42/07(16/03/14) Uno de los films más famosos y alabados de Buster Keaton, una delicia de composición de gags rebosantes de ingenio y brillantez en pos de un desarrollo vitalista que no dan respiro en su escaso metraje, quedando la originalidad de ser el primero en hacer el juego de metacine de hacer cine dentro del cine.

Un proyeccionista de cine (gran Buster Keaton) desea ser un gran detective, para ello estudia el libro “Como ser un detective”. Intenta ganarse el afecto de una chica (buena Kathryn McGuire), esta tiene otro pretendiente, el malo malísimo (buen Ward Crane) que para quitarse de en medio a Buster hace creer al padre (Joe Keaton, padre real de Buster) y hermanos de la muchacha que les ha robado un reloj. Durante la proyección de una película Buster se duerme y oníricamente se introduce en la acción del film “Corazones Y Perlas”, se convertirá en Sherlock jr., un afamado detective que investigará el robo de unas joyas, el máximo sospechoso es su antagonista en la realidad (Ward Crane), este tiene como secuaz a un mayordomo (buen Erwin Connelly)

Buster Keaton en uno de los 4 largos que dirige en solitario demostrando un gran dominio del tempo de la comedia, al contrario que Chaplin a Buster mno le interesaba caer en el sentimentalismo, sus obras rezumaban frescura sin rozar la blandura, cosa que el inglés hizo en ocasiones, Keaton resultaba algo más frio contrarrestándolo con agudeza en la creación de momentos impresionantes de humor físico sobre todo. Aquí es un pionero en hacer cine dentro del cine, algo que han copiado muchos desde entonces, me vienen a la memoria “la Rosa Púrpura Del Cairo” o “El último Gran Héroe”, un tramo onírico que ocupa la mayor parte del metraje, con un despliegue de imaginación visual antológico, con trucajes milimétricos que asombran por su nivel de perfección, con escenas que perduran en la memoria por siempre, un trabajo de cámara extraordinario con planos y tomas sublimes, imprimiendo un ritmo frenético que hace se te pase la cinta en un suspiro, y se te queden ganas de volver a verla, exponiendo el genio de Kansas una vena magistral para transmitir que la vida merece vivirla, aunque solo sea por este deslumbrante film. Una hiperamena película que mezcla humor, acción, intriga romance y lirismo, ello en un equilibrio soberbio. Se le achaca que no es una cinta de carcajadas, que posee excesiva acción, pero lejos de ser malo es una gran virtud, nos son risotadas esporádicas mantiene el listón alto del interés de la mueca de buen rollo, aún así exuberantes momentos cómicos hay como el del inicio con el monton de basura que ha barrido Keaton y una mujer busca un dólar y Buster ya lo ha encontrado y le pide se lo describa, acabando con el tipo que encuentra un cartera con billetes en la montonera dejando a “cara de palo” en depresión, o el de la caja de bombones cambiándole el precio a la caja para quedar bien con su pretendida, o el inicio de la entrada poética en pantalla, o cuando persigue al sospechoso del hurto haciendo una portentosa coreografía con el juego divertido que da una colilla de tabaco

Buster Keaton siempre rodó sin dobles, por muy peligrosas que fueran las escenas, aquí no fue una excepción, en esta llegó él a hacer de doble del motorista que cae al suelo, pero durante la filmación de la secuencia en que queda colgado de la tubería-caño del tren, termina cayendo por el empuje del agua provocándole una lesión de cuello detectada años después con la que arrastraría para siempre ataques migrañas.

La cinta es una vibrante sucesión de gags que van de los físico, pasando por el malabarismo, la filigrana y siempre destilando espirito humorístico, algunos ya comentados, el momento estrella es el sueño de Buster en el que entra en pantalla con una antológica secuencia pasando en un escalofriante montaje de caer de un banco al asuelo al querer sentarse en este aparece en medio de una calle con coches, anda por la calle y aparece de pronto en un precipicio de una alta montaña a punto de caer, al asomarse al vacío aparece en medio de dos leones, huyendo aparece en medio de un hoyo de un desierto, saliendo de él aparece en una via del tren por la que pasa una locomotora escapando por milímetros, se sienta en un montículo y se materializa en lo alto de una roca en medio de un mar embravecido, se tira al mar de cabeza y cae en la nieve en medio del bosque, fundido a negro y comienza la subtrama de Sherlock jr. que debe resolver el caso del robo de un collar, en los 40 contó que él y su camarógrafo habían preparado la escena con aparatos de topografía para colocarse en los lugares exactos para dar ilusión de continuidad, este tramo no tiene mucho sentido, pero teniendo en cuenta que los sueños son anárquicos se puede entender. Está la fascínate escena de la partida de billar en que los malos malísimos sustituyen la bola 13 por una bola-bomba, entonces Sherlock jr. realiza una funambulesca partida en que las bolas hacen una desternillante coreografía una tras otra sin tocar la 13, con efectos imposibles, Keaton práctico durante 4 meses para esta escena convirtiéndose desde entonces en un experto jugador. O la sensacional bajada de un techo de un edificio cayendo varios metros colgado de una barra cruce-ferrocarril para ir a parar dentro de un coche. O la megaimaginativa de Buster saliendo por una ventana y convirtiéndose ante nuestros en una ancianita. O en la que desaparece a través de una persona por un maletín. (continuo en spoiler por falta de espacio)