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España España · bilbao
Voto de ernesto:
8
Drama El victorioso general Julio César se ve obligado a visitar Egipto para evitar la guerra civil provocada por la falta de entendimiento entre Cleopatra y su hermano Tolomeo, que comparten el poder en Egipto. César, cautivado por la inteligencia y belleza de la joven, la proclama reina indiscutible de Egipto, y tras el nacimiento de su hijo, Cesarión, la convierte en su esposa. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigo avanzando, lento pero seguro, en mi personal ciclo sobre la filmografía del director Joseph L. Mankiewicz, llegando a la que sin duda es su películas más grande y ambiciosa, y a buen seguro también la que más quebraderos de cabeza le proporcionó. Mankiewicz llegó a este proyecto de rebote, después de que el realizador Rouben Mamoulian abandonara la producción, y tras un importante baile de nombres en el reparto en el que se jugó con las presencias de Stephen Boyd, Marlon Brando, Susan Hayward y la mismísima Joan Collins.
Una vez en él, y confirmada la presencia de la explosiva pareja Taylor-Burton, que comenzarían una apasionada relación personal durante la filmación, Mankiewicz puedo meter mano en el guion, pero poco pudo aportar ante las dimensiones de una historia que ya estaba bastante cerrada.
Así Cleopatra queda como una demostración de oficio asombrosa por parte del Mankiewicz director, pero donde su personal estilo, fino y sutil, no se ve por ningún lado. Aunque dirigida por Mankiewicz, Cleopatra no es una película de Mankiewicz.
Las relaciónes que Cleopatra mantuvo con Julio César primero y con Marco Antonio después son los dos pilares en los que se sustentan las cuatro largas horas de película. La primera de ellas marcada por la conveniencia, y la segunda por la más arrebatadora pasión. Tal vez por la propia naturaleza de estas relaciones resulta más interesante la segunda parte de la película, en la que la historia se ve sacudida por la electrizante relación que mantienen los dos personajes principales, y, sobre todo, por la química tremenda que surgió durante el rodaje entre sus dos memorables protagonistas, Elisabeth Taylor, fascinante como nunca, y Richard Burton, gran actor como siempre. Curiosamente en los Oscar de aquel año el único miembro del reparto reconocido con una candidatura fue el excelente Rex Harrison, que interpretaba a Julio César, pero que inevitablemente queda relegado en el recuerdo ante el torbellino Taylor/Burton.
Por lo demás Cleopatra es una producción tan suntuosa y deslumbrante (ver para ello la alucinante entrada de la reina egipcia en Roma) en lo visual, como convencional, fría y un tanto esquemática en lo narrativo, que solo se ve sacudida cada vez que sus dos protagonistas chocan en pantalla. En cualquier caso la asombrosa dirección artística, en una época en la que no existían ordenadores y la genial música de uno de los más grandes compositores de la historia del cine, Alex North, consiguen esconder las carencias de una espectáculo que todavía hoy es capaz de dejar al espectador boquiabierto en más de un momento.
Con esta película Joseph L. Mankievicz volvió a quedarse a varios palmos de distancia de la que seguía siendo su gran obra maestra hasta ese momento, la incomparable Eva al desnudo. Aunque, aun así, Cleopatra se ganó un puesto importante dentro de su filmografía.

7.5
ernesto
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