Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama. Romance Año 1851. Ada, que es muda desde niña, acaba de enviudar. Un matrimonio concertado la obliga a dejar su Escocia natal y viajar a Nueva Zelanda, acompañada de su hija y de su piano. Allí conoce a su futuro marido, un próspero granjero que se niega a llevar a casa el piano. Abandonado en la playa, el instrumento será rescatado por un vecino que establece un extraño pacto con Ada: él la dejará usar su piano a cambio de que ella se deje tocar. (FILMAFFINITY) [+]
26 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
114/18(24/05/18) Notable producción realizada y guionizada por la neozelandesa Jane Campion, obra que la catapultó a realizadora a tener en cuenta internacionalmente, relato de pasiones desatadas, amores furtivos, orgullo, represión sexual, enmarcado en un turbador escenario de la rural Nueva Zelanda de mediados del SXIX, se mezclan la selva, el barro, la humedad, los nativos maoríes con las ansias de mantener la pompa y apariencias victorianas de raíces puritanas, donde lo que más se proyecta es una “heroína” con efluvios feministas, pues en una sociedad donde la mujer es un cuasi-objeto, un jarrón con el que decorar, una figura en la que el hombre satisface sus bajos instintos sexuales, aquí la protagonista se erige en una mujer de carácter que elige contra lo establecido con quien se acuesta y con quién no. Ello adornado por una ambientación mayestática, destacando sobremanera la epicúrea banda sonora creada por el compositor inglés Michael Nyman, se convirtió en el álbum de banda sonora más vendido, significativo es que la (extraordinaria) protagonista Holly Hunter interpretó sus propias piezas de piano para la película. La película se puede ver como una revisión del cuento de hadas del galo Charles Perrault, "Barba Azul" (publicado en 1697), donde una esposa descubría en una habitación los cadáveres de las anteriores esposas de su marido, esto claramente referenciado cuando vemos en el metraje una representación teatral del cuento.

Se estrenó el 15 de mayo de 1993 en el Festival de Cannes, Holly Hunter recibió el premio a la mejor interpretación femenina y la película obtuvo la Palma de Oro, ex-aequo con Adiós a mi concubina de Chen Kaige. Fue éxito de crítica y comercial, recaudando 140 millones de dólares en todo el mundo, por un presupuesto de 7 millones de dólares. Ganó tres Oscar de 8 nominaciones: Actriz a Hunter, Secundaria a Paquin y Guion Original a Campion. Anna Paquin tenía 11 años en ese momento y es el segundo actor más joven en ganar un Oscar en categoría competitiva, tras Tatum O’Neal, lo alcanzó con 10 añitos.

Sabes que estas ante algo singular con su excelente comienzo, vemos a una mujer (Ada) de mediana edad y a su infantil hija Flora (Anna Paquin) llegar en barcas maorís a una playa, allí son abandonadas junto a sus pertenencias, y a un piano encajonado en tablas para su protección, la marea mece las cajas de enseres por la playa, mientras Ada toca entre las rendijas de tablas el piano, de fondo Flora hace piruetas provocando imágenes de gran fuerza lírica, a esto se añade, el modo bucólico en que pasan la noche madre e hija en la playa, lo hacen bajo una mini-tienda de campaña creada con un miriñaque, escuchamos en off hablar a Ada ("No he hablado desde que tenía 6 años… Nadie sabe por qué, menos aún yo misma. Este no es el sonido de mi voz, es el sonido de mi mente". Ada se comunica con el mundo a través de su piano y a través del lenguaje de señas, que interpreta su hija. Por la mañana llega una partida de hombres para recogerlas, entre ellos a su marido por poderes (Stewart encarnado por Sam Neill). Los porteadores (en su mayoría maorís) recogen el equipaje, pero se niegan a llevar el piano por su peso, Ada insiste pero sin éxito, emprendiendo a regañadientes una travesía mugrienta por medio de bosques embarrados y angostos.

Film con sabor a los exudados dramas románticos victorianos de las hermanas Brönte (Charlotte, Emily, y Anne), marcado por la interrelación entre el escenario y el comportamiento convulso de los personajes, clima lluvioso, húmedo, bosques cerrados, caminos cenagosos, frente a protagonistas con tormenta emocional latiendo en su interior, captado por el objetivo de Campion, emana belleza sensorial, visualidad simbólica incisiva, desprende en muchos momentos sensualidad tórrida, sabe captar la fuerza expresiva de las miradas, de silencios, de gestos, ello repercute en una historia de ribetes pasionales. Mostrando su (notoria) vena feminista la realizadora en (quizás alter ego) Ada, para la que sus juegos sexuales (con ese rudo tipo que esconde un alma sensible) sirven como recurso liberador de las ataduras de quien intenta oprimirla, sirviendo como alegoría la mudez de Ada de epítome de una sociedad que no oye a las mujeres, que las aísla socialmente, ello sobre un territorio que tras su fachada pomposa de estilo victoriano, se esconden los instintos básicos en comunión con la naturaleza (reflejado sobremanera en lo maorís, sus paganas vestimentas y modo de vida libertino). Ada es mujer de carácter fuerte, que no se deja avasallar, que tiene en su mudez una especie de escudo anti-ordinariez, es una mujer sensitiva que tiene en su piano su alma, solo parece a gusto tocando sus teclas en armonía musical, este es su voz, y este instrumento le lleva a “conectar” con otro ser inadaptado. Baines, renegado de la sociedad victoriana, en apariencia rudo y solitario tipo, parece haber encontrado en la cultura maorí su estabilidad, encuentra en Ada un enigma por descifrar que lo turba, esto acentuado cuando toca el piano, y comienza con ella un perverso juego de dominación mezclado con seducción, pidiéndole favores de índole erótica a cambio de según la importancia de estos pagarle a Ada en (son 88) teclas negras del piano, el piano muta en metáfora sensual-fetiche de lujuria, sabiendo de este modo Baines entrar en la cerrada mente de Ada.

Holly Hunter sublime en su complicado rol, emite sin palabras todo un torrente de emociones, una galería de sensaciones (ilusión, tristeza, inquietud, lujuria, pasión, dignidad, orgullo, frustración, amor, …), derrocha atractivo, energía, vigor, ímpetu, todo un hito para alguien que no puede hablar (lo hace en off), no se puede expresar más con menos, poderosa gestualidad cuando habla a través de señas, modo de mirar, su modo de tocar el piano proyecta personalidad acusada, ello manteniendo con Keitel una química perturbadora, actuación de las que reposa en el Olimpo del Cine;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow