películas llegaron a realizarse (y de estas, apenas dos o tres tuvieron éxito) y fue solo la iluminación la que, por su plástica y su eficacia en la creación de atmósferas, trascendería con mucha fuerza entre los cineastas alemanes… hasta llegar incluso al cine americano.

La premura del común de los llamados “críticos de cine”, los llevó a encajonar como expresionismo a casi todo el cine silente que los alemanes hicieron con posterioridad, solo porque veían que, dos o tres escenas, se servían de aquella suerte de iluminación (o escenografía) y así, aquella escuela se proyectó sin justificaciones suficientemente sólidas.

Aún con su consciente preservación de la teatralidad (escenografía de tela y cartón, cámara en plano general con escasos close-ups, sobreactuación en algunos personajes…), “EL GABINETE DEL DR. CALIGARI”, tiene un merecido lugar en la historia por su novedosa propuesta –aunque todavía hoy se discute si fue anterior o posterior a “Del amanecer hasta la medianoche” de Karl Heinz Martin- y porque, en todo caso, fue la primera en exhibirse mundialmente y en alcanzar el éxito. Su historia ha asombrado a casi todos los que la han visto por primera vez, y su aporte estético sigue siendo de enorme relevancia, pues convirtió forma y contenido en un todo indesligable, en ese nuevo lenguaje que, por entonces, apenas se abría camino.

Como actores, Werner Krauss (el Dr. Caligari), Conrad Veidt (Cesare, el sonámbulo) y Lil Dagover (Jane), se hicieron a un nombre que, los más acérrimos amantes del cine, recordamos desde entonces.
Luis Guillermo Cardona
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