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Sudán Sudán · Nakatomi plaza, tarrinas de mostaza
Voto de OwwYeah:
9
Documental Recorriendo Francia, Agnès Varda se ha encontrado con espigadores, recolectores, gente que busca entre la basura. Por necesidad, o por puro azar, estas gentes recogen los objetos desechados por otros. Su mundo es sorprendente. Y la directora, a su manera, es también una especie de espigadora que selecciona y recoge imágenes aquí y allá. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El origen de este documental surge con Agnès Varda observando el cuadro Les Glaneuses (Las espigadoras) de Jean-Francois Millet en el museo d’Orsay en París. Entre Goghs y Renoirs este cuadro pasa un poco desapercibido. A Varda le capturó esa reflexión y ahí empezó su aventura argumental.

Toneladas de patatas a la basura, de forma sistémica. Las desechan por ser demasiado grandes.

espigador, ra.

1. m. y f. Persona que recoge las espigas que quedan o han caído en la siega.

‘’Espigar era una costumbre muy extendida durante el siglo XIX. Los hacendados permitían a las mujeres de condición humilde recoger los frutos que no eran recolectados en la cosecha’’

- Estos tarados lo tiran todo – dice uno de los personajes de los que Agnès Varda encuentra en territorio francés.

Agnès por allá el 2002 era una mujer de setenta y tantos años, salió a buscar un tema que a nadie le interesaba, un tema desechado. Fiel a su espíritu, espigará imágenes, espigará en las experiencias ajenas. La crítica lo llama Naïve pero no sé yo, lo veo más bien de una inocencia infantil, un acto de valentía. Es revelador que la mirada sea femenina porque el origen del espigueo es algo femenino. Quizás sea una actividad de una sensibilidad demasiado respetuosa hacia la vida para tener origen en un sistema de valores varoniles, sistema que con facilidad considera al propio hombre como algo desechable.

De forma simple, honesta y sin demasiados artificios, creará un amplio mosaico donde cada uno le dará uso a desechos por amplias razones. En menos de hora y media conoceremos espigadores, personas con una sensibilidad especial, algo que los hace diferentes a los demás, diferentes a los que generan montañas de basura. Espigadores de ostras, de patatas, almendras, uvas… Espigadores en el mercado, en el campo, en la playa, en las basuras… Algunos por necesidad, otros por placer, por método artístico, por valores… Todos ellos son primero observadores, que no es decir poco; y luego ejercen el esfuerzo de agacharse dónde otros no lo harían y convertir sus restos en ganancia. Gente que nos escupe en la cara nuestra endeble fuerza de voluntad y dejadez.

En el documental hay un abogado que lee la legislación francesa acerca de espigar. Es legal espigar en horas solares. Legislativamente se espiga por necesidad pero como bien dice el abogado, hay algunos con la necesidad del placer de espigar y con eso está todo dicho.

Por lugares específicos, en un momento dado la Varda pone su mano anciana frente a un autorretrato de Rembrandt, ella explica que al tapar y destapar la pintura con su mano, cambia un autorretrato por otro. Cautivador. ‘’Los espigadores y LA ESPIGADORA’’, porque Agnès acaba tomando posición y protagonizando el espigueo documental. Paralelamente a la temática, ella cosecha un momento único en su propia madurez. Ese autorretrato acaba de dar relieve a su visión personal dentro del conjunto. El documental posee algún momento menor dónde se deja llevar por alguna chochería pero apenas afecta a un gran montaje que parte de ella misma y una simple cámara digital de 2003.

Quizás el momento más maravilloso es el final en el almacén/sótano del museo Villefranche. Tienen que buscar entre una pila de cuadros ‘’abandonados ‘’ para sacar al exterior uno de ellos y poder verlo a plena luz del día. Agnès logra captar el cuadro en el momento que deja de ser un objeto relegado al olvido. En el patio exterior hace un viento espantoso, el cuadro de 1’5 x 2 y pico hay que sujetarlo con mucho cuidado. El viento esta ondeando el pelo de las dos restauradoras y la pintura se sacude mientras ellas aguardan otorgándonos el tiempo para observarlo. El susodicho se llama ‘’Las espigadoras huyendo antes de la tormenta ‘’ de Pierre Edmond Hedouín. Fascinante manera de finalizar el visionado. El arte de sublimar desechos y el arte de capturar instantes, conjuntados.

Remarcable que 15 años después hay que ir a buscar el documental entre los restos de la sobreoferta ‘’cultural’’ también generadora de basura en un sentido muy amplio.

Y el después… en el olvido.
OwwYeah
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