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Voto de Luis Guillermo Cardona:
4
Western. Aventuras En 1836, algunos texanos que luchaban por independizarse de México fueron sitiados en El Álamo, una misión cerca de San Antonio de Béjar, por las tropas mexicanas (más de 7.000 soldados) al mando del general Santa Anna. Entre los sitiados, unas doscientas personas, se encontraba el legendario David Crockett (John Wayne). (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ser republicano en los Estados Unidos de Norteamérica, significa ser conservador y de derecha, sobre todo de la Extrema Derecha (racista, nacionalista, discriminador, explotador, fascistoide…). Los republicanos son guerreristas y armamentistas; quieren impuestos bajos (o los evaden) para las clases altas y más impuestos para la clase media; se oponen a toda igualdad, al aborto y al matrimonio entre homosexuales; promueven la privatización de la salud… y entre otras cosas, reclaman libertad salarial a criterio del empleador y no salarios regulados por el Estado. En las campañas presidenciales, las promesas populistas y las mentiras más gordas son sus principales herramientas para seducir a los electores… y de esta misma manera gobiernan, pero, en la práctica, sólo favorecen a los de arriba mientras arrinconan a los de abajo. Es decir, la Extrema Derecha en todo el mundo es ¡igualita!, se copian los unos a los otros con total desvergüenza. ¡Ah! y por más que se les desenmascare públicamente, ellos nunca reconocerán lo que son, y siempre estarán disfrazados de mansas ovejas con nombres tan pulcros y populares como Republicanos o Liberales (EE.UU.), Centro Democrático (Colombia), Partido Unionista Democrático (Inglaterra)… y bueno, ya ustedes conocen otros.

Por algunas razones, me mantengo en la idea de que, en cierto momento, a John Ford, le dio pena hacer, <<EL ÁLAMO>>, y optó por cederla a su entrañable amigo mientras él se mantenía pendiente, pero, a la sombra… y hasta montaron el cuento (mentiras republicanas) de que, “fue por iniciativa propia que, Ford, visitó el set de rodaje" y, así porque sí, terminó rodando entre el 15% y 20% de la película… y ni siquiera solicitó aparecer en los títulos para que su amigo, Wayne, se llevara todo el crédito.

¿Y por qué, John Ford, no querría dirigir abiertamente la película? Porque, Wayne, quería sacarse otra espina como la que le quedó clavada cuando vio, “High Noon” (Fred Zinnemann, 1952) y, quien se la clavó después fue, Budd Boetticher con, “The Man from The Alamo” (1953), y quienes la hayan visto, advertirán cuantas referencias hace Wayne a esta película.

Pero, Wayne no quiere la verdad; quiere que, la Historia, sea acomodada a los intereses de los EE.UU., y no tendrá pudor alguno para decir las mentiras necesarias que permitan limpiar, ¡cinematográficamente, claro!, el sucio pasado de su país. Para esto, se alió con su íntimo amigo, el escritor, James Edward Grant -quien colaborara con él en otros guiones-, y entre ambos añadieron todo lo que exaltase a los protagonistas texanos -las loas a Davy Crockett (Wayne) y a William Barret Travis (Laurence Harvey) no serán pocas- y de paso, las mentiras van y vienen sin el menor escrúpulo: Que los texanos estaban “liberando de la tiranía” a ese Estado > Falso. Querían era arrebatárselo a la nación mexicana para seguir viviendo a sus anchas y manteniendo en esclavitud a los afrodescendientes. Que los mexicanos eran un ejército de 7.000 hombres > Falso. Eran apenas 3 mil (la mayoría de ellos adolescentes); atacaban por escuadrones y los texanos del fuerte se enfrentaron a ellos confiando en que, pronto, llegarían los numerosos refuerzos que nunca llegaron. Davy Crockett, luce como un gran líder > Falso. Tenía apenas un grupito de 7 hombres y obedecía órdenes de Travis. Sobre él llueven muchas fantasías…

En cambio, lo que se dice del generalísimo-presidente, Antonio López de Santa Anna, relacionado a que dio ocasión para que se evacuara a las familias de los soldados y que, al final, liberó a Sue Dickinson, su hija y su esclavo, es totalmente cierto y no podía negarse.

Me gusta mucho la primera parte de, <<EL ÁLAMO>>, con esa relación entre, Davy Crockett y la preciosa ¿Graciela?, ¿María de López y Béjar? ¿Flaca?, porque la presencia de, Linda Cristal, la hace muy grata, y Crockett , hay que decirlo, se porta muy bien jugando a caballero, pero, cuando comienzan las gruesas mentiras históricas, el filme -demasiado largo- se viene al piso… y, definitivamente, sólo queda recordar esos momentos y ¡la magnífica música de Dmitri Tiomkin!
Luis Guillermo Cardona
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