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Voto de TOM REGAN:
7
2017
Noah Hawley (Creador), Noah Hawley ...
7,4
14.254
Serie de TV. Thriller. Drama. Comedia
Serie de TV (2017). 10 episodios. Tercera temporada. Minnesota, año 2010. Emmit Stussy, conocido como “el rey de los aparcamientos”, es un exitoso hombre de negocios con una próspera empresa y una familia feliz que se ve a sí mismo como un ejemplo para su comunidad. Por su parte, su hermano Ray es un oficial de libertad condicional, con una vida modesta y enamorado de la ex convicta Nikki Swango, que culpa a Emmit de todos sus ... [+]
22 de agosto de 2017
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
179/15(17/08/17) Tercera temporada de la serie creada por Noah Hawley (dirige un episodio), ha sido cierta bajada con respecto a las dos pretéritas. Inspirada en el universo del film “Fargo” de los Coen (producen), drama criminal con mucho humor negro (absurdo y surrealista), personajes disfuncionales sumados al azar y pequeñas decisiones provocan tsunami de desgracias, enmarcado en fríos y nevados lares, siempre con mujer policía de “heroína”. Diez episodios independientes con protagonistas diferentes, tramas diferentes, y arcos temporales diferentes, en este caso entre diciembre de 2010 y marzo de 2011, en tres ciudades de Minnesota: St. Cloud, Eden Valley y Eden Prairie, única temporada no cuenta con referencia a Fargo (Dakota del Norte). Por la noticias que llegan pudiera ser esta la última entrega y lo cierto es que denota cierto agotamiento en la fórmula, poca capacidad de sorpresa y poca innovación, sumándose exageraciones difíciles de dar licencia.
Hawley puebla la serie de personajes ordinarios, sin maldad, puestos en situaciones límites toman decisiones a la ligera sin pensar que estas se pueden descontrolar, casi siempre subcontratas que derivan en algo trágico provocando un efecto bola de nieve de imprevisibles consecuencias, siendo presos de estas medidas y queriendo escapar en una huida hacia adelante que solo suele empeorar la situación. Un microcosmos rebosante de dilemas morales en el que los protagonistas suelen ser personas frustradas que intentan buscar un chivo expiatorio a sus desdichas, al intentar derribarlo azuzan un terremoto de imprevisibles consecuencias, donde los sentimientos de culpa, de redención chocan con sus ansias de salir indemnes. Personajes ordinarios que entran en contacto con el mundo del crimen creyendo que lo pueden controlar y lo que produce es el efecto caos (el aleteo de una mariposa en el Caribe induce a un huracán en Mongolia). Hawley salpica los episodios de diálogo ágil, divertido, mordaz, cínico, con chispa, con escenas sugestivas que estimulan, sabe el creador motivarte desde su primer e incisivo capítulo, inmenso caudal de secuencias vivaces, delirantes, ingeniosas, una magistral presentación de personajes y de argumento, pero a medida que avanza la serie, alá por la segunda mitad comienza a flojear, los diálogos se empobrecen, lo excesivo te aleja, los personajes reaccionan de modo incongruente, el humor te deja in diferente, se estira demasiado incluyendo situaciones a la que la patente de corso se le queda pequeña, retorciéndose la trama hasta ser confusa e incoherente, quizás el estar obligado a 10 episodios haya sido contraproducente, pues hay mucho relleno, discurriendo hacia un final que sugiere cansancio vital (o catódico), se añaden situaciones manidas como la de la policía inteligente y valiente frente a su jefe arrogante, machista y por supuesto necio.
La serie tiene uno de sus puntos fuertes en la construcción de personajes sólidos, por lo menos en las dos anteriores, en este caso resulta irregular. Las mujeres como en las anteriores tienen el protagonismo (remanente del liderazgo de Frances McDormand en el coeniano film en que se inspira), en este caso es la agente Gloria Burgle y la ex convicta Nikki Swango, dos féminas contrapuestas, pero las dos con similar personalidad, de fuerte carácter, autosuficientes, sagaces, y que no cejan en su empeño, cual sentido del deber, la policía por resolver un caso y la otra por venganza: Carrie Coon interpreta a Gloria con temple, cariñosa madre soltera, recién-divorciada de un hombre que ha encontrado su vis gay (esto aporta nada a la trama pero es un toque disfuncional Coen), le da un toque flemático simpático y agradable, pero sin romper el corte de lo correcto; Mary Elizabeth Winstead como a la sexy Nikki, novia de Ray, aprovecha la actriz para dar carisma a su rol, para exponer carácter, pero llegados a un punto determinado su Nikki deriva en Nikita y esto hace increíble su papel, su personaje pasa a ser Rambo sin solución de continuidad, orgánicamente esto resquebraja la coherencia interior de la actuación. Tampoco ayuda la nula química que tiene con Ewan McGregor, no te crees su amor, siempre da la sensación que ella con sus (sensuales) armas de mujer le está manipulando por interés.
Ewan McGregor tiene ardua tarea hacer creíbles a los Stussy, Hawley no ha hecho a los hermanos gemelos, habitual cuando un actor hace dos hermanos, son de edades diferentes, para avivar los celos de uno sobre el otro desde el punto de vista físico ha maquillado al menor con aspecto demacrado, haciendo a Ray desgarbado, calvo, con panza, de cabellos cuasi-canos con bigote grande, frente a él a su hermano Emmit, tipo elegante, cabellera rizada, sonrisa profident, se atomiza con el nivel de cada uno Ray un pobre hombre trabaja de oficial de la condicional (mala fama tiene esta profesión en USA, en las películas son pusilánimes), atormentado, cree su hermano le engañó con la herencia familiar, los celos por el éxito del hermano le carcomen, Emmit es un tipo de éxito, el llamado Rey del Parking en Minnesota, millonario vive con su esposa e hijos de modo feliz en una mansión, la dualidad la remarca Hawley a través de la fotografía en los primeros capítulos, a Ray lo ilumina con luz tenue, en semioscuridad, cromatismos apagados, frente a Emmit, visto con luz del día o profusión de luz artificial (fluorescentes de la oficina). Ewan los encarna de modo verosímil, con matices gestuales propios de cada uno, con sonrisa desigual, saliendo airoso; David Thewlis da vida a un villano (VM Varga) caricaturesco y carismático, de labia culta y sibilina, pero de gesto grueso y tosco con esa dentadura (falsa a todas luces) sucia y mal cuidada que se encarga de mostrar en cuanto puede, muy divertida su interpretación; Michael Stuhlbarg (con un aparatoso bigote y peinado que le dan aspecto a Stalin) como Sy Feltz, mano derecha de Emmit, consejero fiel, monocorde en su comportamiento;… (sigue en spoiler)
Hawley puebla la serie de personajes ordinarios, sin maldad, puestos en situaciones límites toman decisiones a la ligera sin pensar que estas se pueden descontrolar, casi siempre subcontratas que derivan en algo trágico provocando un efecto bola de nieve de imprevisibles consecuencias, siendo presos de estas medidas y queriendo escapar en una huida hacia adelante que solo suele empeorar la situación. Un microcosmos rebosante de dilemas morales en el que los protagonistas suelen ser personas frustradas que intentan buscar un chivo expiatorio a sus desdichas, al intentar derribarlo azuzan un terremoto de imprevisibles consecuencias, donde los sentimientos de culpa, de redención chocan con sus ansias de salir indemnes. Personajes ordinarios que entran en contacto con el mundo del crimen creyendo que lo pueden controlar y lo que produce es el efecto caos (el aleteo de una mariposa en el Caribe induce a un huracán en Mongolia). Hawley salpica los episodios de diálogo ágil, divertido, mordaz, cínico, con chispa, con escenas sugestivas que estimulan, sabe el creador motivarte desde su primer e incisivo capítulo, inmenso caudal de secuencias vivaces, delirantes, ingeniosas, una magistral presentación de personajes y de argumento, pero a medida que avanza la serie, alá por la segunda mitad comienza a flojear, los diálogos se empobrecen, lo excesivo te aleja, los personajes reaccionan de modo incongruente, el humor te deja in diferente, se estira demasiado incluyendo situaciones a la que la patente de corso se le queda pequeña, retorciéndose la trama hasta ser confusa e incoherente, quizás el estar obligado a 10 episodios haya sido contraproducente, pues hay mucho relleno, discurriendo hacia un final que sugiere cansancio vital (o catódico), se añaden situaciones manidas como la de la policía inteligente y valiente frente a su jefe arrogante, machista y por supuesto necio.
La serie tiene uno de sus puntos fuertes en la construcción de personajes sólidos, por lo menos en las dos anteriores, en este caso resulta irregular. Las mujeres como en las anteriores tienen el protagonismo (remanente del liderazgo de Frances McDormand en el coeniano film en que se inspira), en este caso es la agente Gloria Burgle y la ex convicta Nikki Swango, dos féminas contrapuestas, pero las dos con similar personalidad, de fuerte carácter, autosuficientes, sagaces, y que no cejan en su empeño, cual sentido del deber, la policía por resolver un caso y la otra por venganza: Carrie Coon interpreta a Gloria con temple, cariñosa madre soltera, recién-divorciada de un hombre que ha encontrado su vis gay (esto aporta nada a la trama pero es un toque disfuncional Coen), le da un toque flemático simpático y agradable, pero sin romper el corte de lo correcto; Mary Elizabeth Winstead como a la sexy Nikki, novia de Ray, aprovecha la actriz para dar carisma a su rol, para exponer carácter, pero llegados a un punto determinado su Nikki deriva en Nikita y esto hace increíble su papel, su personaje pasa a ser Rambo sin solución de continuidad, orgánicamente esto resquebraja la coherencia interior de la actuación. Tampoco ayuda la nula química que tiene con Ewan McGregor, no te crees su amor, siempre da la sensación que ella con sus (sensuales) armas de mujer le está manipulando por interés.
Ewan McGregor tiene ardua tarea hacer creíbles a los Stussy, Hawley no ha hecho a los hermanos gemelos, habitual cuando un actor hace dos hermanos, son de edades diferentes, para avivar los celos de uno sobre el otro desde el punto de vista físico ha maquillado al menor con aspecto demacrado, haciendo a Ray desgarbado, calvo, con panza, de cabellos cuasi-canos con bigote grande, frente a él a su hermano Emmit, tipo elegante, cabellera rizada, sonrisa profident, se atomiza con el nivel de cada uno Ray un pobre hombre trabaja de oficial de la condicional (mala fama tiene esta profesión en USA, en las películas son pusilánimes), atormentado, cree su hermano le engañó con la herencia familiar, los celos por el éxito del hermano le carcomen, Emmit es un tipo de éxito, el llamado Rey del Parking en Minnesota, millonario vive con su esposa e hijos de modo feliz en una mansión, la dualidad la remarca Hawley a través de la fotografía en los primeros capítulos, a Ray lo ilumina con luz tenue, en semioscuridad, cromatismos apagados, frente a Emmit, visto con luz del día o profusión de luz artificial (fluorescentes de la oficina). Ewan los encarna de modo verosímil, con matices gestuales propios de cada uno, con sonrisa desigual, saliendo airoso; David Thewlis da vida a un villano (VM Varga) caricaturesco y carismático, de labia culta y sibilina, pero de gesto grueso y tosco con esa dentadura (falsa a todas luces) sucia y mal cuidada que se encarga de mostrar en cuanto puede, muy divertida su interpretación; Michael Stuhlbarg (con un aparatoso bigote y peinado que le dan aspecto a Stalin) como Sy Feltz, mano derecha de Emmit, consejero fiel, monocorde en su comportamiento;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… Destacar a Scoot McNairy como pusilánime delincuente, con una escena guiño a la coeniana “El Gran Lebowski”, bufonesco en su proceder de porrero atontado, lástima de su escasa presencia (un solo episodio).
Puesta en escena tan cuidada como en las dos primeras, notable diseño de producción de Elisabeth Williams (“The Score”), rodándose en Alberta-Canadá (Calgary y sur del estado), recrea estos nevados lares, reforzados por la fotografía de Dana Gonzales (“Crash”), con paleta de colores pastel apagados, tenues, emite melancolía ambiental, resalta a modo de impactar el color rojo (sangre), naranja y amarillos macilentos (melancólicos), con hermosas composiciones cuasi-pictóricas, con suaves movimientos de cámara, planos cuidados hasta la simetría, primeros planos expresivos, tomas que extraen lirismo perturbador de imágenes (con un surco de orina). El score como en las dos anteriores de Jeff Russo (“The night of”), con tema principal inspirado en el brillante que Carter Burwell para el film homónimo, con variaciones sobre él para acompañar diferentes tonos de la serie.
Spoiler:
Hay elementos chirrían demasiado, alguno ya mencionado: Modo a empujones nos tenemos tragar que un tipo con dientes estropeados se hace con gran empresa por la fuerza de su labia, el dueño se acojona y va cediendo. Y como un tipo supuestamente cabal no avisa a la policía y se deja avasallar?; Como la esposa de Emmit se deja engañar de modo tan burdo con el video sexual rodado por Ray, sin dejar explicarse a su marido?; Como sufre transformación tan extrema Nikki, de sexy jugadora de bridge a asesina implacable? Esto fuera de plano, porque frente a Emmit la vemos con dudas, en qué quedamos? Hay más preguntas sin respuesta, sobre todo se maximizan en la referida segunda mitad, con lagunas que impiden elevarse a la serie.
Momentos recordables: Inicio en Alemania del Este en la Guerra Fría, un interrogatorio de un agente policial a un atemorizado sospechoso, refleja mordazmente cómo funcionan las tiranías. El siniestro agente tras negar el acusado los cargos que se le achacan le espeta “Estás diciendo que el estado se equivoca? porque el estado no puede equivocarse", el sospechoso viendo su futuro negro se orina encima, trémulo; La torpeza porrera de Maurice Lefay, hablando por móvil a un consultorio radiofónico mientras fuma un “petardo”, habla de temas profundos le atormentan, como indagar sobre donde compra los trajes el presidente USA, se dice un tipo profundo, justo antes de que se le caiga el porro y provoque un efecto caosn(guiño coeniano “El Gran Lebowski”); LeFay intenta chantajear a Ray y Nikki, en pocos segundos Nikki planea el asesinato del chantajeador, cuando está en la calle, desde el piso de arriba le tiran una máquina de aire acondicionado en la cabeza, salvaje; La espléndida presentación del escalofriante VM Varga, dominando la escena con su frialdad cínica, dice ante la insistencia de Emmit de terminar con él pagándole el préstamo "Las palabras 'empezar' y 'fin', son iguales? Entonces, por qué hablar de terminar algo que acaba de empezar?; VM Varga observa riéndose a dos moscas atrapadas en una telaraña, en clara alegoría de cómo ve a Emmit atrapado sin salida en la red tejida inconscientemente al pedir el préstamo; VM Varga se reúne con Sy Feltz para acojonarlo, le coge una taza de su mesa recuerdo de sus hijos y se saca la “chorra” y se mea en la taza, con sus dos fieles sicarios hace Sy se beba a la fuerza la orina, brutal; La huida de Nikki junto a otro preso al que está esposada del furgón carcelario, por el bosque tras ser derribado el vehículo, con mucho de fantasioso pero coreografiado con estilo visual vibrante. Tras esto viene otro guiño a “El Gran Lebowski”, cuando los prófugos van a parar a una bolera.
En conjunto una primera mitad con mucho bueno, pero que a medida que los capítulos avanzan se desmadra y pierde vigor, llegando exigua a su inane conclusión, que te deja un sabor agridulce. Fuerza y honor!!!
Puesta en escena tan cuidada como en las dos primeras, notable diseño de producción de Elisabeth Williams (“The Score”), rodándose en Alberta-Canadá (Calgary y sur del estado), recrea estos nevados lares, reforzados por la fotografía de Dana Gonzales (“Crash”), con paleta de colores pastel apagados, tenues, emite melancolía ambiental, resalta a modo de impactar el color rojo (sangre), naranja y amarillos macilentos (melancólicos), con hermosas composiciones cuasi-pictóricas, con suaves movimientos de cámara, planos cuidados hasta la simetría, primeros planos expresivos, tomas que extraen lirismo perturbador de imágenes (con un surco de orina). El score como en las dos anteriores de Jeff Russo (“The night of”), con tema principal inspirado en el brillante que Carter Burwell para el film homónimo, con variaciones sobre él para acompañar diferentes tonos de la serie.
Spoiler:
Hay elementos chirrían demasiado, alguno ya mencionado: Modo a empujones nos tenemos tragar que un tipo con dientes estropeados se hace con gran empresa por la fuerza de su labia, el dueño se acojona y va cediendo. Y como un tipo supuestamente cabal no avisa a la policía y se deja avasallar?; Como la esposa de Emmit se deja engañar de modo tan burdo con el video sexual rodado por Ray, sin dejar explicarse a su marido?; Como sufre transformación tan extrema Nikki, de sexy jugadora de bridge a asesina implacable? Esto fuera de plano, porque frente a Emmit la vemos con dudas, en qué quedamos? Hay más preguntas sin respuesta, sobre todo se maximizan en la referida segunda mitad, con lagunas que impiden elevarse a la serie.
Momentos recordables: Inicio en Alemania del Este en la Guerra Fría, un interrogatorio de un agente policial a un atemorizado sospechoso, refleja mordazmente cómo funcionan las tiranías. El siniestro agente tras negar el acusado los cargos que se le achacan le espeta “Estás diciendo que el estado se equivoca? porque el estado no puede equivocarse", el sospechoso viendo su futuro negro se orina encima, trémulo; La torpeza porrera de Maurice Lefay, hablando por móvil a un consultorio radiofónico mientras fuma un “petardo”, habla de temas profundos le atormentan, como indagar sobre donde compra los trajes el presidente USA, se dice un tipo profundo, justo antes de que se le caiga el porro y provoque un efecto caosn(guiño coeniano “El Gran Lebowski”); LeFay intenta chantajear a Ray y Nikki, en pocos segundos Nikki planea el asesinato del chantajeador, cuando está en la calle, desde el piso de arriba le tiran una máquina de aire acondicionado en la cabeza, salvaje; La espléndida presentación del escalofriante VM Varga, dominando la escena con su frialdad cínica, dice ante la insistencia de Emmit de terminar con él pagándole el préstamo "Las palabras 'empezar' y 'fin', son iguales? Entonces, por qué hablar de terminar algo que acaba de empezar?; VM Varga observa riéndose a dos moscas atrapadas en una telaraña, en clara alegoría de cómo ve a Emmit atrapado sin salida en la red tejida inconscientemente al pedir el préstamo; VM Varga se reúne con Sy Feltz para acojonarlo, le coge una taza de su mesa recuerdo de sus hijos y se saca la “chorra” y se mea en la taza, con sus dos fieles sicarios hace Sy se beba a la fuerza la orina, brutal; La huida de Nikki junto a otro preso al que está esposada del furgón carcelario, por el bosque tras ser derribado el vehículo, con mucho de fantasioso pero coreografiado con estilo visual vibrante. Tras esto viene otro guiño a “El Gran Lebowski”, cuando los prófugos van a parar a una bolera.
En conjunto una primera mitad con mucho bueno, pero que a medida que los capítulos avanzan se desmadra y pierde vigor, llegando exigua a su inane conclusión, que te deja un sabor agridulce. Fuerza y honor!!!