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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Cine negro. Thriller Tony Camonte (Paul Muni), un pistolero de origen italiano, ignorante y sin escrúpulos, es el lugarteniente de Johnny Lovo (Osgood Perkins), el hampón más poderoso del South End de Chicago. Ambicioso y cruel, Camonte, que por una cicatriz que le cruza el rostro recibe el apelativo de Cara cortada, elimina poco a poco a los rivales de su jefe hasta que, con la ayuda de su amigo Gino Rinaldo (George Raft), le arrebata el poder también a él ... [+]
4 de agosto de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras siete años de reinado como jefe del Chicago Outfit (Clan de Chicago), que se pasó por la galleta y le sacó ‘el mejor partido’ a la Enmienda 18 (Ley Seca que, desde 1920 hasta 1933, prohibió la fabricación, venta y consumo de licores ‘intoxicantes’ en todo el territorio estadounidense), a los 33 años de edad, terminó la carrera delictiva de Alphonse Gabriel Capone (1899-1947), conocido en el mundo del hampa como Al Capone. El resto de su vida, lo pasó entre las penitenciarías de Atlanta y Alcatraz, el correccional de Terminal Island, el hospital Johns Hopkins y el Union Memorial… y, como enfermo de demencia sifilítica en su mansión de Palm Island, Florida, donde finalmente moriría a consecuencia de un paro cardíaco. Dejó atrás más de 30 muertes causadas por él o por su pandilla, numerosos heridos a golpes o a bala, una buena cantidad de negocios en ruina… y un hermano muerto y otro en la cárcel. De la relación incestuosa con su hermana Mafalda (Cesca en el filme) poco o nada se dice, pero, su gusto por las prostitutas fue bien conocido y de ahí heredó las enfermedades venéreas que terminarían matándolo.

Este personaje, es el que inspiraría la novela “Scarface” que, Armitage Trail (Maurice Coons), publicara en 1929, falleciendo un año después a consecuencia de un infarto, cuando apenas cumplía los 28 años. El éxito de este libro, animaría enseguida al productor, Howard Hughes, para llevarla al cine. Éste, la puso en manos de Ben Hecht para que la adaptara a guion, y luego, Seton I. Miller, John Lee Mahin y W. R. Burnett, le dieron los toques finales. Hecht se inspiró en los Borgia (Cesare y Lucrezia) para recrear la relación de Tony Camonte con Cesca, y la historia se convierte, al fin, en una fuerte y muy bien contada historia de gánsteres, con un drama a la Shakespeare, sobre un amor imposible.

Magnífica fotografía con algunos toques de luz impresionista; impecables sobreimpresiones y metáforas para condensar hechos relevantes (el arma que dispara incesantemente mientras pasa el calendario, los bolos que caen cuando se atenta contra Gaffney…) y una edición ágil que no deja lugar a instantes fríos.

Hawks, parecía simpatizar bastante con su personaje y trató de mostrarlo de tal manera que pudiéramos conectarnos con él. Se salió con la suya al lograr un clímax bastante dramático pese a su artificialidad, pero la censura lo obligó a cortar varios momentos que estimulaban el aprecio por el temido delincuente.

Al fin, queda una obra que, en términos de producción, es ejemplar para su época y que da cuenta de un brillante artesano con capacidad para hacer grandes cosas. Paul Muni, consolida como actor una de las mejores filmografías de aquellos años y, Ann Dvorak, renueva esa juvenil y sensual presencia que venía de mostrar en “The strange love of Molly Louvain”.

Y retomando las preguntas que se hacen al inicio de “SCARFACE”, surge una más:
El problema del licor y de las drogas adictivas nos incumbe a todos: ¿Qué harás tú al respecto?
Luis Guillermo Cardona
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