Nos encontramos ante la que quizás sea la mejor película de terror en todo el sentido de la palabra, llegando ésta a causar miedo por las actuaciones, por el guión, por la iluminación, por ciertos movimientos de la cámara entre otras cosas, mientras que la mayoría de películas del género confunden terror con asco, al mostrarnos monstruos desagradables, sangre por doquier, vómitos, etc.; o también confunden terror con sobresalto, haciéndonos llegar el alma a los pies con un estridente “CHAN” en medio del silencio de una escena que carece completamente de TERROR. He aquí la cuestión. A eso me refiero diciendo que ésta es una película de terror en todo el sentido de la palabra.
La actuación del niño es escalofriante, el realismo con que interpreta su personaje, sus expresiones, sus movimientos, además de un cuidado guión, hacen de esta película, junto a un reparto impresionante, una verdadera obra maestra.