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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia. Ciencia ficción Barnaby Fulton (Cary Grant), químico de una importante empresa, está empeñado en encontrar la fórmula de la eterna juventud. La fortuita intervención de una chimpancé que ha servido para los experimentos provoca magníficos resultados que ni Fulton ni su esposa (Ginger Rogers) ni su jefe (Charles Coburn) podrán entender cómo se han producido. (FILMAFFINITY)
11 de diciembre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
397/09(11/12/22) Sobrevalorada comedia tontorrona, que aun tenido buenos mimbres termina desperdiciando un buen puñado de talento en un chiste que se alarga demasiado. La he revisionado con motivo del 70 aniversario de su estreno (28/08/1952) hace poco, y mi recuerdo el film no era muy bueno, y no ha mejorado con el tiempo, resultándome una cosa muy pueril y simplista en la mirada a lo que es la juventud. Dirige Howard Hawks, experto en comedias como lo demuestran “La fiera de mi niña”, “Luna Nueva” o “Bola de Fuego”, pero aquí descarrila con un desarrollo a trompicones, donde estira las situaciones de forma letárgica, donde no aporta desarrollo alguno a los personajes, donde repite una y otra vez la fórmula de hacer beber a un personaje una poción rejuvenecedora (dicen, en realidad sería atontonadora), y los personajes se ponen a hacer gansadas, y así una y otra vez, al principio con el protagonista haciéndolo puede tener gracia, pero a la enésima vez entra el tedio en el espectador. Basado en una historia original de Harry Segall, sorprende que estando en el guion los grandes Ben Hecht (“Luna Nueva”, “Encadenados” o “El bazar de las sorpresas”), Charles Lederer (“El beso de la muerte”, “Los caballeros las prefieren rubias” o “El enigma de otro mundo”) I.A.L. Diamond (“Con faldas y a lo loco”, “El apartamento” o “Un, dos, Tres”), produzcan una cosa tan agotada en el primer tramo, no hay pizca del ingenio y sutilidad de los escritores, todo resulta basto y de sal gorda. Solo se salva del olvido la escena en que Oxley (Charles Coburn) le entrega a su voluptuosa secretaria (Marilyn Monroe), unos documentos, "Haz que alguien escriba esto" le dice, la ve alejarse con ojos saltones por sus sensuales contoneos, y le dice a Barnaby (Cary Grant): "Cualquiera puede escribir", dejando con segundas que no la contrató precisamente por sus habilidades en la mecanografía.

Para colmo tenemos de protagonistas a los populares Cary Grant y Ginger Rogers (haciendo mayormente de tontorrona celosa), como un matrimonio idealizado hasta provocar ardor de tanto azúcar, pero lo que es peor, no tiene química alguna, se ven forzados, abrazados por imperativo del guion. De secundarios tenemos al formidable Charles Coburn aquí desaprovechado hasta dar grima, pero sobre todo tenemos, en su último rol de reparto a la Diva más grande y sexy que ha dado el Séptimo Arte, Marilyn Monroe (en su última actuación como secundaria antes de su estrellato en “Los caballeros las prefieren rubias”, también dirigida por Hawks y con también Charles Coburn de secundario)desprendiendo luz y magnetismo, ella si que desborda simpatía natural, y al contrario que la Rogers, si tiene una fabulosa chispa con Cary Grant en sus pocas escenas juntos, sus ententes y las apariciones de la Monroe son lo mejor de esta delirante (no en el mejor de los sentidos) película.

Es una muy superficial reflexión sobre el tan ansiado elixir de la Eterna Juventud, pero esto es masacrado por un enfoque donde los años jóvenes son emparentados con ser unos monos, con no tener filtro alguno, con no respetar nada, con tener solo ganas de jugar, saltar, subirse por lámparas, hacer volteretas, no conozco a niñlos y mucho menos adolescentes que se comporten así, la caricatura que hacen de estas edades torpedea cualquier atisbo de análisis, cayendo en el esperpento más absoluto.

Tiene un inicio esperanzador, ya desde que antes de los créditos iniciales vemos a Cary Grant abrir una puerta de un hogar, lo vemos con gafas ridículas de culo de vaso, y cuando se dispone a salir al exterior, cuando el director Hawks, fuera de cámara, le avisa: "Todavía no, Cary", rompiendo la cuarta pared. Tras ello pasamos a un tramo idiotesco en que el Barnaby de Grant olvida una y otra vez lo que su esposa Edwina a la que da vida Ginger Rogers le indica para salir a un sarao, hasta que esta acepta su mala memoria y se pone a hacer la cena, asando de la fiesta, indicando primero que Barnaby es un personaje inverosímil en lo bufonesco, y que la misión de las esposas que había que dar en el cine para todos los públicos eran que debían aceptar a su marido con sus defectos, y hacer siempre la cena (ah, aquí tenemos un gag copiado de “La fiera de mi niña” y que Hawks volvería a reiterar en “Su juego favorito”). Entramos en la empresa donde trabaja el protagonista, donde entra cual ciclón fascinante la presencia cuasi-hipnótica de Marilyn Monroe, haciendo de secretaria ingenua que enseña pierna de forma cándida. Tenemos los tejemanejes en el laboratorio, con protagonismo para chimpancés, que al parecer deben provocar muchas risas, a mi zero. Hay una escena que es ejemplo de lo mal medidos que están los tiempos aquí, y es que vemos a uno de los micos escapar de su jaula e en solitario, tras haber visto mezclar líquidos anteriormente, él se pone a hacer lo mismo de forma arbitraria, y esto que resulta divertido al principio en toma única, se alarga demasiado y terminar por ‘pisarse en el pie’, pues no se puede estirar la sonrisa tanto sin ofrecer algo más, hay chistes cortos y otros que son más sutiles y requieren de tiempo, este es de los primeros. Luego tenemos a Barnaby probando el brebaje que creía haber creado él mismo, y con ello sufriendo una transformación a su juventud, jocoso y sin dobles el molinillo que hace (producto de sus años como acróbata). Esta es una parte divertida, no la de la vestimenta y el peinado que se supone anacrónica para Barnaby, pues hoy día esto no provoca nada, si no el encuentro con la secretaria encarnada por la espectacular Monroe, con su paseo en coche descapotable (yo pensaba que el auto altísimo por el que pasan por debajo tendría alguna escena más que solo fuera el mostrarlo y punto!), los avances sensuales de ella, la secuencia en la piscina. Pero a partir de entonces el desarrollo se estanca, donde los intérpretes se notan disfrutar más que el espectador con sus patoserías. Confundiendo juventud con ser idiotas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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