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Voto de Barfly:
7
6,5
604
Thriller
Un jugador profesional, que intenta escapar de un grupo de gánsters que lo buscan para matarlo, se oculta en la mansión de una millonaria que tiempo atrás asesinó a su marido. Cuando la viuda se enamora de él, el jugador se ve poco a poco involucrado en el pasado de la mujer. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2009
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña y perturbadora película parida en el país de Terrones Enrique, ese gran futbolista que brilló en el Arsenal y retrató a Carapony en el 2-6.
Alfombras tuvo a bien regalármela en el Azpena anterior, mientras jugábamos al ping pong con nuestras petacas. Entre muchas otras, conviene apuntar, y aquí estoy yo, degustando con tranquilidad y poco a poco sus entrañables obsequios inyectados en vino.
Los Felinos es una película más negra que el ébano, aunque no aparezca el Gorras ni Pichum. Delon y Jane, excelsos ambos, pasean su carisma por todo el metraje, aunque es la hija de Enrique Fundas la que refulge hasta el éxtasis aquí, más bella y sensual que nunca, y haciendo una de las colas de vaca más antológicas que recuerdo en el desenlace, lo más inspirado de la función, sin duda.
A veces se dispersa un poco, y quizá le falte algo de nervio, pero los amantes de la turbiedad tienen aquí una ineludible cita, verán cómo los corazones tintinean en la cubitera y los gatos negros ríen a carcajadas.
Verán.
Alfombras tuvo a bien regalármela en el Azpena anterior, mientras jugábamos al ping pong con nuestras petacas. Entre muchas otras, conviene apuntar, y aquí estoy yo, degustando con tranquilidad y poco a poco sus entrañables obsequios inyectados en vino.
Los Felinos es una película más negra que el ébano, aunque no aparezca el Gorras ni Pichum. Delon y Jane, excelsos ambos, pasean su carisma por todo el metraje, aunque es la hija de Enrique Fundas la que refulge hasta el éxtasis aquí, más bella y sensual que nunca, y haciendo una de las colas de vaca más antológicas que recuerdo en el desenlace, lo más inspirado de la función, sin duda.
A veces se dispersa un poco, y quizá le falte algo de nervio, pero los amantes de la turbiedad tienen aquí una ineludible cita, verán cómo los corazones tintinean en la cubitera y los gatos negros ríen a carcajadas.
Verán.