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Voto de TOM REGAN:
7
6,7
14.639
Drama
Basada en hechos reales. Philomena Lee, una adolescente irlandesa que vivía en un internado de monjas, se quedó embarazada y se vio obligada a dar a su hijo en adopción. Cincuenta años después, decide contárselo a su hija y se pone en contacto con un periodista de la BBC para que le ayude a contar su historia y a encontrar a su hijo. (FILMAFFINITY)
20 de febrero de 2014
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
30/13(17/02/14) El realizador inglés Stephen Frears nos ofrece un inteligente drama que nos habla sobre todo de la capacidad de perdonar del ser humano, añadiendo sugerentes dosis de comedia británica. Traspasa a la pantalla una historia real que a muchos españoles nos recuerda a un tema candente en nuestro país, como es la desaparición de bebes a manos de monjas para ser vendidos, no es exactamente el mismo caso el que se relata.
La historia se centra en el drama de la irlandesa Philomena Lee (gran Judy Dench de mayor, buena Sophie Kennedy Clark de joven), siendo una adolescente en el año 1951 tras un encuentro sexual con un muchacho en una feria se quedó embarazada, los padres la repudiaron internándola convento de monjas para chicas descarriadas, Abbey Ross Sean en Roscrea en el Condado de Tipperary, allí tendrá a su hijo Anthony, para residir allí debe de firmar un documento renunciando a su retoño, además tendrá que trabajar en la lavandería 7 días a la semana con solo una hora en la jornada para ver a su Anthony, hasta que a los tres años del niño una familia lo adopta sin avisarla y sin poder despedirse de él, la madre sufre dolorosamente, Philomena decide no contar su trauma aunque visita regularmente el convento para intentar recabar información sobre Anthony, hasta que en el 50 cumpleaños de Anthony decide contar su odisea a su hija, esta se lo cuenta a un periodista en horas bajas, Martin Sixsmith (buen Steve Coogan), acaba de ser despedido como asesor del gobierno de Tony Blair, al principio es reticente a investigar, lo tilda de ‘historia de interés humano’ de forma denigrante, lo piensa mejor y ve potencial en el relato, comenzando Martin y Philomena la búsqueda de Anthony, llevándoles de Inglaterra a Irlanda, y de allí a USA, entre los dos surgirán choques por sus diferentes personalidades.
El guión está escrito por Jeff Pope (‘The Last Hangman’) y el protagonista Steve Coogan, adaptan el libro de Martin Sixsmith ‘The Lost Child Of Philomena Lee’, un duro drama que en las hábiles manos de Frears se convierte en una agradable experiencia, sabiendo no caer en las fáciles fauces de la sensiblería.La cinta se podría encuadrar en la categoría de road-movie de buddy-movies, es decir, cinta de 2 personajes contrapuestos en viaje, los dos protagonistas, Philomena y Martin pertenecen a dos universos paralelos, ella es una mujer mayor muy amable, el es de mediana edad y de maneras toscas, ella es muy católica y él es ateo, ella es una mujer sensible y calmada, él cínico e iracundo, y como es de esperar entre los dos se establece una singular relación de tiras y aflojas. El ritmo resulta muy fluido, con momentos emocionantes mezclados con elementos de humor que sirven para desengrasar, ello tocando temas como el amor de madre, el amor de hijo, del perdón, de la redención, de los sentimientos de culpa, de la represión sexual católica, sobre la fe inquebrantable, sobre las paradojas maléficas de la Iglesia, sobre la piedad, sobre las raíces espirituales, incluso toca la homofobia, esto en la sutil crítica a la administración de Ronald reagan a la que se acusa de culpar a los gays de provocarse el Sida.
La cinta ha sido acusada de anticatólica, de arremeter duramente contra esta institución, tiene una temática muy parecida al film de Peter Mullan ‘The Magdalene Sisters’, las dos nos cuentan como a mediados de SXX las jóvenes irlandesas que se quedaban embarazadas fuera del matrimonio eran rechazadas por sus familias por su retorcida moral cristiana, cuando habrá algo más cristiano que querer a tus hijos? Habrá algo más cristiano que querer a tus nietos? Estas desamparadas jóvenes eran internadas en cuasi-presidios donde para empezar les obligaban a renunciar a su hijos, esto era aprovechado por estas instituciones para lucrarse, amén de tratarlas como esclavas en trabajos de lavandería, en el film de Peter Mullan también se contaba como estas chicas eran acosadas sexualmente por los clérigos.
Judy Dench es el pilar más sólido para alejar la historia de ser un telefilm, una actuación portentosa, exhibe una estremecedora empatía, desprende dulzura, vitalidad, inocencia, sensibilidad, derrocha entrañabilidad, tiene momentos de gran ternura sabiendo combinar diferentes facetas, desde la amargura, la ilusión y el humor, una gigante de la interpretación que traspasa la pantalla con su honda mirada, te crees su bondad, su amor, su resignación, Espléndida. Steve Coogan encarna con sobriedad al periodista, alejándose de sus roles cómicos, sabe mostrar una sutil evolución en su comportamiento, se compenetra de modo sobresaliente con Dench, con diálogos que discurren con naturalidad entre ellos, que van de lo trivial, a lo sexual o a la profundidad espiritual. A destacar Sophie Kennedy Clark como la juvenil Philomena, en su corto papel emite emociones, cariño, con el desgarrador momento cuando ve como se llevan a su Anthony, te dan escalofríos.
La puesta en escena es propia de un veterano talento como Frears, con un adecuado diseño de producción de Alan McDonald (‘The Queen’), con un hermoso convento y entorno, con un Washington precioso de grandes monumentos, y esto fotografiado por Robbie Ryan (‘Fish Tank’) con colores cálidos, con lindas tomas de la capital de USA, destacando el bello tramo final en el nevado convento, a esto se suma la delicada música del galo Alexander Desplat (‘El Discurso Del Rey’), que conduce con serenidad las emociones. (Continua en spoiler sin)
La historia se centra en el drama de la irlandesa Philomena Lee (gran Judy Dench de mayor, buena Sophie Kennedy Clark de joven), siendo una adolescente en el año 1951 tras un encuentro sexual con un muchacho en una feria se quedó embarazada, los padres la repudiaron internándola convento de monjas para chicas descarriadas, Abbey Ross Sean en Roscrea en el Condado de Tipperary, allí tendrá a su hijo Anthony, para residir allí debe de firmar un documento renunciando a su retoño, además tendrá que trabajar en la lavandería 7 días a la semana con solo una hora en la jornada para ver a su Anthony, hasta que a los tres años del niño una familia lo adopta sin avisarla y sin poder despedirse de él, la madre sufre dolorosamente, Philomena decide no contar su trauma aunque visita regularmente el convento para intentar recabar información sobre Anthony, hasta que en el 50 cumpleaños de Anthony decide contar su odisea a su hija, esta se lo cuenta a un periodista en horas bajas, Martin Sixsmith (buen Steve Coogan), acaba de ser despedido como asesor del gobierno de Tony Blair, al principio es reticente a investigar, lo tilda de ‘historia de interés humano’ de forma denigrante, lo piensa mejor y ve potencial en el relato, comenzando Martin y Philomena la búsqueda de Anthony, llevándoles de Inglaterra a Irlanda, y de allí a USA, entre los dos surgirán choques por sus diferentes personalidades.
El guión está escrito por Jeff Pope (‘The Last Hangman’) y el protagonista Steve Coogan, adaptan el libro de Martin Sixsmith ‘The Lost Child Of Philomena Lee’, un duro drama que en las hábiles manos de Frears se convierte en una agradable experiencia, sabiendo no caer en las fáciles fauces de la sensiblería.La cinta se podría encuadrar en la categoría de road-movie de buddy-movies, es decir, cinta de 2 personajes contrapuestos en viaje, los dos protagonistas, Philomena y Martin pertenecen a dos universos paralelos, ella es una mujer mayor muy amable, el es de mediana edad y de maneras toscas, ella es muy católica y él es ateo, ella es una mujer sensible y calmada, él cínico e iracundo, y como es de esperar entre los dos se establece una singular relación de tiras y aflojas. El ritmo resulta muy fluido, con momentos emocionantes mezclados con elementos de humor que sirven para desengrasar, ello tocando temas como el amor de madre, el amor de hijo, del perdón, de la redención, de los sentimientos de culpa, de la represión sexual católica, sobre la fe inquebrantable, sobre las paradojas maléficas de la Iglesia, sobre la piedad, sobre las raíces espirituales, incluso toca la homofobia, esto en la sutil crítica a la administración de Ronald reagan a la que se acusa de culpar a los gays de provocarse el Sida.
La cinta ha sido acusada de anticatólica, de arremeter duramente contra esta institución, tiene una temática muy parecida al film de Peter Mullan ‘The Magdalene Sisters’, las dos nos cuentan como a mediados de SXX las jóvenes irlandesas que se quedaban embarazadas fuera del matrimonio eran rechazadas por sus familias por su retorcida moral cristiana, cuando habrá algo más cristiano que querer a tus hijos? Habrá algo más cristiano que querer a tus nietos? Estas desamparadas jóvenes eran internadas en cuasi-presidios donde para empezar les obligaban a renunciar a su hijos, esto era aprovechado por estas instituciones para lucrarse, amén de tratarlas como esclavas en trabajos de lavandería, en el film de Peter Mullan también se contaba como estas chicas eran acosadas sexualmente por los clérigos.
Judy Dench es el pilar más sólido para alejar la historia de ser un telefilm, una actuación portentosa, exhibe una estremecedora empatía, desprende dulzura, vitalidad, inocencia, sensibilidad, derrocha entrañabilidad, tiene momentos de gran ternura sabiendo combinar diferentes facetas, desde la amargura, la ilusión y el humor, una gigante de la interpretación que traspasa la pantalla con su honda mirada, te crees su bondad, su amor, su resignación, Espléndida. Steve Coogan encarna con sobriedad al periodista, alejándose de sus roles cómicos, sabe mostrar una sutil evolución en su comportamiento, se compenetra de modo sobresaliente con Dench, con diálogos que discurren con naturalidad entre ellos, que van de lo trivial, a lo sexual o a la profundidad espiritual. A destacar Sophie Kennedy Clark como la juvenil Philomena, en su corto papel emite emociones, cariño, con el desgarrador momento cuando ve como se llevan a su Anthony, te dan escalofríos.
La puesta en escena es propia de un veterano talento como Frears, con un adecuado diseño de producción de Alan McDonald (‘The Queen’), con un hermoso convento y entorno, con un Washington precioso de grandes monumentos, y esto fotografiado por Robbie Ryan (‘Fish Tank’) con colores cálidos, con lindas tomas de la capital de USA, destacando el bello tramo final en el nevado convento, a esto se suma la delicada música del galo Alexander Desplat (‘El Discurso Del Rey’), que conduce con serenidad las emociones. (Continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Esta es una producción de los Weinstein Company (los hermanos Bob y Harvey Weinstein) , que siempre consiguen colocar películas en las nominaciones a mejor del año en los Oscar (‘Django Encadenado’, ‘El Artista’ o ‘El Discurso Del Rey’), este film a pesar de su buenismo, de su aporte a la reflexión, del delicado tema que trata, no le veo entidad para estar en pole-position, siendo una buena propuesta no tiene la fuerza y la hondura para estar en la terna, le faltan secundarios de enjundia, peca de simplismo atacando a la Iglesia, todos son malos, esto me es muy radical y manipulador, le faltan grises en este apartado. Aunque es un buen film, de fácil visión, que te deja buenas sensaciones, no puede estar en el pedestal de las mejores del año.
Posee su calidez estructural algunas escenas de calado, como el tramo en que Philomena le cuenta a Martin su tormentoso pasado, muy alegórico cuando es seducida con una manzana en la mano, el joven la besa y abraza, ella suelta la fruta mordida, sibilino símbolo del pecado original, o el divertido paseo por el aeropuerto, o algunos divertidos gags, como cuando le resume a Martin una novela folletinesca, acabando con la coletilla no lo vi venir, no me lo esperaba, reflejando su candidez, o el trémulo momento en que Martin encuentra a Philomena llorando en la terraza del hotel, o cuando Philomena observa emocionada un video casero de la vida de su hijo, o su enervador tramo final donde se toman alguna licencia dramática (spoiler).
Me queda una apreciable Oda al amor materno y a la capacidad de Perdón. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Su tramo final es de profundidad, primero nos enteramos que el hijo fue enterrado 9 años atrás en el convento donde nació, convirtiéndose el relato en circular, Philomena y Martin vuelven allí, y Martin decide enfrentarse a la Hermana Hildegard, esta no muestra arrepentimiento se justifica atacando la promiscuidad de Philomena, esta lo escucha y conmovedoramente le dice que la perdona, Martin se asombra por su piedad, y les espeta que como puede hacer eso, ella le dice <No es fácil, pero No quiero Odiar a Nadie> pero Martin se levanta y antes de marcharse la mira y le dice que él no la perdona, esto sella a fuego las dos personalidades, Philomena y Martin frente a la tumba de Michael A. Hess (el nombre que le pusieron sus padres adoptivos), ella le dice a Martin que quiere que publique su historia, quiere que se sepa lo que allí pasó, y acaba con una nota de humor, mientras se marchan de allí Philomena le resume a Martin otro de los libros románticos leídos por ella. Durante los títulos de crédito vemos imágenes en Super 8 de películas caseras del verdadero Anthony/Michael en su juventud.
Se toman los guionistas licencias dramáticas para acentuar su mensaje sobre el perdón y con un marcado anticlericalismo, el más destacado tiene que ver con el personaje de la Hermana Hildegard McNulty, la anciana en silla de ruedas que Martin ve al inicio de las pesquisas en el convento, y que con la que al final teniendo un duro duelo, pues este entente es inventado, el periodista comenzó sus investigaciones en el 2004 y la Hermana Hildegard murió en el 1995, con lo que el enfrentamiento fue imposible.
Posee su calidez estructural algunas escenas de calado, como el tramo en que Philomena le cuenta a Martin su tormentoso pasado, muy alegórico cuando es seducida con una manzana en la mano, el joven la besa y abraza, ella suelta la fruta mordida, sibilino símbolo del pecado original, o el divertido paseo por el aeropuerto, o algunos divertidos gags, como cuando le resume a Martin una novela folletinesca, acabando con la coletilla no lo vi venir, no me lo esperaba, reflejando su candidez, o el trémulo momento en que Martin encuentra a Philomena llorando en la terraza del hotel, o cuando Philomena observa emocionada un video casero de la vida de su hijo, o su enervador tramo final donde se toman alguna licencia dramática (spoiler).
Me queda una apreciable Oda al amor materno y a la capacidad de Perdón. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Su tramo final es de profundidad, primero nos enteramos que el hijo fue enterrado 9 años atrás en el convento donde nació, convirtiéndose el relato en circular, Philomena y Martin vuelven allí, y Martin decide enfrentarse a la Hermana Hildegard, esta no muestra arrepentimiento se justifica atacando la promiscuidad de Philomena, esta lo escucha y conmovedoramente le dice que la perdona, Martin se asombra por su piedad, y les espeta que como puede hacer eso, ella le dice <No es fácil, pero No quiero Odiar a Nadie> pero Martin se levanta y antes de marcharse la mira y le dice que él no la perdona, esto sella a fuego las dos personalidades, Philomena y Martin frente a la tumba de Michael A. Hess (el nombre que le pusieron sus padres adoptivos), ella le dice a Martin que quiere que publique su historia, quiere que se sepa lo que allí pasó, y acaba con una nota de humor, mientras se marchan de allí Philomena le resume a Martin otro de los libros románticos leídos por ella. Durante los títulos de crédito vemos imágenes en Super 8 de películas caseras del verdadero Anthony/Michael en su juventud.
Se toman los guionistas licencias dramáticas para acentuar su mensaje sobre el perdón y con un marcado anticlericalismo, el más destacado tiene que ver con el personaje de la Hermana Hildegard McNulty, la anciana en silla de ruedas que Martin ve al inicio de las pesquisas en el convento, y que con la que al final teniendo un duro duelo, pues este entente es inventado, el periodista comenzó sus investigaciones en el 2004 y la Hermana Hildegard murió en el 1995, con lo que el enfrentamiento fue imposible.