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Voto de TOM REGAN:
6
8 de junio de 2023
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137/20(21/05/23) Desequilibrada comedia romántica musical, remake torpón de la gran “Ninotchka” de 1939 del gran Ernst Lubitsch, donde precisamente lo que más falla es la historia, sosteniéndose por una carismática pareja protagonista en las figuras del mejor bailarín de la historia (con el permiso de Gene Kelly), Fred Astaire a sus 58 años demuestra sus innatas habilidades para todo tipo de danzas imaginativas, junto a la talentosa (e infravalorada) Cyd Charisse, repetían emparejamiento tras el éxito de "Melodías de Broadway 1955" (1953), teniendo bailes ambos y por separado notables, en esto tiene atractivo el film, en los exquisitos bailes algunos que quedan para el recuerdo; a destacar también la presencia de un divertidísimo Peter Lorre (el mítico psycho-killer pedófilo de “M”, el asesino de “El hombre que sabía demasiado” el viscoso ladrón Ugarte de “Casablanca”) como parte del trío soviético de pícaros, Antológico su mantra de baile agarrado a una silla de sobacos y el otro brazo en una mesa estirando los pies en modo de baile ruso, y con algo siempre en la boca, se nota tan fuera de lugar en los bailes, epítome es el sarcástico ‘Siberia’, busca el bolsillo para meter la mano, como sus compañeros, y al final desiste de modo sibilino, espectacular en su picardía y bon vivant (llega una noche de madrugada y esgrime ante los camaradas que ha estado haciéndose la manicura, y responde con flema: "No puedo dormir con las uñas largas"; también reseñable la presencia (infrautilizada) de Janis Paige como una diva tontorrona de Hollywood (parodia indisimulada de Esther Williams cuando le preguntan por sus películas de bailes acuáticos), jocosa en las respuestas a los periodistas cuando le cuestiona sobre hombres (‘Solo somos buenos amigos’, dice esto incluso cuando le preguntan por gente famosa muerta como Tolstoi), haciendo pareja con Fred Astaire en el burlón y muy jocoso tema "Stereophonic Sound", teniendo otro notable tramo en el tema guiñolesco “Josephine”, actuación tan histriónica como fogosamente atractiva, lástima que en el tramo final se quede fuera.
Última dirección del georgiano Rouben Mamoulian (“Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, “La Reina Cristina” o “La Marca del Zorro”). Adaptan “Ninotchka” Leonard Gershe (“Una cara con ángel”) y Leonard Spigelgass (“La calle del misterio”), basándose en el musical teatral de 1955 homónimo (Silk Stockings) de George S. Kaufman-Leueen McGrath-Abe Burrows-Cole Porter, manteniendo la trama del film ‘lubitschhiano’ (aunque cambiando la nacionalidad del pretendienta de Ninotchka de francés a estadounidense, y es que a pesar de ocurrir el grueso de la trama en la capital gabacha, no aparece galo alguno) y agrega partitura de Cole Porter, presenta docena de melodías, con arreglos de André Previn (Ganador de 4 Oscar y 10 Grammy), y bailes cuentan con vistosas coreografías de Hermes Pan (colaborador habitual de Astaire desde 1933, participó en 17 de los 31 musicales del bailarín, hasta el último con “Finnian’s Rainbow” en 1968), añadiendo con respecto al musical de Broadway la nueva canción "The Ritz Roll and Rock", parodia del entonces emergente rock and roll (Elvis Presley estaba en todo lo suyo con su éxito del año anterior “Love me tender” y con el de ese mismo año, el mítico “rock de la cárcel”). De modo brillante Astaire combina su frac y sombrero de copa con el emergente rock, termina con Astaire rompiendo simbólicamente su sombrero de copa, elemento considerado una de sus marcas, gritando con ello alegóricamente que dejaba las películas musicales (al menos lo hizo para las de la MGM), y erigiéndose en momento parteaguas, al dar fin a una era y el comienzo de otra. Aunque Fred volvería al género 11 años después con Francis Ford Coppola y su “El valle del arco iris” (1967).
Cinta con efluvios a la Guerra Fría, visión ridiculizante de los soviéticos, no lejos de la realidad sus planteamientos, haciendo chanzas de la tiranía del régimen, de sus deportaciones al Gulag, hacen burlas de las deportaciones, de las represalias a las familias como chantaje, de las estancias donde se hacinaban familias en pocos metros cuadrados, de los espías domésticos, se ríen de la frugalidad austera en que viven. Son pellizquitos sin mucha mordacidad, se quedan en la superficie, retratando al estado soviet como algo cuasi infantil en su puritanismo. Ello contraponiéndolo al modo de vida occidental hedonista, de disfrutar de la vida, de los pequeños (o grandes) lujos, del amor puro, de su libertad. Aunque también se miran el ombligo (de modo superficial) en momentos como cuando Ninotchka comenta que los que hacen la película “Guerra Y Paz” pueden llegar a cambiar el final para que ganen los franceses, o como son capaces de cambiar música clásica por música moderna, en como hacen coña de las nuevas tecnologías con el tema "Stereophonic Sound", o en cómo se burlan del floreciente entonces Rock and Roll.
Por supuesto que no se puede comparar ni de lejos con el referente original “Ninotchcka”, no más allá de ser un afiche, carece de la chispa, del ingenio, carece del humor orgánico, todo se siente manufacturado, así como en el nivel romántico resulta impostado, fluye sin calor alguno, todo por imperativo del guion. Hay una sub trama atropellada sobre el compositor ruso, metida con fórceps, este no tiene su reflejo en la original, donde el deux machine eran simplemente el reclamo de unas joyas por parte de los soviéticos, aquí se lían con esta sub trama; No aprovechan para innovar con respecto a la original, rodando en París, esto podría haber dado sentido al remake (el de Lubitsch tampoco se filmó en la Ciudad de la Luz, pero era Lubitsch), filman en cantarines sets de sonido, hace la puesta en escena se sienta plana, se supone lo que encandila a Ninotchka es la seductora capital gala, esto queda falso... (sigo en spoiler)
Última dirección del georgiano Rouben Mamoulian (“Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, “La Reina Cristina” o “La Marca del Zorro”). Adaptan “Ninotchka” Leonard Gershe (“Una cara con ángel”) y Leonard Spigelgass (“La calle del misterio”), basándose en el musical teatral de 1955 homónimo (Silk Stockings) de George S. Kaufman-Leueen McGrath-Abe Burrows-Cole Porter, manteniendo la trama del film ‘lubitschhiano’ (aunque cambiando la nacionalidad del pretendienta de Ninotchka de francés a estadounidense, y es que a pesar de ocurrir el grueso de la trama en la capital gabacha, no aparece galo alguno) y agrega partitura de Cole Porter, presenta docena de melodías, con arreglos de André Previn (Ganador de 4 Oscar y 10 Grammy), y bailes cuentan con vistosas coreografías de Hermes Pan (colaborador habitual de Astaire desde 1933, participó en 17 de los 31 musicales del bailarín, hasta el último con “Finnian’s Rainbow” en 1968), añadiendo con respecto al musical de Broadway la nueva canción "The Ritz Roll and Rock", parodia del entonces emergente rock and roll (Elvis Presley estaba en todo lo suyo con su éxito del año anterior “Love me tender” y con el de ese mismo año, el mítico “rock de la cárcel”). De modo brillante Astaire combina su frac y sombrero de copa con el emergente rock, termina con Astaire rompiendo simbólicamente su sombrero de copa, elemento considerado una de sus marcas, gritando con ello alegóricamente que dejaba las películas musicales (al menos lo hizo para las de la MGM), y erigiéndose en momento parteaguas, al dar fin a una era y el comienzo de otra. Aunque Fred volvería al género 11 años después con Francis Ford Coppola y su “El valle del arco iris” (1967).
Cinta con efluvios a la Guerra Fría, visión ridiculizante de los soviéticos, no lejos de la realidad sus planteamientos, haciendo chanzas de la tiranía del régimen, de sus deportaciones al Gulag, hacen burlas de las deportaciones, de las represalias a las familias como chantaje, de las estancias donde se hacinaban familias en pocos metros cuadrados, de los espías domésticos, se ríen de la frugalidad austera en que viven. Son pellizquitos sin mucha mordacidad, se quedan en la superficie, retratando al estado soviet como algo cuasi infantil en su puritanismo. Ello contraponiéndolo al modo de vida occidental hedonista, de disfrutar de la vida, de los pequeños (o grandes) lujos, del amor puro, de su libertad. Aunque también se miran el ombligo (de modo superficial) en momentos como cuando Ninotchka comenta que los que hacen la película “Guerra Y Paz” pueden llegar a cambiar el final para que ganen los franceses, o como son capaces de cambiar música clásica por música moderna, en como hacen coña de las nuevas tecnologías con el tema "Stereophonic Sound", o en cómo se burlan del floreciente entonces Rock and Roll.
Por supuesto que no se puede comparar ni de lejos con el referente original “Ninotchcka”, no más allá de ser un afiche, carece de la chispa, del ingenio, carece del humor orgánico, todo se siente manufacturado, así como en el nivel romántico resulta impostado, fluye sin calor alguno, todo por imperativo del guion. Hay una sub trama atropellada sobre el compositor ruso, metida con fórceps, este no tiene su reflejo en la original, donde el deux machine eran simplemente el reclamo de unas joyas por parte de los soviéticos, aquí se lían con esta sub trama; No aprovechan para innovar con respecto a la original, rodando en París, esto podría haber dado sentido al remake (el de Lubitsch tampoco se filmó en la Ciudad de la Luz, pero era Lubitsch), filman en cantarines sets de sonido, hace la puesta en escena se sienta plana, se supone lo que encandila a Ninotchka es la seductora capital gala, esto queda falso... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Amén de que no hay visita alguna los iconos parisinos (Torre Eiffel, Arco del Triunfo, Campos Eliseos,…), porque no pusieron la acción en por ejemplo Nueva York?; Y encima con un rush final que se sabotea a siu misma con agujeros a la altura del Titanic (*spoiler); Ni Charisse puede emular mínimamente la gelidez de Greta Garbo, y su posterior transformación, no olvidemos que este film fue un hito por algo tan grande que paró el mundo, y es que la diva sueca SONRIÓ, este evento planetario era inalcanzable para la competente Cyd. Aunque para contrapesar esto tiene números musicales tan deslumbrante como en el que se cambia de modo coqueto ante nuestros ojos en un fulgente baile, la que se supone metamorfosis donde la vemos coquetamente en ropa interior, tramo que da título (en el film de Lubitsch el leit motive era un sombrero y aquí son medias de seda para esas interminables piernas de la Charisse); Astaire no puede aportar la picardía sibilina de Melvin Douglas, tiene carisma el bailarín, pero adolecía de la capacidad de ser actor con soltura, en su favor es que la gracia y energía bailando eran cumbres del cine como lo demuestra en el número en que tiene de partenaire a una silla; Tampoco es que ambos tengan química actuando, carecen de compenetración interpretativa, aunque lo suplen con la chispa que emana de sus números musicales donde se crecen espectacularmente. Teniendo ambos un formidable número musical en elegante “All of you” o el “Paris for lovers”.
Tiene número Broadway en el “Red Blues”. Ninotchka, Boroff y los tres comisarios protagonistas, están en un pisucho reunidos recordando sus felices días en Paris. Boroff toca a piano un tema de música moderna, mientras toca comienzan a aparecer vecinos que se arrancan a bailar en un número con decenas de gente danzando rítmicamente, muy vistosa coreografía (no trascedente), con guiños al estilo folk de baile rusocon una Charisse sublime. Donde el Cinemascope tiene sentido en lucirlo en fulgente colorido. Habiendo un running-gag sobre un supuesto vecino comisario bolchevique sucede dos veces en que un tipo entrado en años aparece para ir al baño y todos paran ipso facto, temen que la ‘decadencia’ de este baile moderno les puede causar problemas ante las autoridades, por aquello de que en la URSS (y en todos sus satélites, como bien expone la magna “La vida de los otros”), cualquier vecino es un potencial ‘chivato’. Y para adornar la situación uno de los allí presentes comienza a hablar sobre las bondades del régimen comunista como tapadera a la ‘transgresión’ que allí cometen, chancesco.
*Resulta el trío de comisarios se ven obligados a volver a la URSS por las represalias que pudieran tener las autoridades contra su familia si no retornan. Pero resulta que el tramo final vuelven y dicen a Ninotchka que no piensan volver. Pero no dicen que ha cambiado con respecto a las represalias contra su familia (¿?).
Al final hay que tomarla como un pasarratos sin más, un producto que bebe del éxito de la primigenia para derivar en un musical con buenos momentos en este género, no es lo mejor de Astaire, pero si es disfrutable, sobre todo por el (paradójicamente no está Astaire en acción) ‘Silk Stockings’ de Charisse bailando mientras se transforma en ‘cool’. Ah, y por el sensacional ‘The Ritz Roll and Rock’ (paradójicamente sin la Charisse). Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/06/la-bella-de-moscu.html
Tiene número Broadway en el “Red Blues”. Ninotchka, Boroff y los tres comisarios protagonistas, están en un pisucho reunidos recordando sus felices días en Paris. Boroff toca a piano un tema de música moderna, mientras toca comienzan a aparecer vecinos que se arrancan a bailar en un número con decenas de gente danzando rítmicamente, muy vistosa coreografía (no trascedente), con guiños al estilo folk de baile rusocon una Charisse sublime. Donde el Cinemascope tiene sentido en lucirlo en fulgente colorido. Habiendo un running-gag sobre un supuesto vecino comisario bolchevique sucede dos veces en que un tipo entrado en años aparece para ir al baño y todos paran ipso facto, temen que la ‘decadencia’ de este baile moderno les puede causar problemas ante las autoridades, por aquello de que en la URSS (y en todos sus satélites, como bien expone la magna “La vida de los otros”), cualquier vecino es un potencial ‘chivato’. Y para adornar la situación uno de los allí presentes comienza a hablar sobre las bondades del régimen comunista como tapadera a la ‘transgresión’ que allí cometen, chancesco.
*Resulta el trío de comisarios se ven obligados a volver a la URSS por las represalias que pudieran tener las autoridades contra su familia si no retornan. Pero resulta que el tramo final vuelven y dicen a Ninotchka que no piensan volver. Pero no dicen que ha cambiado con respecto a las represalias contra su familia (¿?).
Al final hay que tomarla como un pasarratos sin más, un producto que bebe del éxito de la primigenia para derivar en un musical con buenos momentos en este género, no es lo mejor de Astaire, pero si es disfrutable, sobre todo por el (paradójicamente no está Astaire en acción) ‘Silk Stockings’ de Charisse bailando mientras se transforma en ‘cool’. Ah, y por el sensacional ‘The Ritz Roll and Rock’ (paradójicamente sin la Charisse). Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/06/la-bella-de-moscu.html