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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Comedia. Drama Arturo (Guillermo Francella) es un galerista encantador e inescrupuloso. Renzo (Luis Brandoni) es un pintor hosco y en decadencia. Si bien los une una vieja amistad, no coinciden en (casi) nada. El galerista intenta por todos los medios reflotar la carrera artística de su amigo, pero las cosas van de mal en peor. Hasta que una idea loca y extrema aparece como una posible solución. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2018
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
127/11(16/10/18) Irregular dramedia dirigida por el argentino Gastón Duprat y guionizada junto a su hermano Andrés Duprat. El director che por primera vez dirige en solitario un largometraje, sin la dupla con Mariano Cohn (aquí solo produce) que le había acompañado en los cuatro films anteriores (“El artista”, “El hombre de al lado”, “Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo”, y “Ciudadano Ilustre”), no sé si por la falta de su compañero o por desgaste en el tratamiento del tema del arte, pero la cinta parece hecha de descartes de ideas de sus cintas pretéritas, están las marcas pero no la mordacidad incisiva de su filmografía pasada. La obra de este realizador (junto a Cohn y con libretos todos de Andrés Duprat) versa sobre lo relativo del arte, sobre los intrincados procesos de creación artística, sobre la percepción del arte, sobre lo complejo de lo que es arte, sobre la fina línea que separa el éxito del fracaso artístico, sobre lo difuso entre el arte y su mercantilismo, ello abordado en esta ocasión con el McGuffin de la pintura (en la película anterior fue la literatura), y todo lo que se mueve alrededor. La película se queda a medio camino, sin hincar el diente, superficial, previsible, siendo su primer tramo lo más interesante, con esa relación tensa entre un marchante de arte y un misántropo pintor, en su segunda parte nos sumerge en una oda a la amistad, en este caso bastante plúmbea, y la tercera se me hace un pegote. Lo mejor es la química en esta mencionada primera parte entre los protagonistas Guillermo Francella y Luis Brandoni, este último todo un volcán expresivo.

Es un film que te engancha por esa extraña relación entre el corredor de arte y el asocial artista, jugando con lo voluble de lo que es arte y lo que es un timo, la diferencia entre una y otra se solapan, hablándonos de las falsas apariencias, de la corrupción artística, esto bien exhibido en su primer tercio, donde el cinismo, la ironía, la ambigüedad artística, donde la relación amor-odio entre los dos estamentos condenados a entenderse, el artista bohemio frente a su mal necesario para subsistir, con tiranteces y punzadas sustanciosas (aunque previsibles), notándose las huellas de los mantras del realizador, aunque muy acomodaticia y obvia su propuesta; El segundo bloque me queda meloso y liviano en su melancolía, muy visto lo del personaje agrio que tras una pérdida de memoria cambia de actitud. A ellos se añaden toques tramposos de mal pagador; El tercer bloque queda muy basto y falto de enjundia, alimentado de una situación muy ajada, para terminar en un epílogo que pretende que el espectador reflexione sobre la hipocresía que envuelve al arte, pero queda todo tan obvio y masticado que se me hace bola.

La cinta tiene un juego de espejos con el espectador prometiéndole un thriller sobre la base de la presentación en off del protagonista diciendo que es un asesino, entonces al espectador lo tiene intrigado sobre quien será el asesinado y cuales sus motivaciones, si estas podrán estar justificadas. En realidad es un McGuffin para atrapar a la atención de este sobre una base comercial de relato policiaco y en realidad nada tiene que ver con esto, en clara sintonía tal vez con lo engañoso que es el arte, que en realidad tú ves una cosa y luego los (culturetas) exégetas te dicen que es otra.

Film que sufre de arritmia, de un humor simplista, con subtramas metidas con calzador y que nada aportan, ejemplo es la de Lorenzo con su joven novia, puro relleno para estirar sin sentido el metraje, o con escenas que parecen apuntar ingenio punzante y se quedan en un esbozo, ejemplo cuando Lorenzo va a cenar y no paga poniendo como excusa lo etéreo de lo mucho que la sociedad le debe como, pero se queda en apunte, o lo basto y de trazo grueso que resulta el personaje encarnado por el madrileño Raúl Arévalo, un cliché perroflauta. Y es que la película se queda en un producto con el colmillo extirpado, quiere morder y solo aprieta un poquito, algo inocuo, falto de ambigüedad y complejidad. No hay giros que te emocionen o remuevan tu conciencia, se te da todo remasticado y subrayado

Guillermo Francella da un buen rendimiento como el marchante de arte Arturo Silva, da muy bien Brandoni, demuestran una gran compenetración; Luis Brandoni es para mí lo mejor del film, demuestra un vigor y energía vitalista extraordinaria, sobre todo en el primer tercio, donde su asoaciabilidad le confieren un aura maravillosa de tipo misógino, narcisista, egocéntrico, excelente su actuación, luego en su desarrollo se amansa y como el propio film decae bastante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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