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Voto de TOM REGAN:
6
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Aventuras
Siglo XVIII. Todo un clásico del cine de piratas que narra las correrías de un pirata y su acrobático e inseparable compañero, unos temibles corsarios que aterrorizan a las tripulaciones de los barcos que navegan por el Mar Caribe. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
12(23/01/14) Entretenida cinta de aventuras de piratas, con un Burt Lancaster en su mejor momento. Un producto naif trivial sin más misión que ser un pasarratos escapista, con un tono comicquero. El alemán Robert Siodmak dirige por última para Hollywood antes de volver a Europa.
El escenario es el Caribe en el SXVII, por este cálido mar navega el barco filibustero regido por el capitán vallo (vitalista Burt Lancaster), estos piratas toman por sorpresa un galeón en el viaja el nuevo Gobernador de la región, el barón Gruda (correcto Leslie Bradley), que se dirigía a la isla de Cobra (ficticia) a tomar posesión del cargo, el navío apresado lleva un valioso cargamento de armas para combatir a los rebeldes, para multiplicar el botín Vallo llega a un maquiavélico acuerdo con el Barón, le entregará al líder insurgente, El Libre, por una gran cantidad de plata. Para ello Vallo y su fiel lugarteniente ‘Ojo’ (divertido Nick Cravat) desembarcan en Cobra para intentar infiltrarse y dar con él, desencadenándose una serie de aventuras en un increscendo.
El guión es de Robert Kibbe (‘Veracruz’ o ‘Que viene Valdez!’), el guión en principio era de Waldo Salt pero al estar en la Lista Negra lo rechazaron. Según Christopher Lee (hace un pequeño papel de malo sin acreditar) el guión era serio pero en solo 48 horas le dio un giro al tono de la historia enfocándola hacia la comedia. La cinta se convierte en una cuasi-parodia de los clásicos de capa y espada en alta mar protagonizados por Douglas Fairbanks, Erroll Flyn o Tyrone Power, y Burt Lancaster es la intrépida replica, un acróbata consumado que da gusto verlo desplegar su imponente físico por cada escena de acción, acompañado de fiel amigo Nick Cravat. La cinta se sostiene sobre un aire de cartoon divertido donde el sentido de la veracidad hay que ponerlo en suspenso con multitud de situaciones, teniendo su zenit en un inventor alegoría sucedánea de Benjamin Franklin que crea una serie de artilugios anacrónicos. Nada en esta obra está hecho para trascender, teniendo entre sus defectos el de que pierde con revisiones, se le ven las costuras (cuando no el transatlántico, cuando Vallo y ‘Ojo’ están en globo, hay un plano del barco pirata y al fondo el navío anacrónico, un goof), con una trama insustancial, mero McGuffin para desplegar toda una galería de gags unos mejor que otros, donde nos meten un romance de lo más banal y nulamente desarrollado, metido con calzador. Y por supuesto con personajes arquetípicos, los buenos muy buenos y los malos peores, con héroe, una causa idealista bluf, una chica bonita, unos secundarios pretendidamente chistosos y un clímax final de grandes luchas, con piratas tópicos, bandanas, bermudas, parches en el ojo, patas de palo, grandes aretes, garfios, y todo muy limpito, y por supuesto sin verse una gota de sangre, denotando el público juvenil al que estaba destinado. Eso sí, con un ritmo trepidante, que no da descanso las escenas de acción caricaturesca se suceden sin apenas respiro, ejemplo el cañonazo que el barco de Vallo contra los muros de Isla Cobra mientras un soldados hace señales con las banderitas, este tras la explosión sigue estoicamente su trabajo, pero ha quedado chamuscado y con sus ropas echas jirones, muy cartoon, lo de menos es acercarse a cualquier atisbo de realismo, con peleas, persecuciones, saltos, rescates bufonescos, cañonazos, abordajes, revoluciones, explosiones, y más en este aquelarre donde Siodmak inunda la pantalla con delirantes coreografías para disfrute de un público que exija nada de hondura. Y es que nos hablan de una revuelta contra un reino ambiguo, que bien puede ser España o Inglaterra, y no se nos muestra más opresión que la ‘tiranía’ de que los pescadores deben pescar todo para las autoridades, nada creíble.
Es un film para glorificar a Burt Lancaster, de hecho es productor, en cumbre física desborda carisma, jovialidad, una tremenda sonrisa de interminable dentadura blanca brillando, un espíritu libre encantador, verlo es un chute vitalista, sabes que nada malo le pasará, su entusiasmo vital seduce, verlo saltando, haciendo piruetas, luchando, un Coloso, con un arranque poderoso meciéndose entre las velas del barco y fascinando con su presentación a cámara <Acercaos, hombres y mujeres, acercaos. Quedáis invitados a bordo para presenciar el último viaje del pirata Rojo hace mucho tiempo en el mar Caribe. No lo olvidéis, es un barco pirata, en un mundo de piratas, en un mar de piratas. No hagáis preguntas, creed solamente lo que veáis...No, creed la mitad de lo que veáis!>. A su lado su fiel Nick Cravat, compenetrándose con Burt de modo impresionante, con un divertido rol que recuerda vivamente a Harpo Marx por su mudez, socio de su época circense con el que formaban el grupo Lang And Cravat, y cuando Burt eclosionó en el cine lo fichó, haciendo hasta 9 films juntos, empezando en ‘El Halcón Y La Flecha’, Lancaster lo mantuvo en nómina de por vida, siendo también su entrenador personal. Cravat no era mudo, es que tenía un fuerte acento de Brooklyn recurriendo a ser mudo para ocultarlo. Curiosamente los dos amigos murieron el mismo año, 1994. (Continua En spoiler sin)
El escenario es el Caribe en el SXVII, por este cálido mar navega el barco filibustero regido por el capitán vallo (vitalista Burt Lancaster), estos piratas toman por sorpresa un galeón en el viaja el nuevo Gobernador de la región, el barón Gruda (correcto Leslie Bradley), que se dirigía a la isla de Cobra (ficticia) a tomar posesión del cargo, el navío apresado lleva un valioso cargamento de armas para combatir a los rebeldes, para multiplicar el botín Vallo llega a un maquiavélico acuerdo con el Barón, le entregará al líder insurgente, El Libre, por una gran cantidad de plata. Para ello Vallo y su fiel lugarteniente ‘Ojo’ (divertido Nick Cravat) desembarcan en Cobra para intentar infiltrarse y dar con él, desencadenándose una serie de aventuras en un increscendo.
El guión es de Robert Kibbe (‘Veracruz’ o ‘Que viene Valdez!’), el guión en principio era de Waldo Salt pero al estar en la Lista Negra lo rechazaron. Según Christopher Lee (hace un pequeño papel de malo sin acreditar) el guión era serio pero en solo 48 horas le dio un giro al tono de la historia enfocándola hacia la comedia. La cinta se convierte en una cuasi-parodia de los clásicos de capa y espada en alta mar protagonizados por Douglas Fairbanks, Erroll Flyn o Tyrone Power, y Burt Lancaster es la intrépida replica, un acróbata consumado que da gusto verlo desplegar su imponente físico por cada escena de acción, acompañado de fiel amigo Nick Cravat. La cinta se sostiene sobre un aire de cartoon divertido donde el sentido de la veracidad hay que ponerlo en suspenso con multitud de situaciones, teniendo su zenit en un inventor alegoría sucedánea de Benjamin Franklin que crea una serie de artilugios anacrónicos. Nada en esta obra está hecho para trascender, teniendo entre sus defectos el de que pierde con revisiones, se le ven las costuras (cuando no el transatlántico, cuando Vallo y ‘Ojo’ están en globo, hay un plano del barco pirata y al fondo el navío anacrónico, un goof), con una trama insustancial, mero McGuffin para desplegar toda una galería de gags unos mejor que otros, donde nos meten un romance de lo más banal y nulamente desarrollado, metido con calzador. Y por supuesto con personajes arquetípicos, los buenos muy buenos y los malos peores, con héroe, una causa idealista bluf, una chica bonita, unos secundarios pretendidamente chistosos y un clímax final de grandes luchas, con piratas tópicos, bandanas, bermudas, parches en el ojo, patas de palo, grandes aretes, garfios, y todo muy limpito, y por supuesto sin verse una gota de sangre, denotando el público juvenil al que estaba destinado. Eso sí, con un ritmo trepidante, que no da descanso las escenas de acción caricaturesca se suceden sin apenas respiro, ejemplo el cañonazo que el barco de Vallo contra los muros de Isla Cobra mientras un soldados hace señales con las banderitas, este tras la explosión sigue estoicamente su trabajo, pero ha quedado chamuscado y con sus ropas echas jirones, muy cartoon, lo de menos es acercarse a cualquier atisbo de realismo, con peleas, persecuciones, saltos, rescates bufonescos, cañonazos, abordajes, revoluciones, explosiones, y más en este aquelarre donde Siodmak inunda la pantalla con delirantes coreografías para disfrute de un público que exija nada de hondura. Y es que nos hablan de una revuelta contra un reino ambiguo, que bien puede ser España o Inglaterra, y no se nos muestra más opresión que la ‘tiranía’ de que los pescadores deben pescar todo para las autoridades, nada creíble.
Es un film para glorificar a Burt Lancaster, de hecho es productor, en cumbre física desborda carisma, jovialidad, una tremenda sonrisa de interminable dentadura blanca brillando, un espíritu libre encantador, verlo es un chute vitalista, sabes que nada malo le pasará, su entusiasmo vital seduce, verlo saltando, haciendo piruetas, luchando, un Coloso, con un arranque poderoso meciéndose entre las velas del barco y fascinando con su presentación a cámara <Acercaos, hombres y mujeres, acercaos. Quedáis invitados a bordo para presenciar el último viaje del pirata Rojo hace mucho tiempo en el mar Caribe. No lo olvidéis, es un barco pirata, en un mundo de piratas, en un mar de piratas. No hagáis preguntas, creed solamente lo que veáis...No, creed la mitad de lo que veáis!>. A su lado su fiel Nick Cravat, compenetrándose con Burt de modo impresionante, con un divertido rol que recuerda vivamente a Harpo Marx por su mudez, socio de su época circense con el que formaban el grupo Lang And Cravat, y cuando Burt eclosionó en el cine lo fichó, haciendo hasta 9 films juntos, empezando en ‘El Halcón Y La Flecha’, Lancaster lo mantuvo en nómina de por vida, siendo también su entrenador personal. Cravat no era mudo, es que tenía un fuerte acento de Brooklyn recurriendo a ser mudo para ocultarlo. Curiosamente los dos amigos murieron el mismo año, 1994. (Continua En spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La húngara Eva Bartok despliega hermosura pero poco carácter, es un mero cliché-excusa para que el héroe tenga un rollete, transmite nada, irrelevante su participación, un apósito sin gracia, su química con Burt Lancaster es la de un arenque con Anjelina Jolie, aunque tiene una divertida frase hacia Vallo < Si sabías que tenía puesto el cerrojo, será porque intentaste abrir, y si intentaste abrir, sabrás porqué tenía puesto el cerrojo>, la magiar tuvo una vida convulsa, se casó cuatro veces, la primera con un oficial húngaro durante la WWII, siendo este anulado acabada la contienda por coerción de una menor, tuvo una hija secreta de Frank Sinatra, reconocida por ella 30 años después. Torin Thatcher es Humble Bellows, primer oficial de Vallo, reticente a los tejemanejes de este, se huele las debilidades del capitán, expone una fuerte personalidad en sus pocas apariciones, es el guardián de las buenas costumbres filibusteras <Patrón, no podemos consentir que haya una mujer bonita y este siempre encerrada en el camarote, va en contra de toda ley de piratería> o <Ningún hombre puede ser un buen pirata si no está dispuesto a vender a su amigo, su novia o y hasta su propio padre>. James Hayter encarna con sutil humor al inventor, un delirante personaje con soluciones para todo, como llegar a costa en un bote con los brazos engrilletados, como construir un globo, una ametralladora o un tanque, o un submarino, nada se puede tomar en serio, como la película.
La cinta posee una estupenda puesta en escena con un gran trabajo en la dirección artística de Paul Sheriff (‘Henry V’ o ‘Mouline Rouge’), con unos barcos espléndidos, y una gran recreación de un pueblo caribeño en la isla italiana de Ischia, esto fotografiado por Otto Heller (‘El Quinteto De La Muerte’ o ‘El Fotografo Del Pánico’), en un deslumbrante technicolor, que inunda de cromatismo los fotogramas, adornado por la vibrante música de William Alwyn (‘Larga Es La Noche’ o ‘El Ídolo Caído’).
A resaltar 3 momentos, uno es las provocaciones y posterior persecución de Vallo y ‘Ojo’ y las tropas en Cobra, todo un magistral despliegue de divertimento unido a una espléndida coreografía, utilizando en el pueblo casi en 3D, un circo de 3 pistas donde todo es posible con ese aire jovial distendido, otra es la escena en que los 3, Vallo, ‘Ojo’ y el profesor están esposados a una barca en alta mar, y al profesor se le ocurre como escapar, reitero muy cartoon, la otra hace referencia a un gag que Polanski copió para sus ‘Piratas’, el del hombre atrapado con su pata de palo en unas rejillas, el director polaco hizo lo repitiera el gran Walter Matthaw.
En conjunto me queda una obra que ha perdido mucho con el paso de Cronos, se acartona sostiene muchas de las situaciones, muy artificiosas y chirriantes, pasándose en muchos casos (spoiler) y con un final que parece cerrado cuando no lo es (spoiler). La sensación que me queda es de superficialidad, de guión apresurado, y deficientemente estructurada, me duele pues su recuerdo era muy bueno. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
En el inicio que los soldados de Gruda no se den cuenta de que los piratas se hacen los muertos es ridículo, que en el tramo final, Gruda bombardee el barco de Vallo, estos piratas se tiren al mar en frente de ellos, naden unos cientos de metros, pasen por debajo de la nave y los pillen por atrás aumenta la impresión naif. Y el final que resuelve? Vallo se va a hacer pescador, ella se va a hacer pirata? Isla Cobra será una República? Que más da si acaba con los dos tortolos dándose un besito!
La cinta posee una estupenda puesta en escena con un gran trabajo en la dirección artística de Paul Sheriff (‘Henry V’ o ‘Mouline Rouge’), con unos barcos espléndidos, y una gran recreación de un pueblo caribeño en la isla italiana de Ischia, esto fotografiado por Otto Heller (‘El Quinteto De La Muerte’ o ‘El Fotografo Del Pánico’), en un deslumbrante technicolor, que inunda de cromatismo los fotogramas, adornado por la vibrante música de William Alwyn (‘Larga Es La Noche’ o ‘El Ídolo Caído’).
A resaltar 3 momentos, uno es las provocaciones y posterior persecución de Vallo y ‘Ojo’ y las tropas en Cobra, todo un magistral despliegue de divertimento unido a una espléndida coreografía, utilizando en el pueblo casi en 3D, un circo de 3 pistas donde todo es posible con ese aire jovial distendido, otra es la escena en que los 3, Vallo, ‘Ojo’ y el profesor están esposados a una barca en alta mar, y al profesor se le ocurre como escapar, reitero muy cartoon, la otra hace referencia a un gag que Polanski copió para sus ‘Piratas’, el del hombre atrapado con su pata de palo en unas rejillas, el director polaco hizo lo repitiera el gran Walter Matthaw.
En conjunto me queda una obra que ha perdido mucho con el paso de Cronos, se acartona sostiene muchas de las situaciones, muy artificiosas y chirriantes, pasándose en muchos casos (spoiler) y con un final que parece cerrado cuando no lo es (spoiler). La sensación que me queda es de superficialidad, de guión apresurado, y deficientemente estructurada, me duele pues su recuerdo era muy bueno. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
En el inicio que los soldados de Gruda no se den cuenta de que los piratas se hacen los muertos es ridículo, que en el tramo final, Gruda bombardee el barco de Vallo, estos piratas se tiren al mar en frente de ellos, naden unos cientos de metros, pasen por debajo de la nave y los pillen por atrás aumenta la impresión naif. Y el final que resuelve? Vallo se va a hacer pescador, ella se va a hacer pirata? Isla Cobra será una República? Que más da si acaba con los dos tortolos dándose un besito!