Una serie donde la prota es una mujer detective, con superpoderes, borde, con un montón de conflictos internos y al borde del alcoholismo. Mola.
Su némesis resulta ser un sociópata capaz de controlar la mente de sus víctimas para que hagan su voluntad. Además resulta que Jessica, la protagonista, ha estado bajo su control previamente y eso la ha dejado traumatizada. Pinta bien.

Pues eso es Jessica Jones básicamente en su primera temporada. Un duelo entre estos dos personajes, que por momentos resulta altamente sugestivo, debido en gran parte a los dilemas morales que plantea los poderes de Kilgrave (medir cada palabra, el hecho de nunca estar seguro de si alguien actúa bajo su voluntad, la tentación de controlarlo todo…), y sin embargo decepcionante por algún que otro chapucero giro argumental y un final bastante anti climático. Kilgrave parece a ratos invencible y otros tremendamente vulnerable. Vamos, que con que hubieran mandado un sicario que no entienda ni papa de inglés a por él habría sido suficiente para detenerlo. En fin…

La moraleja: Amar a una persona no la obliga a ésta a corresponderte, por muy obsesionado que estés con ella. El amor no puede surgir de la dominación. Lo que está roto, roto está.

Las actuaciones de Krysten Ritter (Alias “Jane” en Breaking Bad, que parece la hermana de Eva Green) y David Tennant son en mi opinión lo mejor del show.
También es de agradecer ese punto de oscuridad con el que sus creadores han intentado dotar el universo de Jessica Jones, aunque aún anda lejos de los abismos de Gotham.
Otro punto remarcable es el hecho de haber intentado alejar a la protagonista de los clichés sexuales asociados habitualmente a la figura de heroínas de cómic, si bien no han podido resistir la tentación de ataviar a Jessica con un ajustado pantalón vaquero y unos perennes labios pintados.

En cualquier caso es una serie entretenida y con un punto “las chicas son guerreras” muy saludable. Meet the Jessi.

P.D. : ¿Crossover Jessica Jones y Daredevil? Yes, please.