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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Terror. Thriller Polanski interpreta al agradable Trelkovsky, que vive en un apartamento de París que tiene un sombrío pasado... la anterior inquilina, una mujer joven, se tiró por el balcón. Sus pertenencias siguen allí... cosas que alimentan la obsesión de Trelkovsky por la mujer. ¿O tal vez le están llevando a la locura? (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
77/21(22/03/23) Turbador thriller psicológico dirigido por Roman Polanski que también protagoniza, fue su primer film galo tras huir de la justicia estadounidense. Adapta la novela “Le Locataire chimérique” de Roland Topor de 1964, con guion del propio polaco junto a Gérard Brach (“El nombre de la rosa”), narra la historia de un hombre francés cuya cordura se ve alterada por una serie de eventos extraños en el lugar donde reside, alquila un apartamento parisino en el que vivía una mujer que se ha suicidado. Cuenta con la participación de Isabelle Adjani, Melvyn Douglas, Jo Van Fleet y Shelley Winters. La película pertenece a la «trilogía del apartamento» («Apartment Trilogy») de Polanski junto con Repulsión de 1965 y Rosemary's Baby de 1968. Obra que se adentra en el terror surrealista en una narración que gradualmente te atrapa en sus malsanas redes a través de un protagonista que sufre una metamorfosis bizarra, este inmerso en un microcosmos de seres extraños y disfuncionales, obra de las que se pueden extraer múltiples lecturas alegóricas, desde una metáfora sobre el antisemitismo (la policía le trata con desdén por su apellido judío), la homofobia o transfobia (la pérdida de la identidad sexual) , e incluso sobre su situación en USA como eminente fugitivo. Se puede ver como las consecuencias del acoso y derribo, no es una película para todos los paladares, seguro que por ejemplo gustó mucho a David Lynch (lo del protagonista viéndose a sí mismo a lo lejos me recuerda claramente a “Carretera Perdida”, donde alguien hablaba por teléfono con otra persona desdoblada ante sí mismo, ya sé que es complicado de explicar) e incluso a nuestro Luis Buñuel por lo críptico de muchas situaciones que te dejan en shock, un desarrollo que te va hundiendo en la opresión, te va asfixiando, hasta desembocar en un clímax final atronador.

Una intrigante música sobre títulos iniciales de crédito presentan patio interior de una añeja comunidad parisina con los enigmáticos rostros cambiantes de vecinos absortos en los ventanales. Un nuevo vecino viene a enterarse de una vivienda en alquiler, Trelkovsky (Roman Polansky), emigrante polaco empleado en una promotora inmobiliaria que se ha enterado por un anuncio que el Sr. Zy (Melvyn Douglas) arrenda un piso en el que hacía poco la anterior inquilina, Simone Choule (Dominique Poulange), había intentado suicidarse lanzándose ventana abajo estando actualmente convaleciente de extrema gravedad en un hospital. La portera de la comunidad, una huraña mujer de edad avanzada le enseña el piso, se trata de un pequeño apartamento carente de retrete, para lo cual debería salir a un misterioso baño comunal en el pasillo de fuera. Después de discutir con el Sr Zy el precio a pagar y ante la inminente muerte de la anterior inquilina aún convaleciente en el hospital, Trelkovsky se instala por fin en el piso.

Polanski se adentra en temas como los sentimientos de culpa, la paranoia, el miedo a lo desconocido, o sobre la libertad individual. Todo ello en un ambiente pesadillesco, con muchos toques de humor negro, con elementos retorcidamente perturbadores (el diente en la pared, las personas paradas en el baño, imágenes egipcias, una postal de un hombre que estaba enamorado del inquilino anterior, …), con fetichismo, todo ello en un crescendo dramático bien llevado por Polanski, haciéndote partícipe del descenso a la locura del protagonista, de su situación kafkiana, no sabremos si es real lo que le ocurre a su alrededor o es fruto de su convulsa mente, tal será la empatía que sentiremos por este desgraciado, nos sumergimos en su zozobra, su desorientación, su angustia vital, todo esto sostenido por lo sutil, por lo velado, por pequeños golpes de efecto que hacen avanzar la espiral en que está sumido. No me extrañaría que Stephen King hubiera estado influenciado para su “The Shining”, que escribió 13 años después, pues el final tiene mucho parecido.

Seguimos a Trelkovsky en su transformación vitriólica, el fantasma de la anterior inquilina le persigue y le comienza a poseer sin poder evitarlo. Unos camareros le recuerdan las costumbres de la inquilina anterior (desayunaba un tazón de chocolate y fumaba cigarros Marlboro), sin darse cuenta irá adoptando esto a su vida el protagonista en una mimetización patológica. Esto se acentúa con los vestigios que encuentra en el apartamento (los kimonos, el maquillaje, libros egipcios, …). Poco a poco se irá aislando del mundo, potenciado esto sobre el espectador proyectando claustrofobia atmosférica, la paranoia de creer que todo el mundo está en su contra, incluso se le ataca por no ser parte de la turba (para echar a una pobre mujer con su hijita coja): Busca el sentido a su vida con preguntas existenciales como cuando estando en la cama con la amiga de la suicida: El brazo o el resto del cuerpo definen su individualidad? Cuánto puede perder, cambiar o regalar un hombre y seguir siendo "él mismo"? O, parafraseando a los publicistas, el cigarrillo hace al hombre?".

Obra de las que seguro también gustó a Alfred Hitchcock por los sub temas freudianos que fluyen, como el mencionado desdoblamiento, los espejos rotos, los reflejos, la búsqueda de la identidad sexual (no termina de tener sexo el protagonista con la amiga de la suicida, y dicen que esta nunca se interesó por los hombres ¿?) ese diente que falta tras dormir, todo ello va cociendo un caldo de cultivo que o te atrapa o te repele, también puede que dependa de tu estado de ánimo en cada momento, a mí me magnetizó.

Gran parte de culpa de las sensaciones que provoca la cinta la tiene la incisiva puesta en escena diseñador de producción Pierre Guffroy (“Tess”), enmarcando la historia en un edificio vetusto, que se puede respirar lo rancio en sus escaleras, su ascensor decadente, la angosta estancia del protagonista; Esto atomizado por la formidable cinematografía del sueco Sven Nykvist (habitual de Ingmar Bergman), impregnando de turbiedad los fotogramas, ... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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