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Voto de TOM REGAN:
7
6,7
202
Aventuras. Drama
Adaptación de la novela homónima del escritor norteamericano James Fenimore Cooper. Las hijas de un oficial británico son secuestradas durante una guerra que enfrenta a Francia e Inglaterra. Los últimos representantes de la tribu de los mohicanos y Ojo de Halcón, un explorador blanco amigo de los pieles rojas, sitian el fuerte donde están encerradas para intentar rescatarlas. (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
332/02(03/10/20) Film de aventuras a reivindicar esta versión silente que cumple 100 años de su estreno (28/Oct./1920) de la novela homónima de 1826 de James Fenimore Cooper, dirigida por Maurice Tourneur y Clarence Brown, bajo el guión de Robert Dillon, escenifica su acción durante el contexto de la guerra de los siete años, especialmente en su ámbito norteamericano, donde los conflictos entre británicos y franceses, con las tribus indias aliadas, estaban a la orden del día. En “The lasting of the mohicans”, libro coescrito entre Martin Baker y Roger Sabin, se sostiene que pese a que Maurice Tourneur aparece acreditado como el responsable de la dirección, en realidad hemos de atribuir el mérito de esta a Clarence Brown, asistente de dirección que hubo de hacerse con gran parte del trabajo después de que Tourneur sufriera un accidente que le impidió llevar a cabo su trabajo. Clarence Brown llegó a rodar en el valle de Yosemite (Brown siempre siguió los consejos del director en cuanto a las localizaciones), en un manejo espectacular (sobre todo para su tiempo) de los espacios naturales vírgenes (Parque Nacional Yosemite, con sus secuoyas gigantes y cascadas; California en Big Bear Lake, y el Bosque Nacional de San Bernardino), con bosques, acantilados, cascadas, ríos, cuevas, así como hay potentes escenas de acción, rodadas con gran estilo en combinación de primeros planos y planos abiertos, generando emoción, rebosantes de violencia, e incluso sadismo (brutal cuando un nativo lanza por los aires un bebe), y todo ello coronado por un final nada acomodaticio, valiente. Ello adornado con un romance conmovedor, contranatural para ese tiempo, pues es interracial, jugado de modo sutil, sin besos, pero sin con miradas, medias sonrisas y pequeños gestos. Y también con una visión humanista en que no todos los indios son un ente salvaje y malvado, como en todas partes hay buenos y malos, como en el lado de los blancos donde vemos a un militar hedonista, cobarde y traidor, aunque en su contra está que no hay actores nativos entre el reparto, tampoco entre el nutrido equipo de extras algo bastante racista (Alan Crosland, que interpreta a Uncas, era de ascendencia india por parte de su padre, un mestizo), teniendo que maquillar a los que hacen de indios para aparentarlo, siendo epítome de lo risible el de Wallace Beery, que canta a la legua es blanco.
Protagonizada por el mencionado Alan Roscoe como Uncas con buena presencia, aunque lastrado por notarse su rol es una impostura racial; Barbara Bedford como Cora crea a una heroína con carácter, lejos de ser un pasivo florero, es activa, con alma, valiente en algún tiroteo encargándose de cargar los rifles, y en su final decide poner su integridad y orgullo por delante de su ser vejada; Wallace beery está radiante como el indio malo, aunque le falta darnos una motivación a su odio a los ingleses para entenderlo mejor.
En su debe hay que decir que el desarrollo resulta algo confuso, como si tuviéramos que saber el argumento de antes, donde falta fondo para los protagonistas, delineados in media res, como si no tuvieran pasado y arrancaran cuando los vemos. Asimismo hay algunas escenas montadas de modo torpe, notándose en el plano y contra plano el truco de estar allí.
En el verano de 1757, durante la Guerra de Francia e India, en Fort Edward, a lo largo del río Hudson, la adolescente Cora (Barbara Bedford) y su hermana menor Alice (Lillian Hall), las hijas cultas del coronel británico Munro (James Gordon), el comandante del cercano Fort William Henry, entretiene a las tropas con música de arpa y bailes. El mujeriego Capitán Randolph (George Hackathorne) tiene sus ojos puestos en Cora, pero ella muestra poco interés en él. Uncas (Albert Roscoe), un amigo de los mohicanos de caras pálidas, el personaje del título, trae la noticia de que los franceses bajo Montcalm, en alianza con los indios, están montando un ataque contra Fort Edward. El fuerte está abandonado y las hermanas Munro son guiadas de regreso a Fort Henry por el corredor Huron llamado Magua (Wallace Beery). En el camino, a través de un atajo indio, se encuentran con Uncas (Albert Roscoe), su padre Chingachgook (Tod Lorch) y el explorador blanco Hawkeye (Harry Lorraine). Temiendo lo peor, después de que Magua los abandona, se esconden en una cueva en Glenns Falls. Pero pronto son perseguidos por Magua y sus amigos hurones.
Comienza de modo lento, desorientando al espectador queriendo presentar a los personajes, costándole arrancar en medio de alguna nebulosa narrativa. Aunque aun así la realización destila buen gusto pictórico en algunos buenos momentos, como es la primera aparición de las hermanas Munro en Fort Edward, a modo de lienzo bucólico vemos a Cora tocar el arpa y a Alice jugando con dos niñitas, denotando en ello la adultez de la primera y la inocencia de la segunda. En la misma escena aparece Uncas (viene a advertir al General Webb de la revuelta Huron contra los británicos), lo vemos en el umbral de la cabaña, visto a media luz, cual modo de vida del protagonista, entre los blancos y los nativos.
Destaca la cinta en la estética marcada por secuencias notables, gracias a la cinematografía de Philip R. Du Bois, con profundidades de campo, siluetas épicas en el horizonte, con fuertes contras de luz, jugando con las tonalidades, las penumbras, los claroscuros, con hermosas tomas generales, ello en miscelánea con la edición de Dennis DiGiulio, provocando sensaciones en su conjunción dramática.
Escenas de acción: La primera es la del tiroteo en la cueva tras la cascada, el grupo de Uncas y Cora es asediado por los hurones de Magua. La pelea se lleva a cabo primero mediante un intercambio de disparos remotos, luego pasa a la pelea con cuchillos y hachas de guerra. El modio de transmitir la intensidad violenta para sortear la ausencia de sonido es mediante el humo de las armas, alternado con los rostros impactados de las hermanas, rodeadas de semioscuridad;... (sigo en spoiler)
Protagonizada por el mencionado Alan Roscoe como Uncas con buena presencia, aunque lastrado por notarse su rol es una impostura racial; Barbara Bedford como Cora crea a una heroína con carácter, lejos de ser un pasivo florero, es activa, con alma, valiente en algún tiroteo encargándose de cargar los rifles, y en su final decide poner su integridad y orgullo por delante de su ser vejada; Wallace beery está radiante como el indio malo, aunque le falta darnos una motivación a su odio a los ingleses para entenderlo mejor.
En su debe hay que decir que el desarrollo resulta algo confuso, como si tuviéramos que saber el argumento de antes, donde falta fondo para los protagonistas, delineados in media res, como si no tuvieran pasado y arrancaran cuando los vemos. Asimismo hay algunas escenas montadas de modo torpe, notándose en el plano y contra plano el truco de estar allí.
En el verano de 1757, durante la Guerra de Francia e India, en Fort Edward, a lo largo del río Hudson, la adolescente Cora (Barbara Bedford) y su hermana menor Alice (Lillian Hall), las hijas cultas del coronel británico Munro (James Gordon), el comandante del cercano Fort William Henry, entretiene a las tropas con música de arpa y bailes. El mujeriego Capitán Randolph (George Hackathorne) tiene sus ojos puestos en Cora, pero ella muestra poco interés en él. Uncas (Albert Roscoe), un amigo de los mohicanos de caras pálidas, el personaje del título, trae la noticia de que los franceses bajo Montcalm, en alianza con los indios, están montando un ataque contra Fort Edward. El fuerte está abandonado y las hermanas Munro son guiadas de regreso a Fort Henry por el corredor Huron llamado Magua (Wallace Beery). En el camino, a través de un atajo indio, se encuentran con Uncas (Albert Roscoe), su padre Chingachgook (Tod Lorch) y el explorador blanco Hawkeye (Harry Lorraine). Temiendo lo peor, después de que Magua los abandona, se esconden en una cueva en Glenns Falls. Pero pronto son perseguidos por Magua y sus amigos hurones.
Comienza de modo lento, desorientando al espectador queriendo presentar a los personajes, costándole arrancar en medio de alguna nebulosa narrativa. Aunque aun así la realización destila buen gusto pictórico en algunos buenos momentos, como es la primera aparición de las hermanas Munro en Fort Edward, a modo de lienzo bucólico vemos a Cora tocar el arpa y a Alice jugando con dos niñitas, denotando en ello la adultez de la primera y la inocencia de la segunda. En la misma escena aparece Uncas (viene a advertir al General Webb de la revuelta Huron contra los británicos), lo vemos en el umbral de la cabaña, visto a media luz, cual modo de vida del protagonista, entre los blancos y los nativos.
Destaca la cinta en la estética marcada por secuencias notables, gracias a la cinematografía de Philip R. Du Bois, con profundidades de campo, siluetas épicas en el horizonte, con fuertes contras de luz, jugando con las tonalidades, las penumbras, los claroscuros, con hermosas tomas generales, ello en miscelánea con la edición de Dennis DiGiulio, provocando sensaciones en su conjunción dramática.
Escenas de acción: La primera es la del tiroteo en la cueva tras la cascada, el grupo de Uncas y Cora es asediado por los hurones de Magua. La pelea se lleva a cabo primero mediante un intercambio de disparos remotos, luego pasa a la pelea con cuchillos y hachas de guerra. El modio de transmitir la intensidad violenta para sortear la ausencia de sonido es mediante el humo de las armas, alternado con los rostros impactados de las hermanas, rodeadas de semioscuridad;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
... El tramo de la masacre por parte de los indios de soldados británicos y sus familias a la salida del fuerte (cuando se suponía que iban a abandonarlo en paz, tras negociarlo con el General galo Montcalm. Rodada con enorme brío, sin cortarse mostrando salvajismo atávico, como cuando vemos a un Hurón arranca de los brazos a una madre a su bebe y lo lanza al aire, o cuando otro de los indígenas mata a una niña a hachazos, o el akelarre de muerte contra los soldados heridos que estaban convalecientes dentro del fuerte. Un bloque de un caos violento en masa atronador, filmado en planos medios, proyectando una atmósfera avernal, bien reflejado esto en el panorama aterrador que queda, con el suelo plagado de cadáveres, quedando una imagen turbadora con un caballo que frota su hocico con su dueño muerto por varias flechas; El último tramo de acción arranca con una imagen bellísima, con Cora amenazando con tirarse por un acantilado para huir de su raptor Magua, la vemos en un saliente y frente a ella Magua, sus siluetas cortadas en el inmenso cielo. Los dos terminan sentados uno frente al otro, en especie de enfrentamiento psicológico, pasando la noche así. Al amanecer el sueño alienta a Cora, y Magua se le echa encima, en la trifulca Cora cae al borde del abismo, pero Magua consigue cogerla colgando del risco. Entonces aparece Uncas...(sigo en spoiler)
Spoiler:
Esperamos Uncas la rescate de la muerte y este en un duelo mate a su némesis Magua. Pero la película esto todo, menos complaciente. Pues Uncas ante la presencia de Magua decide pinchar los dedos para dejar caer a Cora por el precipicio (primera sorpresa) en una caída impactante por lo inesperado. Entonces arranca una tensa pelea entre este y Magua, a cuchillo, rodada entre planos medios y generales, mientras caen por una ladera, ruedan por unas rocas junto a una cascada, pero en otro giro sorprendente (pues siempre creemos Uncas se va a vengar), el que es apuñalado letalmente es precisamente Uncas, cayendo al lado del cuerpo caído de Cora y en el último suspiro coge la mano de ella. Esto ante la triste mirada de Hawkeye y Chingachgook, el primero con su rifle apunta a Magua que huye cascada arriba, y al disparar le acierta cayendo por la catarata. Siendo el epílogo de una gran belleza con los dos fuenrales de los amantes cada uno en lugar distinto bajo sus costumbres, ella en un entierro cristiano y él en una pira funeraria india, Chingachgook (Theodore Lorch) dice que Uncas fue el último de los mohicanos.
Aparte de las escenas señaladas, resaltaré una más por su cautivador sentido lírico visual: Cuando el coronel Munro, junto a su personal, comenta la dramática situación del fuerte sitiado con sus subalternos, en el centro hay un brasero para calentarse que refleja las sombras en las paredes agrandando el dramatismo de la secuencia.
La película presenta algunas divergencias importantes con la novela, siendo la principal el hecho de que Natty Bumppo conocido como “Hawkeye”, el cazador blanco protagonista de todas las novelas de la saga, queda aquí como figura de fondo. Surgen en primer plano Cora Munro (Barbara Bedford), el malvado Huron Magua (Wallace Beery) y Uncas (Alan Roscoe), hijo de Chingachgook, y "último de los mohicanos", como último descendiente puro de su pueblo. Incluso la historia de amor, aunque "modesta", para evitar la censura de una relación interracial entonces inaceptable, estaba ausente en la novela.
En 1995, esta película fue considerada "culturalmente significativa" por la Biblioteca del Congreso y seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos. Otras versiones: el último de los mohicanos de George B Seitz de 1936 y el remake de Michael Mann El último de los mohicanos de 1992.
Sorprendente film mudo, del que no esperaba mucho y me ha sido de muy buen regusto cinéfilo. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Esperamos Uncas la rescate de la muerte y este en un duelo mate a su némesis Magua. Pero la película esto todo, menos complaciente. Pues Uncas ante la presencia de Magua decide pinchar los dedos para dejar caer a Cora por el precipicio (primera sorpresa) en una caída impactante por lo inesperado. Entonces arranca una tensa pelea entre este y Magua, a cuchillo, rodada entre planos medios y generales, mientras caen por una ladera, ruedan por unas rocas junto a una cascada, pero en otro giro sorprendente (pues siempre creemos Uncas se va a vengar), el que es apuñalado letalmente es precisamente Uncas, cayendo al lado del cuerpo caído de Cora y en el último suspiro coge la mano de ella. Esto ante la triste mirada de Hawkeye y Chingachgook, el primero con su rifle apunta a Magua que huye cascada arriba, y al disparar le acierta cayendo por la catarata. Siendo el epílogo de una gran belleza con los dos fuenrales de los amantes cada uno en lugar distinto bajo sus costumbres, ella en un entierro cristiano y él en una pira funeraria india, Chingachgook (Theodore Lorch) dice que Uncas fue el último de los mohicanos.
Aparte de las escenas señaladas, resaltaré una más por su cautivador sentido lírico visual: Cuando el coronel Munro, junto a su personal, comenta la dramática situación del fuerte sitiado con sus subalternos, en el centro hay un brasero para calentarse que refleja las sombras en las paredes agrandando el dramatismo de la secuencia.
La película presenta algunas divergencias importantes con la novela, siendo la principal el hecho de que Natty Bumppo conocido como “Hawkeye”, el cazador blanco protagonista de todas las novelas de la saga, queda aquí como figura de fondo. Surgen en primer plano Cora Munro (Barbara Bedford), el malvado Huron Magua (Wallace Beery) y Uncas (Alan Roscoe), hijo de Chingachgook, y "último de los mohicanos", como último descendiente puro de su pueblo. Incluso la historia de amor, aunque "modesta", para evitar la censura de una relación interracial entonces inaceptable, estaba ausente en la novela.
En 1995, esta película fue considerada "culturalmente significativa" por la Biblioteca del Congreso y seleccionada para su conservación en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos. Otras versiones: el último de los mohicanos de George B Seitz de 1936 y el remake de Michael Mann El último de los mohicanos de 1992.
Sorprendente film mudo, del que no esperaba mucho y me ha sido de muy buen regusto cinéfilo. Fuerza y honor!!!