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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Thriller. Acción Johnny (Luke Bracey) es un joven que decide dejar atrás su pasado rebelde para unirse al FBI. Una de sus primeras misiones será infiltrarse en una banda de atletas de deportes de riesgo, liderado por el carismático Bodhi (Edgar Ramírez). Los atletas son sospechosos de llevar a cabo una serie de crímenes de forma extremadamente inusual. Infiltrado en el grupo de forma encubierta y arriesgando su vida en cada instante, Utah se esfuerza ... [+]
7 de julio de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
114/14(26/06/16) Fallida, errática e innecesaria revisión del homónimo film de culto de 1991 de Kathryn Bigelow, protagonizado por Patrick Swayze y Keanu Reeves, sobre una banda de anarcobudistas hedonistas que robaban para disfrutar de la vida, un agente del FBI inexperto se infiltraba, siendo seducido por el aura mesiánica del líder de los ladrones, espléndido bromance, aquí el director Ericson Core bastardea de forma aberrante, despoja de todo lo que hacía bueno al original y dejándolo enclenque, vacío de contenido, fatuidad que extirpa la sugestiva, atractiva y profunda relación del metraje, resignándola a algo esquemático, acartonado, artificioso, superficial, antinatural y nada fluido. Las carencias narrativas intentan ser sustituidas por tropel de escenas de acción mal cosidas, mal engarzadas, muy bien rodadas, eso sí, destacando que el realizador empezó como director de fotografía, pero mientras en el original de Bigelow la acción fluía de modo orgánico en la trama, aquí resulta metida con calzador, no hay giros de guión, no hay sorpresas, no hay empatía con unos personajes más planos que una mesa, hueros de contenido. El director intenta esconder las carencias del guión de Kurt Wimmer (especialista en remake: “Desafío total” o “El secreto de Thomas Crown”) embarcándonos en un viaje por varios países y continentes, por mar, aire y tierra, en motocross, surfeando, volando, haciendo snowboard, escalando, saltando al vacío, pasando por países como la India, México, Francia, Italia, Austria, Suiza, Venezuela, Canadá y Estados Unidos, pero en un entramado arquitectónico que no admite análisis alguno por su fragilidad, con motivaciones confusas, incoherentes, laxas. Un film que seguro no gustará a los que entusiasmó el original, entre los que me cuento.

La cinta más que un tributo al film de 1991, parece un spot alargado de Red Bull, una sucesión de escenas de deportes de riesgo que se encadenan de modo atrofiado, parando de vez en cuando para intentar (en vano) dar fondo a sus personajes, pero esto queda atrofiado por la endeblez de un guión vago, parco en desarrollar personajes, más preocupado en mostrar escenas idealizadas en las honduras del océano, en las montañas, en el salto del Ángel, etc... Ya ni siquiera el centro de todo es el surf, queda a un lado su importancia mística, no hay sofisticados robos a bancos, con las míticas caretas de los ex presidentes, con la elegante verborrea de Bodhi, anulan lo bueno de la original, convirtiendo un sugerente thriller con personajes matizados en un sucedáneo de la saga “Fast and furious” (Core fue director de fotografía de la primera entrega de la saga), los anarco budistas hedonistas en unos disminuidos aprendices de Robin Hood.

Core embiste de un ritmo narrativo desequilibrado a la cinta, inconstante, todo colocado de modo de cuasi-aleatorio, daría igual donde están las escenas de acción, muy vistosas, espectaculares, adrenalíticas, vertiginosas, pero desprovistas de intensidad, prevaleciendo la frialdad, viñetas inconexas, pareciendo que la trama es una nimia excusa para el encadenamiento de momentos de acción, explosiones, tiroteos, caídas, muertes, derrumbamientos, y bellos entornos paisajísticos, y llegados a un punto de saturación, dopnde no hay mimbres empáticos a los que agarrarse se pierde el interés y se comienza a mirar el reloj. Las motivaciones son una nebulosa incomprensible inentendible, desafiando a la muerte con un argumento más débil que un combate (físico) entre Maywather y Stephen Hawking, una perorata cogida con pinzas sobre “honrar a la tierra” y a la vez homenajear a Osaki 8. Una filosofía nutrida de un batiburrillo de conceptos demagógicos sobre el anticapitalismo, pero ellos viven como caprichosos hijos de ricos, no se sostiene su incongruente mentalidad

El personaje femenino aquí es cambiado de nombre, de Tyler a Samsara, se la convierte en trofeo florero sin la menor química con el protagonista, prescindible su anodino rol, solo parece estar para lucir palmito en la secuencia buceo en que brilla con su esbelto cuerpo. Secundarios huecos de contenido, el grupo de Bodhi no tiene alma, intercambiables los nombres y sus carentes personalidades, como un Delroy Lindo y Ray Winston que pasaban por allí, hicieron caja con otro día en la oficina, gélidos. Se adorna a al protagonista Utah de un pasado chirriante, la muerte de un amigo en plena experiencia de riesgo, nada aporta, aparte de la vergüenza ajena de la secuencia, además a Utah se le añade la capacidad atlética de ser gran aficionado y practicante de los deportes extremos, esto cercena al personaje de su flechazo con estos radicales deportes, no hay seducción espiritual, pues él ya lo ha experimentado, esto juega en contra del arco de desarrollo de este huero tipo. El bromance de la original, entre Patrick Swaize y su gurú personaje con Keanu Reeves y su inquieto Johnny Utah queda aquí tan adelgazado que resulta invisible, entre Edgar Ramírez y Luke Bracey queda una relación estridente, sin complicidad alguna, una interrelación que era la salsa de la original aquí queda en algo insustancial, unos cuantos momentos de charlas forzadas entre los vacuos momentos de acción, no ayudan unas actuaciones insulsas, algo Edgar Ramirez da algo más, pero no puede luchar contra un guión que delinea a los protagonistas como inmaduros egocéntricos, unidimensionales .

La puesta en escena es su plato más apetitoso, por lo que merece la pena verla, con esplendido diseño de producción de Udo Kramer (“El médico”), filmándose en Maravillas del Mundo, el salto del ángel (Venezuela, la más alta caída de agua del mundo, 1000 m. apx), en los majestuosos Alpes de Suiza, Austria (Tirol), e Italia (Cortina D’Ampezzo), en el Sótano de las Golondrinas (México), en La Polinesia francesa (Tahití), en Hawaii y el Monument Valley (USA) y secuencias de estudio para cromas rodadas en Baja Studios (México) y Studio Babelsberg (Postdam-Alemania),... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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