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Voto de TOM REGAN:
5
13 de diciembre de 2018
33 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
158/19(25/11/18) Sobrevalorado drama criminal del director transalpino Matteo Garrone, pretende mucho más de lo que puede con un relato lleno de obviedades y subrayados. Un relato sórdido plano y monocorde que intenta tapar sus carencias y superficialidad en el impacto de la violencia. El guión del propio director junto a varios colaboradores se basa en el atroz asesinato del púgil Giancarlo Ricci, en 1988, a manos de Pietro De Negri. Una historia que avanza de forma arrítmica, con comportamiento confuso del protagonista, donde la alegoría de quien es el perro y quien el dueño se ve claro, para luego la transformación del protagonista sentirse falsa. Esperaba por las críticas referentes bastante de la cinta, pero me he encontrado con un metraje errático, donde lo mejor es la sombría y deprimente ambientación, y la aterradora actuación de Edoardo pesce como el gigantón atemorizador cual apisonadora. En Cannes por su interpretación, Marcello Fonte ganó el premio al Mejor Actor, además la película ha sido seleccionada por Italia como la candidata a Mejor Película en Lengua Extranjera en los Oscar.
La cinta tiene un caustico y prometedor arranque con ese tipo (Marcello Fonte) enclenque encorvado y casi en los huesos, con rostro decaído, que lava a un enorme y fiero can en su tienda, el contraste entre el humano y el animal. Pero esto dura poco, pues en cuanto aparece Mirko (Edoardo Fonte), una mole atemorizadora y mi radar de lo chirriante empieza a sonar, y es que la relación entre este salvaje y el frágil Dogman no me la creo, comienza in media res, por lo que me resulta inverosímil su relación de amistad, o más bien la sumisión de Marcello a este rudo amoral. Vemos a Marcello que es un perdedor buenazo, se desvive por su hijita (Alida Baldari Calabria), cuida a los animales con cariño, pero sin embargo tiene su lado oscuro como drogadicto y maleante, me resulta forzado por la falta de información que haga mínimamente creíble que intente ayudar a este “Hulk” que va en moto roja.
Todo me resulta previsible, avanza en apuntes, con diálogos inanes, con mucho de miradas e hieratismo, que solo parece querer ocultar su falta de sustancia con subrayados en exceso, con tramos tan metidos con calzador como cuando Msarcello va salvar al chihuahua del congelador, queriendo humanizarlo con brocha gorda al protagonista, avanzando a machetazos de inconsistencias orgánicas, un discurrir que abraza la simplicidad, donde hay un momento crucial donde los pocos asideros al realismo se ven socavados para entrar en la mayor de las incongruencias (spoiler).
La puesta en escena es buena en la proyección de un mundo árido y desolado de esperanza, filmándose en el Villaggio Coppola, una fracción de Castel Volturno, un barrio junto al mar con edificios desprovistos de vida; Nicolai Brüel filtra la cinematografía, componiendo un mundo en el que nunca da el sol, todo resulta gris, oscuro, macilento, donde los cromatismos son prácticamente inexistentes.
La cinta tiene un caustico y prometedor arranque con ese tipo (Marcello Fonte) enclenque encorvado y casi en los huesos, con rostro decaído, que lava a un enorme y fiero can en su tienda, el contraste entre el humano y el animal. Pero esto dura poco, pues en cuanto aparece Mirko (Edoardo Fonte), una mole atemorizadora y mi radar de lo chirriante empieza a sonar, y es que la relación entre este salvaje y el frágil Dogman no me la creo, comienza in media res, por lo que me resulta inverosímil su relación de amistad, o más bien la sumisión de Marcello a este rudo amoral. Vemos a Marcello que es un perdedor buenazo, se desvive por su hijita (Alida Baldari Calabria), cuida a los animales con cariño, pero sin embargo tiene su lado oscuro como drogadicto y maleante, me resulta forzado por la falta de información que haga mínimamente creíble que intente ayudar a este “Hulk” que va en moto roja.
Todo me resulta previsible, avanza en apuntes, con diálogos inanes, con mucho de miradas e hieratismo, que solo parece querer ocultar su falta de sustancia con subrayados en exceso, con tramos tan metidos con calzador como cuando Msarcello va salvar al chihuahua del congelador, queriendo humanizarlo con brocha gorda al protagonista, avanzando a machetazos de inconsistencias orgánicas, un discurrir que abraza la simplicidad, donde hay un momento crucial donde los pocos asideros al realismo se ven socavados para entrar en la mayor de las incongruencias (spoiler).
La puesta en escena es buena en la proyección de un mundo árido y desolado de esperanza, filmándose en el Villaggio Coppola, una fracción de Castel Volturno, un barrio junto al mar con edificios desprovistos de vida; Nicolai Brüel filtra la cinematografía, componiendo un mundo en el que nunca da el sol, todo resulta gris, oscuro, macilento, donde los cromatismos son prácticamente inexistentes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El momento crucial en que el frágil castillo de naipes termina de caer es cuando la policía le da la oportunidad de escapar de la cárcel delatando a Mirko. Pero incomprensiblemente, decide sacrificarse por ese bruto tarado y entrar en prisión, dejando a su supuesta hija querida. Esto no se entiende con lo que nos habían contado hasta entonces; Pero es que luego se produce una elipsis grimante, pues vemos entrar en presidio a Marcello, pero no le qué le pasa allí para cambiar a perro rabioso, simplemente sale, y ya está tiene fuerte carácter porque sí, el espectador tiene que hacer un salto de fe por imposición del guión. Luego sin que se sepa porque la hija va a la tienda y a ver a su padre como si nada hubiera pasado, y me pregunto porque el realizador oculta a la madre, porque una madre medio normal hubiera ya impedido que su hija pudiera tener relación con un padre ex presidiario, pero como no sabemos nada de esto, que habría dado más fondo al personaje pues aumenta lo difuso. Para en el tramo final vengativo volver a obviar la relación con la hija, pareciendo un apósito débil. Como no se entiende ese afán final de Marcello de sacar pecho con sus vecinos pregonando que ha matado a Mirko. Resultándome todo un barullo olvidable y pasable. Fuerza y honor!!!
Historia real en la que se basa: El 18 de febrero de 1988, el ex boxeador Giancarlo RicciRicci entró en la tienda de mascotas de Pietro De Negri (en el barrio romano de la Magliana) como de costumbre, lo golpeó y lo abofeteó como lo había hecho en ocasiones anteriores. De Negri había sido víctima de los abusos físicos de Ricci antes, pero había concebido un plan para matarlo. Le dijo a Ricci que esperaba en la tienda un traficante de cocaína, y que si Ricci se escondía en una jaula para perros, podrían robar la cocaína y el dinero del camello. Tan pronto como Ricci entró en la jaula, De Negri lo encerró dentro. Torturó a Ricci durante siete horas, lo dejó atado con una cadena, fue a la escuela de su hija para llevarla a su casa y luego regresó a su tienda. Ricci fue torturado hasta la muerte, con algunos de sus dedos retirados y colocados dentro de orificios corporales. Se cortaron partes de su cara, se le quitó la lengua y se le puso el pene en la boca, lo que causó que muriera de asfixia, según la autopsia. De Negri también perforó uno de los ojos de Ricci con los dedos cortados, le rompió los dientes y la cabeza con una llave de tubo, y "lavó" su cerebro con champú para perros. A la mañana siguiente, el cuerpo de Ricci fue encontrado en un vertedero, aún humeante, ya que De Negri había arrojado combustible al cuerpo y trató de quemarlo. Un testigo delató a De Negri, que confesó su asesinato. Después de la condena, cumplió 16 años de su condena de 24 años de prisión.
Producto inocuo y respetable en el disco duro del subconsciente. Fuerza y honor!!!
Historia real en la que se basa: El 18 de febrero de 1988, el ex boxeador Giancarlo RicciRicci entró en la tienda de mascotas de Pietro De Negri (en el barrio romano de la Magliana) como de costumbre, lo golpeó y lo abofeteó como lo había hecho en ocasiones anteriores. De Negri había sido víctima de los abusos físicos de Ricci antes, pero había concebido un plan para matarlo. Le dijo a Ricci que esperaba en la tienda un traficante de cocaína, y que si Ricci se escondía en una jaula para perros, podrían robar la cocaína y el dinero del camello. Tan pronto como Ricci entró en la jaula, De Negri lo encerró dentro. Torturó a Ricci durante siete horas, lo dejó atado con una cadena, fue a la escuela de su hija para llevarla a su casa y luego regresó a su tienda. Ricci fue torturado hasta la muerte, con algunos de sus dedos retirados y colocados dentro de orificios corporales. Se cortaron partes de su cara, se le quitó la lengua y se le puso el pene en la boca, lo que causó que muriera de asfixia, según la autopsia. De Negri también perforó uno de los ojos de Ricci con los dedos cortados, le rompió los dientes y la cabeza con una llave de tubo, y "lavó" su cerebro con champú para perros. A la mañana siguiente, el cuerpo de Ricci fue encontrado en un vertedero, aún humeante, ya que De Negri había arrojado combustible al cuerpo y trató de quemarlo. Un testigo delató a De Negri, que confesó su asesinato. Después de la condena, cumplió 16 años de su condena de 24 años de prisión.
Producto inocuo y respetable en el disco duro del subconsciente. Fuerza y honor!!!