Al director francés de origen polaco no se le puede negar que sabe llevar a buen ritmo el sentido del suspense a sus cintas más celebradas y más si conlleva utilizar el terror psicólogico de buque insignia. Una buena muestra de ello se debe un buen pulso en mostrar sus cartas a Hollywood con “La Semilla del Diablo” (Rosemary´s baby, 1968). Pero creo incluso que “El Quimérico Inquilino”, rodada en francés pero también con reparrto norteamericano (no olvidemos a Shelley Winters y Melvyn Dopuglas como portera y propietario del edificio respectivamente) llega a ser superior a esos horrores en los que se veian sometidos Mia Farrow y John Cassavettes en ese tan mal conocido rue del percebe neoyorkino como son los Apartamentos Dakota.

“Le Locataire” se intuye también como una parodia de “La Semilla del Diablo” aunque menos comprensible como desconcertante porque la situación surrealista que le deparas a su protagonista y su relación con el resto de vecinos llega a ser tan familiarmente odiosa (soberbio como paciente Polanski a quien se le intuye como misterioso personaje por su forma tan rara de ser pero que acaba siendo víctima de un azar que no prevé) como predecible: y es que aquejado de extrañas pesadillas y con la historia sobre el suicidio de la anterior inquilina y la amistad que ha entablado con una amiga suya (excelente Isabelle Adjani), lo cómico con lo sobrenatural se entrelazan y convierten al film en una extraña odisea sobre los insomnes deseos cotidianos de un vecino involuntariamente ruidoso y aquejado de unas pesadillas que no le pertenecen.