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Voto de TOM REGAN:
6
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7.965
Terror
Ésta es una de las primeras versiones sobre el mítico vampiro. Fue realizada por la Universal, productora especializada en el cine de terror. El conde Drácula abandona los Cárpatos y se traslada a Occidente, llevándose como sirviente a un contable. Una vez instalado, se enamora de una joven que ya está prometida. Empieza a a visitarla por las noches y va bebiendo su sangre poco a poco para convertirla así en su esposa. Pero el malestar ... [+]
19 de noviembre de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
185/20(30/10/15) La más famosa versión del mítico Conde Drácula es esta de 1931, la que más ha influido en posteriores revisiones vampíricas, sobre todo en la imagen Icónica del Conde por parte de la encarnación del húngaro Bela Lugosi. Film al que el tiempo no le ha hecho bien alguno, avejentándolo en mucho. Destacable sobre todo por el tramo que acontece en los Cárpatos, imbuido de gran expresionismo gótico, transmitiendo ambiente lúgubre, pero una vez se traslada la acción a Londres el guión se convierte en confuso, no se saben las motivaciones del Conde, se establecen relaciones de la nada, no se sabe por qué Drácula tiene un comportamiento al parecer caprichoso, no se entra mínimamente en la psique del vampiro, es así y punto, no se aborda su melancolía, es malo y punto, quedando muy superficial. No hay acción alguna en el film, todo muy plano, siendo muy triste su final por lo anticlimático, carente de emoción alguna. El desarrollo y puesta en escena todavía está muy influenciado del cine mudo, con tramos de bastantes silencios, con actuaciones muy teatrales, con algún intertítulo.
Esta versión de Tod Browning no es una adaptación del libro exactamente, deriva de una versión libre para el teatro británico de 1924, escrita por Hamilton Deane, cuando se estrenó en Broadway fue un gran éxito. Carl Laemmle fundó la Universal en 1915 y desde entonces deseaba llevar al cine “Drácula”, para ello adquirió legalmente los derechos de la novela. El actor húngaro Lugosi era el Drácula de la obra de teatro en Broadway, por suerte para él, la obra se estaba representando en Los Ángeles cuando se estaba gestando el film, y Lugosi presionó con fuerza para conseguir el rol, lo obtuvo en parte a sus bajas pretensiones monetarias, $ 500 por semana, en 7 semanas de trabajo, $ 3.500.
La adaptación de la obra de teatro es del guionista John L. Balderston (“El prisionero de Zenda”), la cinta te atrapa en su inicio por su fascinante fuerza visual, todo el segmento en el Borgo, pero cuando llega a Londres, el argumento debe desarrollarse y se produce un decaimiento de la historia bajando enteros, haciéndose las motivaciones muy borrosas, indefinidas, con comportamiento caótico de los personajes y sobre todo de Drácula, las situaciones se suceden de forma errática (no se sabe por qué viaja a Londres, por que se encapricha de una mujer u otra, por que se dan unas relaciones de la nada, y mas), no hay atisbo de emoción, ni sentimientos, ni calado, ni ritmo narrativo, ni mucho menos miedo, este pudo aparecer en su estreno, hoy día produce nostalgia cinéfila, a lo que se añade un tramo final que da bajón de lo atropellado y simple que resulta, estimula bien poco, se le ha anulado cualquier mínima señal de romanticismo, de ese halo melancólico de la soledad, y esto no se lo puedo ni debo achacar a la supuesta bisoñez de estar en los años 30, pues nueve años antes, en 1922, Murnau creó una Apoteósica cinta de terror, que esta si ha aguantado el paso del tiempo. Este es un film que hay que pasar por el filtro de lo añejo, darle licencia de ser precursora en algunos aspectos del mítico vampiro, pero su calidad cinematográfica está muy por debajo de su fama.
De lo más interesante, sobre todo por la época es el subtexto erótico en comunión con el terror, el ataque a la yugular de Drácula puede ser visto como una posesión carnal, abraza a sus víctimas antes de chuparlas, creando una conexión íntima de fluidos de claras reminiscencias sexuales de la fornicación, al fin y al cabo los colmillos pueden ser vistos como un símbolo fálico, Drácula posee cuando sus “objetivos” se han rendido a su sugestión.
Las actuaciones denotan histrionismo, proveniente todavía del cine silente donde las emociones se debían transmitir sin palabras, con gestos. Bela Lugosi es el Drácula por antonomasia, carismático, con una siniestra presencia, con su cabello negro azabache peinado hacia atrás, con su mirada penetrante, sus orejas puntiagudas, su lento caminar, su habla cuasi-cadavérica proveniente de su marcadísimo acento centroeuropeo, aguantando en implacable silencio sombríos primeros planos, con pocos diálogos, taciturno, intenso, creando una figura popular mítica en la Historia del cine, tanto como la de Charlot. Este personaje marcó para lo bueno y malo su carrera, se le enquistó de tal manera el rol que terminó creyéndose su papel, su creación ha influenciado durante décadas a todos los muchos Dráculas posteriores, Frank Langella, Louis Jordan y sobre todo el de la Hammer, Chistopher Lee, su vida en sus últimos años estuvo marcada por las drogas, yendo a parar en su último trabajo con el mítico Ed Wood (conocido como el peor director de cine de la historia), con el que estaba rodando en 1956 “Plan 9 del espacio exterior”, cuando murió (aparece en el film de Tim Burton “Ed Wood”). Lugosi era muy conocido en Hungría cuando viajó en 1921 a USA y sin conocer Inglés y obtuvo papel principal adaptación teatral Drácula, aprendido parte fonéticamente.
Dwight Frye resulta una vigorosa presencia, sobreactuado pero muy divertido en su delirio, su personaje tiene mucha más importancia que en la novela en detrimento de Harker, el actor quedo encasillado en secundario de films de terror, aparece entre otros como jorobado Fritz en el Frankenstein de este mismo año, en “La novia de Frankenstein”, “El hijo de Frankenstein”, o “El Hombre Lobo”. Edward Van Sloan está muy bien en su cazavampiros, manteniendo un duelo de miradas esmerado con Lugosi, con alocuciones sobre sobre los vampiros aterradoras, salió, al igual que Lugosi de la obra de teatro. David Manners como Harker resulta bastante desangelado. Helen Chandler es una mujer florero sin alma, así como Frances Dade. Herbert Bunston como el Dr. Seward es otra actuación bastante liviana. (sigue en spoiler)
Esta versión de Tod Browning no es una adaptación del libro exactamente, deriva de una versión libre para el teatro británico de 1924, escrita por Hamilton Deane, cuando se estrenó en Broadway fue un gran éxito. Carl Laemmle fundó la Universal en 1915 y desde entonces deseaba llevar al cine “Drácula”, para ello adquirió legalmente los derechos de la novela. El actor húngaro Lugosi era el Drácula de la obra de teatro en Broadway, por suerte para él, la obra se estaba representando en Los Ángeles cuando se estaba gestando el film, y Lugosi presionó con fuerza para conseguir el rol, lo obtuvo en parte a sus bajas pretensiones monetarias, $ 500 por semana, en 7 semanas de trabajo, $ 3.500.
La adaptación de la obra de teatro es del guionista John L. Balderston (“El prisionero de Zenda”), la cinta te atrapa en su inicio por su fascinante fuerza visual, todo el segmento en el Borgo, pero cuando llega a Londres, el argumento debe desarrollarse y se produce un decaimiento de la historia bajando enteros, haciéndose las motivaciones muy borrosas, indefinidas, con comportamiento caótico de los personajes y sobre todo de Drácula, las situaciones se suceden de forma errática (no se sabe por qué viaja a Londres, por que se encapricha de una mujer u otra, por que se dan unas relaciones de la nada, y mas), no hay atisbo de emoción, ni sentimientos, ni calado, ni ritmo narrativo, ni mucho menos miedo, este pudo aparecer en su estreno, hoy día produce nostalgia cinéfila, a lo que se añade un tramo final que da bajón de lo atropellado y simple que resulta, estimula bien poco, se le ha anulado cualquier mínima señal de romanticismo, de ese halo melancólico de la soledad, y esto no se lo puedo ni debo achacar a la supuesta bisoñez de estar en los años 30, pues nueve años antes, en 1922, Murnau creó una Apoteósica cinta de terror, que esta si ha aguantado el paso del tiempo. Este es un film que hay que pasar por el filtro de lo añejo, darle licencia de ser precursora en algunos aspectos del mítico vampiro, pero su calidad cinematográfica está muy por debajo de su fama.
De lo más interesante, sobre todo por la época es el subtexto erótico en comunión con el terror, el ataque a la yugular de Drácula puede ser visto como una posesión carnal, abraza a sus víctimas antes de chuparlas, creando una conexión íntima de fluidos de claras reminiscencias sexuales de la fornicación, al fin y al cabo los colmillos pueden ser vistos como un símbolo fálico, Drácula posee cuando sus “objetivos” se han rendido a su sugestión.
Las actuaciones denotan histrionismo, proveniente todavía del cine silente donde las emociones se debían transmitir sin palabras, con gestos. Bela Lugosi es el Drácula por antonomasia, carismático, con una siniestra presencia, con su cabello negro azabache peinado hacia atrás, con su mirada penetrante, sus orejas puntiagudas, su lento caminar, su habla cuasi-cadavérica proveniente de su marcadísimo acento centroeuropeo, aguantando en implacable silencio sombríos primeros planos, con pocos diálogos, taciturno, intenso, creando una figura popular mítica en la Historia del cine, tanto como la de Charlot. Este personaje marcó para lo bueno y malo su carrera, se le enquistó de tal manera el rol que terminó creyéndose su papel, su creación ha influenciado durante décadas a todos los muchos Dráculas posteriores, Frank Langella, Louis Jordan y sobre todo el de la Hammer, Chistopher Lee, su vida en sus últimos años estuvo marcada por las drogas, yendo a parar en su último trabajo con el mítico Ed Wood (conocido como el peor director de cine de la historia), con el que estaba rodando en 1956 “Plan 9 del espacio exterior”, cuando murió (aparece en el film de Tim Burton “Ed Wood”). Lugosi era muy conocido en Hungría cuando viajó en 1921 a USA y sin conocer Inglés y obtuvo papel principal adaptación teatral Drácula, aprendido parte fonéticamente.
Dwight Frye resulta una vigorosa presencia, sobreactuado pero muy divertido en su delirio, su personaje tiene mucha más importancia que en la novela en detrimento de Harker, el actor quedo encasillado en secundario de films de terror, aparece entre otros como jorobado Fritz en el Frankenstein de este mismo año, en “La novia de Frankenstein”, “El hijo de Frankenstein”, o “El Hombre Lobo”. Edward Van Sloan está muy bien en su cazavampiros, manteniendo un duelo de miradas esmerado con Lugosi, con alocuciones sobre sobre los vampiros aterradoras, salió, al igual que Lugosi de la obra de teatro. David Manners como Harker resulta bastante desangelado. Helen Chandler es una mujer florero sin alma, así como Frances Dade. Herbert Bunston como el Dr. Seward es otra actuación bastante liviana. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La puesta en escena muy teatral, rodándose toda en interiores, con marcados decorados en los pocos exteriores, con un muy expresionista diseño de producción de John Hoffman (“Boom Town”) y Herman Rosse (“The Emperor Jones”), viniéndose arriba en el castillo de Drácula, donde la fotografía del germano Karl Freund (“El Golem” o “Metrópolis”) es fundamental para crear un ambiente claustrofóbico, jugando con la semioscuridad, con suaves movimientos de cámara, con travellings emocionantes, al aparecer Freund quería dar más toques originales al film pero Browning y su conservadurismo se negaron, se dice que buena parte del film es dirigido realmente por Freund, que Browning se tomó la realización con bastante “distancia”, que bien puede ser un director no acreditado, este cargo lo asumió oficialmente un año después en otro film de terror, “La momia” (1932). No fue compuesta una banda sonora para el film, por decisión del director para que fueran los efectos de sonido los que enfatizaran las emociones en vez de la música aunque se oyen melodías, una en los créditos iníciales, un extracto de “El Lago de los Cisnes” de Tchaikovsky y cuando Drácula va al teatro se escucha de fondo un tema de Wagner, “Los maestros cantores de Nuremberg” y otro extracto de Schubert "Unfinished Symphony".
Momentos recordables: Lo mejor es su primera parte, todo el tramo en los Cárpatos, la llegada a la posada con los lugareños anticipando el terror que les rodea, el tétrico viaje en carruaje, la presentación e Drácula en las catacumbas del castillo junto a sus novias, la desolada y lúgubre entrada de Renfield al castillo, la lapidaria y alegórica frase que Drácula le dice a Renfield ante una telaraña <La araña teje su tela para cazar a la mosca incauta. La sangre es la vida, Sr. Renfield>, el corte de dedo de Renfield con la felina reacción del Conde, la invitación a cenar de Drácula a su invitado diciéndole a este <Nunca bebo... vino>, frase original del film; La llegada de las novias al dormitorio de Renfield para “chuparlo”; El film posee algunas dosis de humor goteado por el metraje, destacaré dos notas, cuando Harker pregunta a Van Helshing que podría haber causado las dos marcas en el cuello de Mina, de pronto se oye una voz fuera de plano que dice <El Conde Drácula>, la cámara se mueve y vemos a una criada que anuncia la visita del Conde, el otro chistoso momento es cuando el empleado del sanatorio charla con una enfermera sobre la gente que les rodea <Todos están locos, excepto tú y yo, y a veces tengo dudas de usted>; El duelo de mentes entre Drácula y Van Helshing, intentando el primero doblegar la voluntad del segundo, este tras aturdirse algo termina sacando un crucifijo salvador; La única muestra de la melancolía interior de Drácula es cuando dice sentidamente <Morir, estar realmente muerto, debe ser excepcional. Al hombre pueden aguardarle peores cosas que la muerte>; Drácula es invitado por Mina entra en su dormitorio cuando le abre su ventana, este se le acerca y se cierne sobre ella para morderle el cuello de una pasiva Mina; Cuando en el exterior de la casa de Mina Drácula llama mentalmente a Mina, esta sale de su habitación y se dirige en silencio al Conde, cuando llega a este, Drácula la envuelve siniestramente en su capa.
En conjunto me queda una sobrevalorada y a la vez enternecedora muestra por lo ingenuo y cándido del cine de “terror”, con un arranque muy sugestivo pero este dura 18 minutos, hasta que se llega a Londres y el argumento desbarra. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/11/dracula.html
Momentos recordables: Lo mejor es su primera parte, todo el tramo en los Cárpatos, la llegada a la posada con los lugareños anticipando el terror que les rodea, el tétrico viaje en carruaje, la presentación e Drácula en las catacumbas del castillo junto a sus novias, la desolada y lúgubre entrada de Renfield al castillo, la lapidaria y alegórica frase que Drácula le dice a Renfield ante una telaraña <La araña teje su tela para cazar a la mosca incauta. La sangre es la vida, Sr. Renfield>, el corte de dedo de Renfield con la felina reacción del Conde, la invitación a cenar de Drácula a su invitado diciéndole a este <Nunca bebo... vino>, frase original del film; La llegada de las novias al dormitorio de Renfield para “chuparlo”; El film posee algunas dosis de humor goteado por el metraje, destacaré dos notas, cuando Harker pregunta a Van Helshing que podría haber causado las dos marcas en el cuello de Mina, de pronto se oye una voz fuera de plano que dice <El Conde Drácula>, la cámara se mueve y vemos a una criada que anuncia la visita del Conde, el otro chistoso momento es cuando el empleado del sanatorio charla con una enfermera sobre la gente que les rodea <Todos están locos, excepto tú y yo, y a veces tengo dudas de usted>; El duelo de mentes entre Drácula y Van Helshing, intentando el primero doblegar la voluntad del segundo, este tras aturdirse algo termina sacando un crucifijo salvador; La única muestra de la melancolía interior de Drácula es cuando dice sentidamente <Morir, estar realmente muerto, debe ser excepcional. Al hombre pueden aguardarle peores cosas que la muerte>; Drácula es invitado por Mina entra en su dormitorio cuando le abre su ventana, este se le acerca y se cierne sobre ella para morderle el cuello de una pasiva Mina; Cuando en el exterior de la casa de Mina Drácula llama mentalmente a Mina, esta sale de su habitación y se dirige en silencio al Conde, cuando llega a este, Drácula la envuelve siniestramente en su capa.
En conjunto me queda una sobrevalorada y a la vez enternecedora muestra por lo ingenuo y cándido del cine de “terror”, con un arranque muy sugestivo pero este dura 18 minutos, hasta que se llega a Londres y el argumento desbarra. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/11/dracula.html