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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Aventuras. Drama En el siglo XIV, los escoceses viven oprimidos por los gravosos tributos y las injustas leyes impuestas por los ingleses. William Wallace es un joven escocés que regresa a su tierra despues de muchos años de ausencia. Siendo un niño, toda su familia fue asesinada por los ingleses, razón por la cual se fue a vivir lejos con un tío suyo.
29 de julio de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante el gobierno del rey, Edward I –me gusta llamar a los personajes históricos por su nombre original (cuando se puede), para que cada cual pertenezca a donde pertenece siendo que, el nombre, suele dar cuenta de la patria- la gente de Inglaterra sufrió uno de los más feroces acosos de los cobradores de impuestos, pues, las campañas militares y el afán expansionista de, “Longshanks” (Patilargo), como solían llamar al rey sus detractores, no conocieron final y necesitaban de un amplio sostenimiento. Claro que, de tanto en tanto, a la gente le hacían devoluciones… ¡pero de sus hijos muertos!

En 1263, cuando Edward todavía era un príncipe, su padre Henry III -quizás por deshacerse de su ambicioso hijo-, de quien presentía que iba a darle un Golpe de Estado, lo envió a pelear a Gales (nuevo territorio en la mira) donde a Edward le fue tirando a mal, y para desgracia del padre… ¡regresó con vida! En 1268, se involucraría en la conocida como Novena Cruzada –otra guerra en nombre de Dios- y durante el viaje, Edward se enteraría de la muerte de su padre, y a su regreso, por fin pudo sentarse en el ansiado trono de Inglaterra.

Entre finales del siglo XIII y bien entrado el XIV, Escocia padeció, orquestadas por Edward I, una serie de cruentas campañas militares que tuvieron como propósito la invasión, y anexión al imperio inglés, de todo su territorio. Pero, los escoceses repugnaban de semejante gobernante y mucho más desde que había implantado, El Derecho de la Primera Noche (en latín, Ius Primae Noctis), una ley infame que daba derecho a sus militares para que se acostaran con cualquier muchacha de la región que acabase de contraer nupcias. Llegó a tal grado esta ignominia, que los jóvenes de Escocia optaron por asumir matrimonios secretos, para que así, los verdugos del rey nunca se enteraran.

Un muchacho que había visto morir a su padre y a su hermano a manos de los ingleses, cuando él era todavía un niño, y que ahora verá como también le quitan al ser que más ama siendo todo un hombre, habrá de convertirse en un líder insurrecto y su nombre, en Escocia e Inglaterra, ya nadie lo olvidará: William Wallace.

En su segunda aparición como actor y director, después de, “The Man without a Face" (1993), Mel Gibson asume esta superproducción, hecha con profundo esmero queriendo contar la vida de un valiosísimo personaje que hizo historia con su rebeldía y su obsesión por la libertad... y he aquí, una nueva prueba de que, arrebatarle aquel ser que da significado a la vida de un hombre, convertirá, a éste, en el acérrimo enemigo de aquel que se la ha quitado.

Wallace tenía las cosas muy claras: “Pueden quitarnos la vida, pero jamás nos quitarán la libertad”, dirá ante el mayor de los peligros. Sabía que todos tenemos que morir, pero que ofrendar la vida con dignidad y en defensa de los derechos sagrados del hombre, es trascender y glorificarse.

<<BRAVEHEART>>, está muy bien sustentado para dar cuenta de las formas atroces que utilizaba el imperialismo británico para someter a los pueblos. ¡Cómo hablar después de paz, si cada pueblo que se ha visto arrasado, si cada familia que ha quedado en la miseria, si cada ser que ha perdido a los suyos, lleva en su alma un resentimiento que no lo borra ni la misma muerte!

Pero, necesario es decirlo, la película pierde cuando no matiza a los agresores y cuando se solaza en las escenas atroces hasta llevarlas a extremos que llegan a asquear. Improcedente, además, que el acto cruel del soldado inglés lo muestre con claro distanciamiento y el del héroe lo muestre en toda su brutalidad. Pero, en términos generales, queda muy bien recreado un fuerte personaje que, contra todo, es digno de admirar… y a otro que hay que recordar, solo para estar atentos de que nunca más resurja de su tumba.

Merecido reconocimiento al adorable rostro de, Catherine McCormack, ¡que duele cuando nos lo quitan!, y a la grandiosa partitura que ha escrito, James Horner, para la película... que no le hayan dado el Oscar, dice más de la Academia que de su enorme virtuosismo.

Título para Latinoamérica: <<CORAZÓN VALIENTE>>
Luis Guillermo Cardona
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