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España España · Jérica
Voto de polelo:
9
Western Arizona, 1874. Link Jones, un antiguo pistolero dedicado al bandidaje, se ha redimido y es un hombre respetado por sus vecinos. Tanto es así, que, depositando toda su confianza en él, le han entregado seiscientos dólares destinados a contratar a una maestra para la escuela que piensan inaugurar. Con esta misión, Link emprende un viaje en tren, pero inesperadamente el destino lo devuelve a su pasado, poniendo en peligro su reputación. (FILMAFFINITY) [+]
6 de julio de 2007
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema de la redención está muy presente en la mayoría de los clásicos del western, la aparición introspectiva de un sentimiento moral en el indivíduo otrora carente del mismo que le lleva a buscar un nuevo horizonte personal tratando de dejar atrás un pasado (Horizontes Lejanos) o un presente (Cielo Amarillo) turbulento, enfrentándose a la propia realidad es un tema recurrente. Por un lado se nos muestra una época iniciatica, aquella en la que la ley del más fuerte y/o más rápido era la que regía, época de forajidos, pistoleros y cuatreros, por otra la llegada de un nuevo periodo en el que es imprescindible asentar las bases institucionales de una nueva sociedad (El hombre que mató a Liberty Valance).
En "El hombre del Oeste", convergen estas situaciones, al igual que "Horizontes Lejanos", el antiguo forajido intenta forjar una nueva vida participando activamente en su creación como forma de redimir su pasado, si en "Horizontes" se plantea una reflexión social más que individual (la manzana podrida), en "El hombre del Oeste", la reflexión es púramente individual.
Parabólicamente, el examen final que el protagonista tendrá que pasar le obligará a juntarse con su antigua banda, algo que repetirá Eastwood en "Sin Perdón", treinta y tantos años después.
Abandonando su actor-fetiche Stewart, Anthony Mann firma un western memorable, cocinado con muy pocos elementos físicos (tanto materiales como humanos). La evolución psicológica del protagonista, trazada en paralelo con el propio paisaje, nos llevará de la apacible vida del medio oeste a las áridas tierras de un sur empobrecido y desértico.
La tensión psicológica y física es de una densidad raramente lograda por Mann que hacen caminar a la película de una manera sólida y contundente.
Muy estimable la contribución musical de Leigh Harline sobre temas populares, los subrayados son magníficos así como el "main Theme" con una instrumentación de potentes metales (trompas).
El final, aunque en principio pueda parecer previsible, es totalmente ambiguo y abierto lo cual no deja de sorprender en una película hollywodiense de la época que sea.
De visión necesaria.
polelo
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