268/27(26/09/23) Thriller neo-noir atractivo y sorprendente para mí, esperaba algo más flojo, solo aspira a ser un ameno entretenimiento, y cumple con creces con un estilo marcadamente setentero en su ácida atmósfera que crea un sub mundo del lumpen vigoroso. Dirige y guioniza John Flynn adapta la novela homónima de Richard Stark, seudónimo de Donald E. Westlake (del que han adaptados varias de sus novelas noir al cine, entre las que destacan “Payback” y “Los Timadores”), presenta un personaje inspirado en el personaje ficticio de Stark, Parker, que fue presentado en “El cazador”. Siendo protagonizada por un carismático y lacónico Robert Duvall (recién salido nada menos que de su Tom Hagen de “El padrino”), exhibiendo determinación estoica; Karen Black como el frío interés amoroso (le falta química con Duvall, aunque tiene un tramo electrizante cuando discute con Earl); Joe Don Baker cumpliendo con energía como el fiel colega del anti-héroe; y el veterano Robert Ryan como el villano en su último rol en cine (espléndido, demostrando que la fuerte personalidad se transmite y desborda la pantalla), murió antes del estreno del film. Para una historia de venganza, desarrollada sin sorprender, pero con solidez narrativa, con personajes clichés, pero actuados con vibra, no se les da profundidad dramática (nunca se habla de su pasado), pero lo que nuestra es que son seres que van directos a la mandíbula, con escenas de acción que no son impresionantes, pero si rezuman realismo y crudeza.

Edifica Flynn un clima hosco, mugriento, feísta, en un microcosmos de personajes grises, donde reina la testosterona, el machismo (los guantazos que da el prota a la mujer son prueba de ello), la misoginia, la amoralidad, con mujerzuelas, ladrones, matones, ayudando a proyectar este sub mundo la macilenta fotografía de Bruce Surtees (colaborador habitual de Don Siegel y posteriormente de Eastwood), también buena la música del habitual de Peckinpah, Jerry Fielding. Poblando hábilmente el director la cinta de escenas de acción, con asaltos, tiroteos, atracos, peleas, bombas, y todo ello con buen ritmo.

Teniendo muchas influencias del género, como ese comienzo que parece sacado de el de “Forajidos” (por como dos tipos anónimos [uno de ellos vestido de cura] llegan a un lugar rural en un auto a matar gélidamente a un tipo sin saberse porque, sin que haya diálogo en este prólogo intrigante) de Robert Siodmak basado en una novela corta de Ernest Hemingway, y con un argumento con elementos de “A quemarropa” (ese tipo testarudo pidiendo una cantidad de dinero fija a una organización criminal en compensación a un mal sufrido)del propio Westlake, que llevó al cine John Boorman, e incluso hay recursos de “La Huida” (esa mujer que recoge al preso en su liberación, que lo ha traicionado) de Sam Peckinpah que adapta una novela de otro clásico del género negro como es Jim Thompson.

Tiene su núcleo el film en como el protagonista Macklin (Duvall) se enfrenta a una organización criminal (de ahí el título) que parece omnipotente. Destaca de como a pesar de ser un Don Nadie en comparación con esta mafia se permite el lujo de intentar extorsionarlos pidiendo un dinero (250.000 dólares) por haber matado a su hermano (ello anunciado al entrar con ingenio en una timba de póker), demostrando carácter fuerte, y no amilanarse frente a los poderosos, eso siempre atrae, lo de las batallas de David vs Goliat. Como con su socio Cody (Joe Don Baker, al que vemos en su bar antes de unirse a Macklin en una tensa escena con dos ‘cazadores) van pellizcando a la organización asaltando sus tinglados, siendo gracioso como estos tugurios que roban, los que los regentan se sienten asombrados de que alguien pueda robar a esta mafia. Todo para desembocar en un rush final satisfactorio, bien llevado, ardiente y tenso.

Hay hábiles escenas de la trastienda del lumpen, de como consiguen armas mediante profesionales, o como hacen lo mismo con un auto, este tramo algo más enrevesado, pues hay una femme fatale (Sheree North) de por medio con ganas de marcha, provocando una trifulca. Regando el guion de buenos diálogos, parcos, pero con carga.