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Voto de Guillermo Rico:
10
Romance. Drama Hong Kong, 1962. Chow, redactor jefe de un diario local, se muda con su mujer a un edificio habitado principalmente por residentes de Shanghai. Allí conoce a Li-zhen, una joven que acaba de instalarse en el mismo edificio con su esposo. Ella es secretaria de una empresa de exportación y su marido está continuamente de viaje de negocios. Como la mujer de Chow también está casi siempre fuera de casa, Li-zhen y Chow pasan cada vez más ... [+]
2 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Echar la vista atrás. Volver a encontrarse de frente con dos películas que lloran. Rememorar escenas, momentos, personajes, luces, actitudes, melodías, humo.

Hace algo más de diez años, Wong Kar-Wai decidió darle forma al amor y a la nostalgia. ‘In the mood for love’ junto a ‘2046’, para crear, en conjunto, las dos más grandes películas de nuestro siglo. Antes de hacerlo, ‘Days of being wild’ nos había puesto en aviso sobre la capacidad del asiático para traspasar emociones. Sería injusto tratarlas por separado.

El genio hongkonés nos mostró miradas perdidas, tímidas, apasionadas, delicadas, ralentizadas. Cuatro años después, la necesidad de volver, le hizo montarse en ese tren hacia ninguna parte con nombre de melancolía para hacernos partícipes del dolor de haber perdido esos ojos.

Con él, Tony Leung amó, se escondió, recordó, fumó, sufrió y escribió a través del tiempo. Su elegancia, en ambas obras, entre uno de los mejores papeles de la historia del cine contemporáneo. Maggie Cheung embelesó a cámara lenta dejando el relevo a Zhang Ziyi y Faye Wong que convirtieron al séptimo arte en sensualidad. Un adagio para la estantería del arte junto al deslumbrante visual de Christopher Doyle les acompañaron en busca de lo irrecuperable.

Es curioso como cuesta escribir sobre las películas que de verdad están dentro. Debe ser el miedo a mostrar un poco de nosotros mientras lo hacemos. Wong Kar-Wai se descubrió a través de aquello que se esfuma cuando uno sufre, el alma de los que han amado.

El cine como poesía imperecedera. Una obra maestra total.

Algunos siguen en ese tren hacia ninguna parte.
Guillermo Rico
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