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Voto de TOM REGAN:
8
7,0
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Documental
Un ciclista estadounidense y un científico ruso, Grigory Rodchenkov, destapan un escándalo de dopaje en el que está implicado el científico, al que Putin quiere silenciar. La investigación sobre el dopaje deportivo destapó un escándalo internacional, y el documental tuvo como principal consecuencia la prohibición por parte del COI de que Rusia se presentase como país a los Juegos Olímpicos de Invierno de Corea del Sur 2018. (FILMAFFINITY) [+]
8 de marzo de 2018
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
47/17/18(02/18) Más que interesante documental del dramaturgo Bryan Fogel, Oscar en su categoría, en modo thriller arranca por unos senderos similares a los de “Super size me”(2004) de Morgan Spurlock, cambiando la comida fast food McDonalds por el dopaje deportivo, y por azar deriva en especie de “Citizenfour” (2014) de Laura Poitras, juego de espías KGB, secretos, conspiraciones, muertes sospechosas, al más alto nivel, llegando a implicar al mismísimo “Zar” ruso Vladimir Putin, tomando el protagonismo un tipo carismático y empático Grigory Rodchenkov, entonces jefe del laboratorio antidopaje ruso. Lo que Fogel descubrió en el transcurso de su investigación, inesperadamente provocó un seísmo deportivo y político internacional, puso en duda la confianza y respetabilidad de Los Comités de Deporte Internacional, en especial en Rusia, y cómo existe una mafia en el deporte que en dicho país el omnipotente jerarca ruso lo utiliza como medio propagandístico y de lavado de imagen. La cinta en increscendo vibrante vira desde lo distendido del estudio pretendido por el realizador hacia la sombría deconstrucción de las cloacas de la alta competición deportiva, desembocando en un tétrico y sórdido relato de tensión y temor constante, contado con ritmo trepidante, hace sus dos horas se te pasen rápidamente, involucrándote, con recursos narrativos atractivos, sorprendiendo a cada giro, impacta con el caudal de información recibido. Tanto efecto me han hecho estas dos horas de documental que me han hecho dejar de creer en el espíritu olímpico, los deportes competitivos son todos un teatrillo de la GRAN MENTIRA dominado en las alcantarillas por aquellos que sé se pueden costear mejores médicos y mejores servicios secretos.
Fogel es un entusiasta ciclista que desconcertado por el terremoto que había rodeado la salida del campeón superestrella ciclista Lance Armstrong como un tramposo que, a pesar de las negativas en los controles, usaba drogas para mejorar el rendimiento, Fogel quería demostrar las fallas. Específicamente, quería mostrar que todo el proceso antidopaje no tenía sentido. Fogel, en el primer tramo (unos 40 minutos) del documental se centra en un experimento humano donde se puso de conejillo de indias, tomando drogas que aumentaban el rendimiento para prepararse para una carrera, la Haute Route, evento anual en los Alpes descrita como "la competición ciclista amateur más dura del mundo", en la que el año anterior (sin drogas) había quedado 14 de 440, a través de un doctor de antidopaje de la UCLA, Don Catlin, que rehúsa ayudarle, y le conecta conecta con un médico ruso, Grigory Rodchenkov, que terminó denunciando un esquema de dopaje patrocinado por el estado que había estado en curso en Rusia por décadas.
En el primer tercio el protagonismo es de Fogel, aunque ya entra (por jocosas comunicaciones por skype) como secundario de lujo Rodchenkov, este es comlice necesario ara la planificación de este fraude, guía a Bryan por la senda del dopaje, entonces asistimos al régimen de entrenamiento y dopaje controlado, a base de inyecciones de esteroides y hormonas, que vemos gráficamente como Fogel se administra, Rodchenkov lo visita desde Rusia a su casa en California. Hasta que llegamos a la carrera y Fogel fracasa quedando bastante peor dopado que el año pretérito sin hacerlo; En este bloque se aborda el dopaje desde una óptica de cómo hacer la trampa sin ser descubierto, pero no se toca el tema de la salud, de cómo puede afectar al estado físico de una persona, no hay análisis de cómo esta ingesta de productos no son asépticos, es algo fuera de foco, que desvirtúa y sesga los efectos de estas sustancias peligrosas. También me queda atrofiado el hecho de que un doctor ruso (director de laboratorio a cargo de los esfuerzos antidopaje en los Juegos Olímpicos de Sochi) ayude a doparse a un desconocido, y además por skype, con el rastro que deja esto, no hay cuestionamiento ético, ni charla entre el afectado Fogel y el ruso sobre el dilema moral, simplemente le asiste de modo aparentemente altruista, escomo si bajo cuerda el realizador nos hubiera escamoteado información, esto hace perder veracidad y consistencia; Lo fuerte viene por casualidad después, y es que Rodchenkov es el epicentro de una hecatombe que remueve los cimientos del deporte mundial. Entonces el relato cuando entra en la trama rusa, inspirándose en la orwelliana “1984” (obra fetiche de Rodchenkov) se divide en tres capítulos, llamados "aprendizaje", "comprensión" y "aceptación", donde Rodchenkov se convierte en el protagonista absoluto, Fogel cae a secundario que da alojamiento cuando el ruso ante el miedo decide huir de su país y Bryan lo acoge y da cobijo. En noviembre de 2015, Rodchenkov está implicado en un informe de la Agencia Mundial Antidopaje que lo vincula con los esfuerzos de dopaje patrocinados por el estado en Rusia. "Bryan, es un desastre, están matando gente, recortando cabezas", le dice a Fogel por Skype. Y así como así, la película cambia de rumbo, siguiendo los esfuerzos de Rodchenkov por viajar a los Estados Unidos y hacer sonar su participación en lo que la película pinta como una corrupción sistémica y escalonada. Rodchenkov se reúne con científicos y funcionarios en WADA en 2016, y explica que tiene hojas de cálculo que detallan a cada atleta en el protocolo de dopaje ordenado por el estado en los Juegos Olímpicos de Londres, y cuántos de ellos estaban implicados. La historia de Rodchenkov de cómo los especialistas en dopaje y los agentes de inteligencia rusos (ex-KGB) cambiaron muestras de orina contaminadas con orina limpia, durante los juegos invernales de Sochi 2014, reproducido aquí con animación, en un tramo de resonancias a thriller bondiano, sentenciando Rodchenkov afirma: "Logré 13 medallas de oro". Después de estos juegos Putin le otorgó a Rodchenkov la prestigiosa Orden de la Amistad.
Fogel es un entusiasta ciclista que desconcertado por el terremoto que había rodeado la salida del campeón superestrella ciclista Lance Armstrong como un tramposo que, a pesar de las negativas en los controles, usaba drogas para mejorar el rendimiento, Fogel quería demostrar las fallas. Específicamente, quería mostrar que todo el proceso antidopaje no tenía sentido. Fogel, en el primer tramo (unos 40 minutos) del documental se centra en un experimento humano donde se puso de conejillo de indias, tomando drogas que aumentaban el rendimiento para prepararse para una carrera, la Haute Route, evento anual en los Alpes descrita como "la competición ciclista amateur más dura del mundo", en la que el año anterior (sin drogas) había quedado 14 de 440, a través de un doctor de antidopaje de la UCLA, Don Catlin, que rehúsa ayudarle, y le conecta conecta con un médico ruso, Grigory Rodchenkov, que terminó denunciando un esquema de dopaje patrocinado por el estado que había estado en curso en Rusia por décadas.
En el primer tercio el protagonismo es de Fogel, aunque ya entra (por jocosas comunicaciones por skype) como secundario de lujo Rodchenkov, este es comlice necesario ara la planificación de este fraude, guía a Bryan por la senda del dopaje, entonces asistimos al régimen de entrenamiento y dopaje controlado, a base de inyecciones de esteroides y hormonas, que vemos gráficamente como Fogel se administra, Rodchenkov lo visita desde Rusia a su casa en California. Hasta que llegamos a la carrera y Fogel fracasa quedando bastante peor dopado que el año pretérito sin hacerlo; En este bloque se aborda el dopaje desde una óptica de cómo hacer la trampa sin ser descubierto, pero no se toca el tema de la salud, de cómo puede afectar al estado físico de una persona, no hay análisis de cómo esta ingesta de productos no son asépticos, es algo fuera de foco, que desvirtúa y sesga los efectos de estas sustancias peligrosas. También me queda atrofiado el hecho de que un doctor ruso (director de laboratorio a cargo de los esfuerzos antidopaje en los Juegos Olímpicos de Sochi) ayude a doparse a un desconocido, y además por skype, con el rastro que deja esto, no hay cuestionamiento ético, ni charla entre el afectado Fogel y el ruso sobre el dilema moral, simplemente le asiste de modo aparentemente altruista, escomo si bajo cuerda el realizador nos hubiera escamoteado información, esto hace perder veracidad y consistencia; Lo fuerte viene por casualidad después, y es que Rodchenkov es el epicentro de una hecatombe que remueve los cimientos del deporte mundial. Entonces el relato cuando entra en la trama rusa, inspirándose en la orwelliana “1984” (obra fetiche de Rodchenkov) se divide en tres capítulos, llamados "aprendizaje", "comprensión" y "aceptación", donde Rodchenkov se convierte en el protagonista absoluto, Fogel cae a secundario que da alojamiento cuando el ruso ante el miedo decide huir de su país y Bryan lo acoge y da cobijo. En noviembre de 2015, Rodchenkov está implicado en un informe de la Agencia Mundial Antidopaje que lo vincula con los esfuerzos de dopaje patrocinados por el estado en Rusia. "Bryan, es un desastre, están matando gente, recortando cabezas", le dice a Fogel por Skype. Y así como así, la película cambia de rumbo, siguiendo los esfuerzos de Rodchenkov por viajar a los Estados Unidos y hacer sonar su participación en lo que la película pinta como una corrupción sistémica y escalonada. Rodchenkov se reúne con científicos y funcionarios en WADA en 2016, y explica que tiene hojas de cálculo que detallan a cada atleta en el protocolo de dopaje ordenado por el estado en los Juegos Olímpicos de Londres, y cuántos de ellos estaban implicados. La historia de Rodchenkov de cómo los especialistas en dopaje y los agentes de inteligencia rusos (ex-KGB) cambiaron muestras de orina contaminadas con orina limpia, durante los juegos invernales de Sochi 2014, reproducido aquí con animación, en un tramo de resonancias a thriller bondiano, sentenciando Rodchenkov afirma: "Logré 13 medallas de oro". Después de estos juegos Putin le otorgó a Rodchenkov la prestigiosa Orden de la Amistad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Las revelaciones de Rodchenkov abarcan dos Juegos Olímpicos y una gran guerra (Ucrania). En el animado conjunto de informes mediáticos de Fogel con voz en off de Rodchenkov, surge la capacidad de Rusia para dominar los Juegos Olímpicos de Sochi permitiendo números de aprobación de Putin se disparasen, dándole confianza para invadir Ucrania (esto cogido por los pelos, o sea, con menos medallas no hubiera invadido Ucrania? No sostiene un mínimo análisis).
En USA Rodchenkov entra en modo purgador de culpas y suelta lo que sabe, mostrándose como solo un eslabón más de la maquinaria dirigida en la sombra por el ministro ruso de deportes, Vitaly Mutko. La narración se hunde en lo sombrío de muertes en Rusia con halo de asesinato de estado. Desarrollado con ritmo trepidante, donde el caudal de información no siempre llega fluida, con conversaciones ágiles y naturales, desprendiendo sensación de paranoia real, salpicando el metraje de imágenes de noticiarios que nos involucran y hacen atente el calibre enorme de donde estamos metidos, ayudador una música lóbrega de Adam Peters (“Salvajes”).
Rodchenkov es el corazón de la cinta, ambiguo, complejo, extraño, personalidad extrovertida, simpático, risueño, encantador, cínico, sarcástico, chistoso, amante de los perros, pero envuelto en un velo de misterio, sus motivaciones opacas, de ser “dopador” a a ser “garganta profunda”. Deja a su familia en Rusia al albor de las vengativas autoridades, porque no se la trae con él? A medida que avanza la historia parece darse cuenta de la realidad siniestra en que está metido, en la que parecía estar como en un juego banal de “tramposillos”. Fogel utiliza “1984” de George Orwell como marco de fondo, libro favorito de Rodchenkov, por su temática de destrucción de la verdad autorizada por el gobierno. Pero su mente resulta impenetrable o es un inconsciente, pues un agente de la AMA (Agencia Mundial de Antidopaje) le hace la pregunta clave "Y lo siente (ser personaje clave en una operación masiva de dopaje tramposo)? Grigory?", no hay respuesta, se pierde en el aire. Pero es que Fogel no parece preocupado o no quiere indagar en ello, creo que durante la realización del documental el director cruzó la línea y se hizo amigo de él y no intenta juzgarlo, solo ayudarlo (le busca, casa, abogados, el periódico al que dar testimonio,…). Una de las taras del film, que no dedica tiempo al dilema moral que supone ser un “camello”, un tramposo, un estafador.
Teniendo en su rush final impresión de estar en medio de una batalla perdida de antemano, la verdad es una mentira por descubrir, los malos siempre ganan porque son poderosos, el juego limpio es algo utilizado de modo hipócrita. Rusia ha terminado criminalizando a Grigory Rodchenkov y a su familia, despojándole de sus propiedades, los medios del país lo denigran, y tachan incluso de trastornado mental, escudándose en eso que hacen los fascistas, la culpa es de los extranjeros (nos tienen envidia, ruso-fobia), dicen que no hay pruebas y son legión y concluyentes. Incluso subliminalmente dejan caer que todo esto ha podido provocar como venganza la injerencia rusa en las elecciones en las elecciones presidenciales de 2016, aunque esto como lo de la Invasión de Ucrania es muy débil y parece más puesto para dar sensacionalismo y morbo.
Fogel (con algunas lagunas) ofrece labor impactante sobre la Gran Mentira de los deportes de competición, sobre todo de los Juegos Olímpicos, paradigma de la limpieza, cuando hacen caso omiso del informe que habla del probado sistema de dopaje ruso y dejan competir a los deportistas de este país en Rio 2016, dejan patente lo único importa a los jerarcas de esta caduca organización son sus réditos económicos. En conjunto notable documental engancha y cautiva en su crescendo cuasi- de thriller de tensión de espías donde el telón de Acero parece haber vuelto. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/03/icarus.html
En USA Rodchenkov entra en modo purgador de culpas y suelta lo que sabe, mostrándose como solo un eslabón más de la maquinaria dirigida en la sombra por el ministro ruso de deportes, Vitaly Mutko. La narración se hunde en lo sombrío de muertes en Rusia con halo de asesinato de estado. Desarrollado con ritmo trepidante, donde el caudal de información no siempre llega fluida, con conversaciones ágiles y naturales, desprendiendo sensación de paranoia real, salpicando el metraje de imágenes de noticiarios que nos involucran y hacen atente el calibre enorme de donde estamos metidos, ayudador una música lóbrega de Adam Peters (“Salvajes”).
Rodchenkov es el corazón de la cinta, ambiguo, complejo, extraño, personalidad extrovertida, simpático, risueño, encantador, cínico, sarcástico, chistoso, amante de los perros, pero envuelto en un velo de misterio, sus motivaciones opacas, de ser “dopador” a a ser “garganta profunda”. Deja a su familia en Rusia al albor de las vengativas autoridades, porque no se la trae con él? A medida que avanza la historia parece darse cuenta de la realidad siniestra en que está metido, en la que parecía estar como en un juego banal de “tramposillos”. Fogel utiliza “1984” de George Orwell como marco de fondo, libro favorito de Rodchenkov, por su temática de destrucción de la verdad autorizada por el gobierno. Pero su mente resulta impenetrable o es un inconsciente, pues un agente de la AMA (Agencia Mundial de Antidopaje) le hace la pregunta clave "Y lo siente (ser personaje clave en una operación masiva de dopaje tramposo)? Grigory?", no hay respuesta, se pierde en el aire. Pero es que Fogel no parece preocupado o no quiere indagar en ello, creo que durante la realización del documental el director cruzó la línea y se hizo amigo de él y no intenta juzgarlo, solo ayudarlo (le busca, casa, abogados, el periódico al que dar testimonio,…). Una de las taras del film, que no dedica tiempo al dilema moral que supone ser un “camello”, un tramposo, un estafador.
Teniendo en su rush final impresión de estar en medio de una batalla perdida de antemano, la verdad es una mentira por descubrir, los malos siempre ganan porque son poderosos, el juego limpio es algo utilizado de modo hipócrita. Rusia ha terminado criminalizando a Grigory Rodchenkov y a su familia, despojándole de sus propiedades, los medios del país lo denigran, y tachan incluso de trastornado mental, escudándose en eso que hacen los fascistas, la culpa es de los extranjeros (nos tienen envidia, ruso-fobia), dicen que no hay pruebas y son legión y concluyentes. Incluso subliminalmente dejan caer que todo esto ha podido provocar como venganza la injerencia rusa en las elecciones en las elecciones presidenciales de 2016, aunque esto como lo de la Invasión de Ucrania es muy débil y parece más puesto para dar sensacionalismo y morbo.
Fogel (con algunas lagunas) ofrece labor impactante sobre la Gran Mentira de los deportes de competición, sobre todo de los Juegos Olímpicos, paradigma de la limpieza, cuando hacen caso omiso del informe que habla del probado sistema de dopaje ruso y dejan competir a los deportistas de este país en Rio 2016, dejan patente lo único importa a los jerarcas de esta caduca organización son sus réditos económicos. En conjunto notable documental engancha y cautiva en su crescendo cuasi- de thriller de tensión de espías donde el telón de Acero parece haber vuelto. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/03/icarus.html