Marvel sigue intentando hacer girar la rueda de los superhéroes y para evitar lagunas entre estreno taquillero y estreno taquillero, cree haber encontrado la fórmula para mantener entretenidos a los fans: una serie mediocre con demasiadas ambiciones y pocos logros.

Concebida como spin-off serializado de Los vengadores. No logra llegar ni al nivel de interés de la primera Thor (que ya es decir). Parece nacida con la intención de dar cabida a lo que las películas no logran mostrar del mundo Marvel. De aspectos que las películas, por su duración, no pueden o no quieren explicar. El resultado es una serie que se ocupa de esos detalles que no merecen ser explicados. Asuntos que las películas desechan justo por tener interés nulo y que la serie parece encantada de rescatar. Pero sobre todo, repleta de esa cargante pátina moral de Disney y rellena con personajes estereotipados de tres clases, agentes muy especializados en coreografías, empollones capaces de metaforizar en seguida lo cuántico para que lo entendamos y malos. Malos muy malos.

¿De verdad está Joss Whedon detrás del proyecto? Quizás simplemente cogió el dinero por realizar el piloto y añadirse como creador y salió pitando viendo el aspecto que íba a tener finalmente el engendro. Eso sí sería creíble. También hay que decir que el piloto es una cosa, y el resto de episodios, otra. Si algo sabía hacer este hombre era crear, con pocos medios y mucha inventiva, un universo muy interesante. Sobre todo era un universo con verosimilitud interna. Buffy, Angel o Firefly son los mejores ejemplos de que Whedon es capaz de salir airoso dentro de la cutrez presupuestaria. Quizá se maneja mejor con presupuestos altos en el cine. Porque en cuanto a series, lo que necesitaría es un gran recorte de fondos, a ver si la cosa termina despegando. Pero no, su firma no aparece por ningún lado. La firma metafórica, quiero decir.

Que la actriz Cobie Smulders vaya a repetir, durante la primera temporada, como Maria Hill de manera más o menos regular no quiere decir que estemos ante Los vengadores versión 45 minutos. Entonces, como esa idea ya ha quedado clara, sólo podemos suponer que nos la quieren colar con calzador. El mismo modus operandi se repite con Samuel L. Jackson y el personaje de Furia. Alguna que otra aparición puntual tendrá, para que no pensemos que esto es algo totalmente diferente. Demasiado tarde.

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