Llevando la premisa de dejar llevar a los personajes en su relación con la Naturaleza, Jean-Jacques Annaud llevó esa idea materializada en su sorprendente “En Busca del Fuego” (La guerre du feu, 1981) en un más difícil todavía: convertir mamíferos tan territoriales e imprevisibles como los úrsidos en los auténticos protagonistas de unan aventura en la que destaca la lucha por la supervivencia y su enfrentamiento con otras especies del entorno, como la más peligrosa y depredadora de todas: el hombre.

El pequeño oso que protagoniza la película se enfrenta a toda serie de obstáculos y el director francés aprovecha para lanzarnos un mensaje fervorosamente ecologista, pero rodado con pasión, tristeza y un empleo del montaje que roza la veracidad. La película se desarrolla en la Columbia Británica de finales del siglo XIX aunque fue rodada enteramente en los magníficos parajes montañosos de las Dolomitas, la película presume de enternecedora. Desde el empleo de la banda sonora y como no de la fotografía, el realizador de “El Nombre de la Rosa” (The Name of the Rose, 1986) se acerca al documental de vivas imágenes que hablan por si solas (ej: la soledad del osezno frente a las inclemencias que se le presentan después del absurdo accidente inicial) para pasar a la clásica acción de la Ley del más fuerte y que lo lleva a enfrentarse junto con otro oso, más adulto, con unos cazadores (interpretados por Jack Wallace y Tchéky Karyo).

Impactante en su fecha de estreno y algo olvidada actualmente, la película presume de ser un trabajo meticulosamente bien preparado como llevar a cabo a buen puerto a los animales delante de las cámaras y rodar en zonas de difícil acceso.