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España España · bilbao
Voto de ernesto:
7
Drama Tres mujeres reciben una carta de una amiga llamada Addey Ross en la que les dice que se ha fugado con uno de sus maridos. A partir de aquí veremos las dudas y los temores de las tres esposas sobre sus respectivos matrimonios, en una narración articulada en flashbacks en los que vemos diversas escenas de sus matrimonios. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este punto de su carrera Mankievicz ya había dado buena cuenta de su enorme elegancia como guionista y director. El fantasma y la señora Muir es una buena prueba de ello, y sin duda su mejor película hasta entonces. Al menos hasta entonces las películas del director resultaban mejores cuanto más cerca estaban de los personajes, y menos afortunadas cuando más centradas estaban en las tramas. Carta a tres esposas, sin parecerme ninguna genialidad, está mas cerca de las primeras que de las segundas.
El comienzo de la película no puede ser más atractivo. Tres amigas deciden hacer una excursión en un barco. Tras despedirse de sus respectivos maridos se reunen, y cuando están a punto de embarcar reciben una carta dirigida a las tres. La manda Addey Ross, otra amiga cuyo nombre ha surgido en numerosas ocasiones y de manera incómoda en las relaciones de pareja de sus tres amigas. En la carta les anuncia que el marido de una de ellas no estará esperándolas en casa esa noche, ya que se habrá fugada con ella. La duda y el miedo que esta carta genera en esas tres mujeres encerradas en un barco, y la incertidumbre de si su matrimonio se habrá ido a pique o no, es un planteamiento extraordinario para una historia.
Pero en lugar de jugar con las consecuencias de ese miedo, el guionista decide investigar en los orígenes de esa inquietud, y para ello se marca tres largos flash-backs que funcionan bastante bien cada uno por separado, pero que no consiguen que ese prometedor conjunto brille a la altura esperada.
Por un lado la insegura Deborah recuerda el momento en el que se dio a conocer por primera vez ante los amigos de su marido. Sus miedos y debilidades se incrementaron cuando oyó por primera vez el nombre de Addey, y vió como la mirada de su marido brillaba como nunca. Por su parte la decidida Rita también duda al rememorar una noche en la que olvidó el cumpleaños de su marido en favor de sus propios problemas. Addey no lo ovidó. Por último la ambiciosa Lora Mae recuerda las bases sobre las que se sustenta su endeble matrimonio para comprobar que, tal vez, su marido podría recibir de brazos de Addey Ross lo que ella no le da.
Joseph L. Mankievicz se luce nuevamente como guionista, menos como director, sobre todo en el segundo de los fragmentos, que rebosa ingénio y ritmo. Pero es precisamente ese el problema que impide que Carta a tres esposas sea la gran película que algunos dicen que es. Y es que al final queda la sensación de que eso que las tres historias deberían tener en comun entre ellas, y que tendría que enlazar con el excelente comienzo, es algo tan leve que apenas se aprecia. Y así el relato prometido pierde la contundencia y la garra prometida.
Sorprende ese Oscar al mejor director del que hablaba al comienzo, cuando el director ya tenía, para entonces, alguna película bastante mejor, pero no por ello la película deja de tener, aunque sea de forma más puntual, algunas de las mejores características de su cine.
ernesto
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