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Voto de TOM REGAN:
7
7,9
8.889
Cine negro. Intriga. Drama
Steele, un guionista con fama de conflictivo y violento, tiene que afrontar la difícil tarea de adaptar un best-seller de nula calidad literaria. Casualmente se entera de que Mildred, la chica del guardarropa del club que frecuenta, ha leído la obra en cuestión. Decide entonces llevársela a su casa para que le cuente el argumento. Pero, a la mañana siguiente, la policía se presenta en su casa y le comunica que Mildred ha sido asesinada, ... [+]
20 de mayo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
134/19(17/05/20) Buena muestra de cine negro dirigido por Nicholas Ray y protagonizada por un brillante Humphrey Bogart y una notable (y bellísima) Gloria Grahame, producida por Bogart's Santana Productions, con guión escrito por Andrew P. Solt a partir de la adaptación de Edmund North de la novela homónima de 1947de Dorothy B. Hughes. Teniendo su núcleo en un retrato de personalidad centrado en un tipo de carácter impulsivo, tipo visceral, leal, nihilista, cínico, celoso, inseguro, orgulloso, teniendo su Talón de Aquiles en sus arranques de violencia, tipo alienado por la sociedad. Una producción que resulta cuasi-teatral en sus pocos escenarios (mayormente el complejo de viviendas en que viven los protagonistas) y con pocos personajes. En el desarrollo de la película Ray trata temas como la creación artística, la desconfianza, el fatalismo, la marginalidad, nuestra naturaleza de la que no podemos escapar, abordado con gran sentido dramático, con situaciones tensas, con diálogos y frases incisivas. Un thriller mezclado con un romance que se entrecruzan de modo malsano, teniendo en su contexto juego inteligente de meta-cine en muchas ácidas conversaciones de pareja. Esto derivado de la profesión del protagonista Dix, un guionista de cine venido a menos, esto vale para entroncar de cierta manera en dos films coetáneos de 1950, como “Eva al desnudo” de Joseph L. Mankiewicz, y “Sunset boulevard” de Billy Wilder, donde se refleja el lado sórdido de la trastienda del mundo del cine hollywoodiense, en este que me ocupa se critica las ansias de comercialidad en detrimento de producciones de calidad artística, se arremete contra la marginalidad a la que son sometidos muchos actores. Bogart tenía 50 años cuando se hizo la película, y Grahame tenía 27 años, pero esta diferencia de edad no es problema para que los dos destilen una gran química, expuesta en sus diálogos. Dix al parecer tenía rasgos en común con el volátil y bebedor Bogart, un hombre orgulloso que había sido humillado públicamente después de las audiencias del Congreso, atacado por la prensa por defender inicialmente los 10 de Hollywood y obligado a publicar una admisión de que había sido un comunista engañador. En 2007, In a Lonely Place fue seleccionado para su conservación en el Registro Nacional de Películas de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso como "cultural, histórica o estéticamente significativo".
Ray en pocos minutos exhibe la personalidad del protagonista con gran economía de tiempo, primero en una parada en un semáforo en coche mantiene un altercado con un conductor al que reta a una pelea ("... voy a arrimar son mis puños a tu cara" le dice Dix). Tras esto llega a un bar en Beverly Hills (inspirado en el club fetiche de Bogie, ‘Romanoff's’), allí nos enteramos de que Dix es guionista en declive, conocemos a su veterano agente, Mel Lippman (Art Smith), nos damos cuenta de su carácter combativo de una pieza que desprecia la hipocresía, no se vende por dinero, es íntegro y arremete contra director de cine de moda ("Eres un vendedor de palomitas de maíz"). Vemos como defiende a un actor veterano de los ataques de un ejecutivo, ello hasta acabar en una trifulca de puñetazos. A pesar de sus ataques de ira, sentimos que están justificados, por lo que sentimos empatía por este Dix.
La cinta hace una radiografía a nuestro yo atávico que nos hace saltar preso de la furia ante cualquier a taque a gesto ego, hace entroncar este instinto violento con la condición de macho. Los hombres intentamos controlarnos, amansar esta pulsión en pos de razonar y ser ‘civilizados’. Dix es un tipo ingenioso, escéptico, mordaz, atento, cariñoso, pero con el hándicap de una vena explosiva agresiva, cuando se le pasa el envite suele ver que sus reacciones son desproporcionadas (epítome cuando vemos que manda dinero a un tipo al que ha golpeado), parece encontrar la calma en el amor a una inteligente mujer, pero su enfermiza pulsión violenta permanece en su interior. Humphrey Bogart lo encarna con tremendo realismo, con una espléndida capacidad expresiva, en su sutil gestualidad, en su profunda mirada que modula de modo sensacional (ejemplo sus chispeantes ojos cuando hace escenificar a su amigo poli y su esposa lo que cree que sucedió con la chica asesinada), le aporta todo un mundo interior convulso, hace que nos sintamos incómodos en la empatía que sentimos por él. Manteniendo además una gran compenetración con Gloria Grahame.
Gloria Grahame como Laurel Grey derrocha encanto, ironía, en un arco de desarrollo muy bien llevado en su gradualidad, primero cual femme fatale manteniendo duelos dialécticos punzantes con Bogart, luego dejando ver en su mirada el amor por él, y luego ir viendo paulatinamente sus dudas ante lo que va descubriendo de Dix Steele, hasta desembocar en el miedo y terror, con momentos tan turbadores como la charla con dobles sentidos que mantiene con Bogart en la cocina con una toronja de por medio (quizás guiño a la famosa toronja de James Cagney), muy buena interpretación, además de hermosa; En los secundarios destaca Art Smith como Mel Lippman, fiel agente de Dix, desborda la pantalla su simpatía y fidelidad a su cliente; También resulta entrañable un personaje que no aparece mucho, pero deja calado en su hidalguía shakesperiana, me refiero al actor en decadencia Charlie, encarnado con tremenda fuerza conmovedora por Robert Warwick.
La cinta en su vertiente romántica destaca desde los primeros acercamientos entre Laurel y Dix, con esos intercambios mordaces de réplicas y contra-réplicas, como cuando dice Dix, “Cómo puede gustarle alguien mi cara (por lo que ha dicho en la comisaria ella ante él) ?”, Dix se dispone a besarla apoyado en esto y entonces Laurel, “Dije que me gustaba, no que quisiera besarla”; Dix: “Cenemos juntos esta noche” y ella le responde, “Esta noche cenaremos, pero no juntos”;... (spoiler)
Ray en pocos minutos exhibe la personalidad del protagonista con gran economía de tiempo, primero en una parada en un semáforo en coche mantiene un altercado con un conductor al que reta a una pelea ("... voy a arrimar son mis puños a tu cara" le dice Dix). Tras esto llega a un bar en Beverly Hills (inspirado en el club fetiche de Bogie, ‘Romanoff's’), allí nos enteramos de que Dix es guionista en declive, conocemos a su veterano agente, Mel Lippman (Art Smith), nos damos cuenta de su carácter combativo de una pieza que desprecia la hipocresía, no se vende por dinero, es íntegro y arremete contra director de cine de moda ("Eres un vendedor de palomitas de maíz"). Vemos como defiende a un actor veterano de los ataques de un ejecutivo, ello hasta acabar en una trifulca de puñetazos. A pesar de sus ataques de ira, sentimos que están justificados, por lo que sentimos empatía por este Dix.
La cinta hace una radiografía a nuestro yo atávico que nos hace saltar preso de la furia ante cualquier a taque a gesto ego, hace entroncar este instinto violento con la condición de macho. Los hombres intentamos controlarnos, amansar esta pulsión en pos de razonar y ser ‘civilizados’. Dix es un tipo ingenioso, escéptico, mordaz, atento, cariñoso, pero con el hándicap de una vena explosiva agresiva, cuando se le pasa el envite suele ver que sus reacciones son desproporcionadas (epítome cuando vemos que manda dinero a un tipo al que ha golpeado), parece encontrar la calma en el amor a una inteligente mujer, pero su enfermiza pulsión violenta permanece en su interior. Humphrey Bogart lo encarna con tremendo realismo, con una espléndida capacidad expresiva, en su sutil gestualidad, en su profunda mirada que modula de modo sensacional (ejemplo sus chispeantes ojos cuando hace escenificar a su amigo poli y su esposa lo que cree que sucedió con la chica asesinada), le aporta todo un mundo interior convulso, hace que nos sintamos incómodos en la empatía que sentimos por él. Manteniendo además una gran compenetración con Gloria Grahame.
Gloria Grahame como Laurel Grey derrocha encanto, ironía, en un arco de desarrollo muy bien llevado en su gradualidad, primero cual femme fatale manteniendo duelos dialécticos punzantes con Bogart, luego dejando ver en su mirada el amor por él, y luego ir viendo paulatinamente sus dudas ante lo que va descubriendo de Dix Steele, hasta desembocar en el miedo y terror, con momentos tan turbadores como la charla con dobles sentidos que mantiene con Bogart en la cocina con una toronja de por medio (quizás guiño a la famosa toronja de James Cagney), muy buena interpretación, además de hermosa; En los secundarios destaca Art Smith como Mel Lippman, fiel agente de Dix, desborda la pantalla su simpatía y fidelidad a su cliente; También resulta entrañable un personaje que no aparece mucho, pero deja calado en su hidalguía shakesperiana, me refiero al actor en decadencia Charlie, encarnado con tremenda fuerza conmovedora por Robert Warwick.
La cinta en su vertiente romántica destaca desde los primeros acercamientos entre Laurel y Dix, con esos intercambios mordaces de réplicas y contra-réplicas, como cuando dice Dix, “Cómo puede gustarle alguien mi cara (por lo que ha dicho en la comisaria ella ante él) ?”, Dix se dispone a besarla apoyado en esto y entonces Laurel, “Dije que me gustaba, no que quisiera besarla”; Dix: “Cenemos juntos esta noche” y ella le responde, “Esta noche cenaremos, pero no juntos”;... (spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
...Dix: “Me alegra que esté de mi lado. Opina y sabe lo que quiere”, y Laurel le contesta, “También sé lo que no quiero. Y no quiero que me atosiguen”. Todo esto lleva a Dix a sentirse atraído no solo por la beldad de ella. Si no por su fuerte personalidad.
La película tiene algunos defectos que le impiden elevarse más: Primero es que me resulta poco creíble que una joven vaya a medianoche a solas con alguien que le pide que le resuma un libro, que no huela intenciones ocultas; También entiendo que Ray anula la ambigüedad de si es o no culpable Dix al mostrarlo despidiéndose de la víctima, podrían haber dejado el halo de intriga y misterio que hubiera alimentado la complejidad del desarrollo; Tampoco la personalidad de Laurel me resulta del todo coherente, pues primero la vemos muy segura de sí misma, jugando con Dix, pero de pronto comienza a dudar de modo brusco hasta convertirse en alguien temeroso; El final me resulta acomodaticio, poco valiente, de hecho alteran el del libro, que por lo que he leído es más lógico con el devenir del relato; Me es poco verosímil que Laurel vaya a testificar teniendo tras ella al sospechoso Dix, lo normal es que este no esté presente para no condicionarla, e incluso que no sepa él que han testificado en su ‘caso’, imaginemos que ella dice algo en su contra, como podrían vivir uno junto al otro en la urbanización, es un sin sentido.
Destacar el juego turbador que da el lenguaje del meta-cine: Esto enraizado en que es guionista de cine el protagonista, lo que da pie a momentos como cuando conmina a recrear al matrimonio de amigos lo que él cree sucedió con la chica asesinada, una narración hecha con tanto mimo que parece lo estamos viendo, acabando con "He matado a docenas de personas en películas!"; También cuando Dix se encuentra en la comisaria con el otro sospechosos del crimen, Henry Kesler, este ante la acusación de Dix le espeta, “Qué imaginación, se ve que escribe películas”, y Dix le responde, “Oh, qué manos, eso es de tanto contar el dinero”; Peros obre todo queda patente en la escena de la cocina de Laurel y Dix, los dos comentan el guión de la película que Dix ha escrito y ella ha transcrito:
Laurel: Adoro la escena de amor, es muy buena.
Dix: Porque no dicen constantemente lo mucho que se quieren. Una escena de amor debe tener algo más que amor, como ésta: yo partiendo el pomelo, tu sentada medio dormida... Cualquiera que nos vea sabría que estamos enamorados. (Ello mientras sabemos que ella tiene serias dudas sobre si seguir con él o abandonarle por sus ataques de ira violenta).
En la puesta en escena es destacable la dirección artística de Robert Peterson que sitúa el epicentro de la mayoría de la acción en un complejo de apartamentos alrededor de un patio estilo español con una fuente en el centro; La fotografía en glorioso b/n de Burnett Guffey (“De aquí a la eternidad” o “Bonny & Clyde”), es reseñable en sus contrastes de grises, en sus profundidades de campo, por algunos sensibles planos subjetivos, o por algunos hábiles fueras de campo. También remarcar el modo de iluminar los ojos de Bogart cuando relata como cree que mataron en el coche ; Música de George Antheil, sin dejar huella. Sobresale un tramo en que la película parece hacer un (extraño) impasse musical cuando Laurel y Dix están en un club bebiendo mientras escuchan el tema “I Hadn’t Anyone Hill You”, cantado mientras toca el piano por la vocalista Hadda Brooks.
Spoiler:
La película en su evolución dramática pedía a gritos que Dix asesinara a Laurel, de hecho así acaba la novela, pero Ray decidió un final más complaciente y buenista que resta intensidad y fuerza de profundidad
“Nací cuando ella me besó, morí cuando me abandonó. Viví mientras me amó.” (Dix Steele)
Me queda una más que interesante muestra de cine noir con capas de reflexión sobre la ira incontrolable. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/05/un-lugar-solitario.html
La película tiene algunos defectos que le impiden elevarse más: Primero es que me resulta poco creíble que una joven vaya a medianoche a solas con alguien que le pide que le resuma un libro, que no huela intenciones ocultas; También entiendo que Ray anula la ambigüedad de si es o no culpable Dix al mostrarlo despidiéndose de la víctima, podrían haber dejado el halo de intriga y misterio que hubiera alimentado la complejidad del desarrollo; Tampoco la personalidad de Laurel me resulta del todo coherente, pues primero la vemos muy segura de sí misma, jugando con Dix, pero de pronto comienza a dudar de modo brusco hasta convertirse en alguien temeroso; El final me resulta acomodaticio, poco valiente, de hecho alteran el del libro, que por lo que he leído es más lógico con el devenir del relato; Me es poco verosímil que Laurel vaya a testificar teniendo tras ella al sospechoso Dix, lo normal es que este no esté presente para no condicionarla, e incluso que no sepa él que han testificado en su ‘caso’, imaginemos que ella dice algo en su contra, como podrían vivir uno junto al otro en la urbanización, es un sin sentido.
Destacar el juego turbador que da el lenguaje del meta-cine: Esto enraizado en que es guionista de cine el protagonista, lo que da pie a momentos como cuando conmina a recrear al matrimonio de amigos lo que él cree sucedió con la chica asesinada, una narración hecha con tanto mimo que parece lo estamos viendo, acabando con "He matado a docenas de personas en películas!"; También cuando Dix se encuentra en la comisaria con el otro sospechosos del crimen, Henry Kesler, este ante la acusación de Dix le espeta, “Qué imaginación, se ve que escribe películas”, y Dix le responde, “Oh, qué manos, eso es de tanto contar el dinero”; Peros obre todo queda patente en la escena de la cocina de Laurel y Dix, los dos comentan el guión de la película que Dix ha escrito y ella ha transcrito:
Laurel: Adoro la escena de amor, es muy buena.
Dix: Porque no dicen constantemente lo mucho que se quieren. Una escena de amor debe tener algo más que amor, como ésta: yo partiendo el pomelo, tu sentada medio dormida... Cualquiera que nos vea sabría que estamos enamorados. (Ello mientras sabemos que ella tiene serias dudas sobre si seguir con él o abandonarle por sus ataques de ira violenta).
En la puesta en escena es destacable la dirección artística de Robert Peterson que sitúa el epicentro de la mayoría de la acción en un complejo de apartamentos alrededor de un patio estilo español con una fuente en el centro; La fotografía en glorioso b/n de Burnett Guffey (“De aquí a la eternidad” o “Bonny & Clyde”), es reseñable en sus contrastes de grises, en sus profundidades de campo, por algunos sensibles planos subjetivos, o por algunos hábiles fueras de campo. También remarcar el modo de iluminar los ojos de Bogart cuando relata como cree que mataron en el coche ; Música de George Antheil, sin dejar huella. Sobresale un tramo en que la película parece hacer un (extraño) impasse musical cuando Laurel y Dix están en un club bebiendo mientras escuchan el tema “I Hadn’t Anyone Hill You”, cantado mientras toca el piano por la vocalista Hadda Brooks.
Spoiler:
La película en su evolución dramática pedía a gritos que Dix asesinara a Laurel, de hecho así acaba la novela, pero Ray decidió un final más complaciente y buenista que resta intensidad y fuerza de profundidad
“Nací cuando ella me besó, morí cuando me abandonó. Viví mientras me amó.” (Dix Steele)
Me queda una más que interesante muestra de cine noir con capas de reflexión sobre la ira incontrolable. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/05/un-lugar-solitario.html