Tenemos ante nosotros un fenómeno bastante habitual en lo que a las películas de serie b se refiere, malas notas en películas sorprendentemente buenas.

La propuesta es arriesgada. Dos actores principales en una única localización, prácticamente, durante casi dos horas. Sin embargo, el guion es tan sumamente bueno que no hace falta nada más. Si a eso le añades dos interpretaciones que te dejan con la boca abierta, te sale una joya. Amor tóxico es eso, una joya oculta de nuestro cine.

En especial, quisiera destacar a la protagonista, Ann Perelló. Borda el papel. Convincente, clara a la par que oscura. Indescriptible. No comprendo cómo esta actriz no tiene más papeles protagonistas. Es una bestia interpretativa. Alucinante. Te mantiene enganchada a lo largo de todo el filme.

En lo que al argumento se refiere, es sencillo, pero ejecutado a la perfección. Una cita de dos personas que se han conocido por internet. Ella se muestra contradictoria e inesperada. Él, por su parte, un chico "normal". Básico, sin mayores aspiraciones, que busca echar un polvo. Bajo esta sencilla idea se dibuja una película imponente.

Importante me resulta destacar que el director no pierde el pulso a la película en ningún momento, y eso que en brevísimos momentos, la película corre el riesgo de reiterarse en las conversaciones. Pero enseguida comprendes que no se trata de un error, sino que de algo completamente real, que pasa cuando dos personas conversan.

En definitiva, una película muy buena. Habla del amor y de las relaciones en el siglo XXI como ninguna otra. Puede ser, de lejos, la película con la que más me he sentido identificado en lo que al amor y las relaciones se trata. Cada frase parece la disección de un perfecto cirujano que con su bisturí analiza la realidad, abre la herida y la llena de una carcajada hiriente, pero también sanadora.