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Voto de Francesca:
10
Drama La historia está ambientada en 1907, en Uppsala, Suecia, y se centra en los Ekdahls, la familia del joven Alexander y su hermana Fanny. Los padres se dedican al teatro y son felices, hasta que el padre muere de forma repentina. Al poco tiempo, la madre decide casarse con un líder religioso conservador, una decisión que cambiará sus vidas. (FILMAFFINITY)
7 de septiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poderoso drama intimista, onírico y cercano.

La acción empieza en Navidad y se sigue a través de la mirada de un niño (Alexander). De ahí, un guió a Un cuento de Navidad de Dickens. Asistimos a la representación teatral de un grupo de cómicos, que representan una función navideña. De ahí, el guiño a Shakespeare y su Sueño de una noche de verano; y también guiño al teatro como espacio para salir de la tremenda realidad, como explica emocionado el director de la troupe a su gente (padre de Alexander y Fanny y esposo de Emilie). La sombra de Shakespeare, y más concretamente Hamlet, vuelve a aparecer con el tema de los fantasmas, del padrastro…

Cuando tras la cena de navideña, nos adentramos en las habitaciones de los hijos, recuerda en parte a La caída de los dioses (L. Visconti, 1969), otro retrato de gran familia, en el que cada cual con sus problemas. Aquí, Helena, la mater familias de los Ekdalh confiesa sus penas a su amigo Isak… Gustav Adolf se ha convertido en el amante de Maj, una de las domésticas, y acabará disgustado con ella; Carlchen, arruinado y cobarde, sufre y para resarcirse insulta a su mujer de origen alemán.

Los colores cambian; del rico rojo del principio, presente en las cortinas, vestidos, mobiliario; transitamos por el negro del duelo, por el gris, del aburrimiento y los colores deslavazados y sobrios, cuando Emilie se casa de nuevo. En la austera casa del nuevo marido, los colores son color piedra, los rostros son pálidos, los vestidos grises y las paredes desnudas.

Empieza la segunda parte, en la casa del padrastro. No hay risas, hay normas, oraciones y reglas a respetar. La madre intenta mediar entre la nueva vida que la familia del obispo le intenta imponer tanto a ella como a sus hijos, y lo que ha vivido hasta poco tiempo antes. Y la vida se convierte en un infierno.

Es cuando aparecen los fantasmas; Oscar, el fallecido, se le aparece a su madre y a Alexander. Y demás apariciones que van surgiendo, la realidad y ficción se confunden porque cuando la vida es una pesadilla, no sabes si estás soñando, si quieres despertar o si la imaginación te juega una mala pasada o, por el contrario, si esas risas y ternura (del final, por ejemplo) son reales.

Se quedan en el limbo algunas explicaciones: ¿Qué pasó exactamente con el obispo? ¿Cómo salieron los niños? ¿Es “real” la escena entre Ismael y Alexander?

Y es que es así, “all the world is a stage”, afirmaba Shakespeare y parece que solo la irrealidad del teatro puede recomponer la realidad: “La mentira y la realidad son una. Todo puede acontecer”, reza el texto de Strindberg que Helena lee al final.

Escenas:
- Tras la muerte del padre, los gritos de esposa Emilie que berrea de dolor en medio de la noche.
- Cuando el futuro marido, el obispo protestante le pide que deje su casa, sin ninguna de sus pertenencias, que abandone su antigua vida y empiece la nueva vida con él; tanto ella como los niños.

Frases:
- Tras el castigo a Alexander, con diez golpes de fusta y confesión de su “pecado” por haberse inventado un historia, el padrastro declara:
“¿Entiendes que te he castigado por amor?”
Francesca
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