Una vez más, Chaplin nos muestra otro de sus cortos más divertidos. He tenido que documentarme un poco, y además por lo que leo, Chaplin cambió el rol de vagabundo por el de ricachón para reflejar el problema del alcoholismo que había por aquel entonces en Estados Unidos. No solamente afectaba a personas de baja clase, sino a cualquier persona, luchando así contra los estereotipos. Toda persona puede ser alcohólica. Muchos gags giran alrededor del alcohol y de las terapias curativas tradicionales del balneario. Las que más me gustaron fueron las que sucedieron en la piscina, sobre todo el masaje que acabó convirtiéndose en un combate de lucha libre. Y como siempre, la chica guapa a conquistar. Podemos reírnos de nosotros mismos, que podemos habernos visto reflejados en alguna situación similar por culpa de la bebida, y pensar si vale la pena o no beber en exceso o si es preciso controlarse. Un 8.